Soñar despierto es una actividad mental común que ocurre cuando la mente divaga y se aleja del presente para explorar pensamientos, recuerdos o escenarios imaginarios. Según la psicología, este fenómeno puede ser beneficioso, ya que permite a las personas procesar emociones, planificar el futuro y fomentar la creatividad.
Sin embargo, cuando se vuelve excesivo, puede interferir con la vida cotidiana y la productividad, dando lugar a lo que se conoce como “soñar despierto desadaptativo”, una condición en la que las fantasías se vuelven absorbentes y dificultan la concentración en tareas reales.
Los estudios sugieren que soñar despierto está vinculado a la actividad de la red neuronal por defecto del cerebro, la cual se activa cuando no estamos enfocados en estímulos externos. Esta tendencia puede estar relacionada con la personalidad y el estilo cognitivo de cada individuo; por ejemplo, las personas con mayor imaginación o inclinación artística tienden a soñar despiertas con más frecuencia.
Te podría interesar
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO
TAMBIÉN PUEDES VER:
Barberos bloquearán la autopista México-Querétaro este viernes
Tarjeta Rosa: Ubica los puntos de entrega en cada municipio de Guanajuato
¿Eres de los que sueña despierto? Esto dice la psicología
Como ocurre con muchas cosas, el exceso puede ser perjudicial para nuestra salud, incluso cuando se trata de algo tan inofensivo como imaginar. Según la psicología, soñar despierto de manera excesiva podría dar lugar a un fenómeno conocido como “ensoñación desadaptativa”.
Este trastorno se diagnostica en individuos que se sumergen tanto en sus fantasías sobre el futuro o en escenarios alternativos del pasado que les cuesta desenvolverse correctamente en la realidad. Estas ensoñaciones suelen ser intensas, prolongadas y detalladas, hasta el punto de que la persona se siente atrapada en ellas y le resulta difícil desconectarse.
SÍGUENOS EN EL SHOWCASE DE GOOGLE NEWS
La ensoñación desadaptativa puede estar vinculada a trastornos mentales como la depresión o la ansiedad, y en casos más graves, a experiencias traumáticas. En estas circunstancias, la imaginación se convierte en un mecanismo de defensa para evitar pensamientos negativos, pero al mismo tiempo impide que la persona disfrute plenamente de su vida.
Instituciones como la Universidad de Harvard sugieren que quienes se sientan identificados con este problema busquen ayuda profesional. Un especialista podrá evaluar su situación y recomendar tratamientos adecuados, que pueden incluir terapia psicológica y, en algunos casos, medicación.