Desde que esta lista se presentó por primera vez —hoy ya consolidada como un ejercicio anual— quedó claro que el concepto de estilo que la sustenta va más allá de su acepción tradicional. No se limita a la elección de prendas ni a la precisión de un atuendo: se manifiesta, también, en actitudes, gestos, decisiones públicas y formas de habitar el espacio cultural.
El estilo, en este sentido, no siempre es solemne ni deliberado. Puede ser lúdico o provocador, cotidiano o inesperado. Puede surgir de una elección estética consciente o de un acto espontáneo que, sin proponérselo, deja huella. A veces se expresa en la manera en que una persona influye en la conversación colectiva más que en lo que decide vestir.
Algunas de las figuras —y fenómenos— reunidos este año comparten precisamente esa capacidad de provocar atención, debate y reflexión. No todas generan consenso, y esa es parte fundamental del ejercicio: el estilo es, por definición, subjetivo. Lo que sí tienen en común es que, a lo largo del año, ampliaron los límites de la expresión personal y redefinieron qué significa ser memorable hoy.
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1. ASAP Rocky
Entre ellos se encuentra ASAP Rocky, quien convirtió 2024 en una demostración de autoría estética total: desde diseñar su propio atuendo como copresidente de la Gala del Met hasta integrar piezas de casas como Miu Miu, Saint Laurent y Gucci en contextos tan diversos como Cannes o un juicio penal en Los Ángeles. Su impacto culminó con el reconocimiento del Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos y su nombramiento como nuevo rostro de Chanel.
2. Sabrina Carpenter
En un registro distinto, Sabrina Carpenter logró que un solo color —el amarillo mantequilla— se convirtiera en una constante visual del año. Su presencia, tanto en escenarios de gira como en televisión, consolidó una estética reconocible que trascendió la moda para instalarse en la cultura popular.
3. Alexander Skarsgård
En el cine, Alexander Skarsgård llevó el concepto de “vestuario de método” fuera de la pantalla al promocionar Pillion, adoptando una estética que dialogaba directamente con el universo de su personaje. Mientras tanto, Becca Bloom, influencer conocida por exhibir su riqueza sin filtros, trasladó su narrativa digital al mundo editorial con una boda en Italia que, sin estridencias, capturó la atención de la moda internacional.
5. El papa León XIV
El estilo también apareció donde menos se esperaba. El papa León XIV, Robert Francis Prevost, no solo marcó un hito histórico al convertirse en el primer pontífice estadounidense, sino que alteró la iconografía tradicional del papado al incorporar una gorra de los Chicago White Sox a su vestimenta, recordando que incluso las instituciones más antiguas pueden ser atravesadas por gestos personales.
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6. Bad Bunny
El impacto cultural de Bad Bunny fue ineludible. Entre residencias agotadas en Puerto Rico, su próximo rol en el Super Bowl y una versatilidad estética que va de la alta costura a la ropa interior expuesta en una valla publicitaria, reafirmó su posición como figura central del imaginario contemporáneo.
7. Rosalía
Por su parte, Rosalía apostó por la experimentación total: un álbum multilingüe y un video en el que las tareas cotidianas conviven con una orquesta completa, proponiendo una metáfora clara sobre la armonía entre lo ordinario y lo extraordinario.
8. Cameron Winter, líder de Geese
En la música, nuevas y consagradas figuras convivieron en esta redefinición del estilo. Cameron Winter, líder de Geese, emergió como una voz generacional con una estética que remite al rock clásico sin caer en la nostalgia. Robby Hoffman amplió su alcance mediático combinando humor, actuación y una clara preferencia por la sastrería masculina contemporánea.
9. Timothée Chalamet
En el ámbito cinematográfico, Timothée Chalamet volvió a demostrar su capacidad para influir más allá de la pantalla. Tras asumir con naturalidad registros estéticos tan dispares como el de Bob Dylan o el de un ferviente seguidor de los New York Knicks, el actor sorprendió al afeitarse la cabeza, gesto que marcó una transición visual clara. A partir de ahí, la promoción de su más reciente proyecto, Marty Supremo, dio lugar a una nueva referencia estilística: chamarras con capucha que rápidamente fueron adoptadas por figuras influyentes, entre ellas Kylie Jenner, consolidando el fenómeno como una tendencia reconocible y ampliamente replicada.
10. Rumi, de la serie Las guerreras k-pop
La influencia del entretenimiento digital también se hizo evidente a través de Rumi, integrante del grupo ficticio Huntr/x de la serie Las guerreras k-pop. Su imagen, en particular las trenzas de color morado, trascendió la ficción para instalarse en la cultura popular, convirtiéndose en un peinado recurrente entre seguidores y una referencia casi obligada durante celebraciones como Halloween. El caso de Rumi confirma cómo los universos narrativos contemporáneos pueden generar códigos estéticos propios que se filtran con rapidez en la vida cotidiana.
En conjunto, estos ejemplos demuestran que el estilo no surge únicamente de las pasarelas ni de las casas de moda. A menudo, se construye en la intersección entre la memoria, la narrativa y la identificación emocional. Ya sea a través del regreso de una banda emblemática, la transformación visual de un actor o la estética de un personaje ficticio, la cultura pop continúa redefiniendo la manera en que las personas se reconocen —y se expresan— a sí mismas.
LCM
