ÁLAMO TEMAPACHE, VER.— Sin romper la posición de firmes —con la mirada en alto y la quijada apretada—, Francisco esperó la autorización de su teniente coronel para romper filas. Habían pasado 4 días desde que el río Pantepec cubrió por completo el municipio de Álamo Temapache y él no sabía nada de su familia, originaria de este pueblo naranjero. La información en redes tenía estresado al soldado pero las escenas lo angustiaron más cuando su convoy arribó al lugar donde creció. El agua alcanzaba los segundos pisos de las casas y los servicios públicos ya habían colapsado.
“Yo estaba fuera, andaba de servicio cuando me enteré por publicaciones de Facebook que mi ciudad estaba bajo el agua. Ya tenía varios días sin comunicación con mi familia porque desgraciadamente se fue la luz y la señal. Yo estaba pues con ese pendiente”, dice Francisco Gutiérrez Martínez, un elemento de la Guardia Nacional que, junto con su familia, son damnificados del disturbio tropical 90-E, que en el estado de Veracruz dejó un saldo de 36 personas muertas y 7 más desaparecidas.
Francisco un joven que apenas rebasa el metro con 63 centímetros que pide la Guardia Nacional para unirse a sus filas. Es de tez morena, cejas pobladas, orejas grandes y sonrisa blanqueada; se afeita la barba, usa casquete corto, y puede decirse que sonríe más que el promedio de sus compañeros. Él mismo comparte que se siente feliz porque su familia está completa: su madre, su padre y su hermana; pero también su gato “Armandito”, de color gris y el pecho blanco y afelpado como sus patas y su perro “Poche”, una cruza de pastor inglés y maltés, también de pelaje blanco aunque ahora en realidad es más café debido al agua con el lodo que hay por toda la casa.
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La casa del soldado Francisco es la última de la calle Evaristo García y es fácil de ubicar pues toda está pintada de un color casi verde militar, desde los muros hasta las escaleras. Junto a su vivienda corre un canal que se desbordó por completo e inundó toda la colonia 2 de abril, de las más afectadas en Álamo Temapache.
El día de la inundación, el pasado 10 de octubre, Francisco estaba concentrado en la Ciudad de México y, aunque quisiera, debía mantenerse en este lugar hasta recibir indicaciones. “Cuando me dicen mis superiores ‘agarra tus cosas porque te vas de apoyo al estado de Veracruz’ y yo pregunte, ¿no pues a qué ciudad vamos? Y me dicen ‘vamos a Álamo’, y dije, gracias a Dios me va a tocar de la ciudad de donde yo soy y pues llegamos aquí y ya es como pude saber de mi familia”, dice sonriente mientras acaricia a “Armandito”.
Ayuda a limpiar el lodo en su hogar
El soldado Gutiérrez llegó al cuarto día de la tragedia y seguía sin comunicarse con sus familiares. Una vez en Álamo Temapache buscó un momento prudente para buscar a su superior, el teniente coronel Juan Carlos Sotelo, y le pidió permiso para a buscarlos.
“Yo pedí autorización a mi comandante, a mi teniente coronel Sotelo, de venir a auxiliar aquí a mi familia porque pues todo estaba devastado. Y pues él me brindó el apoyo. Vine con mis compañeros y me ayudaron a limpiar aquí todo”, recuerda el joven ese momento; cuando salió como caballo desbocado a ubicarse en su lugar en la batea.
En el camino le dieron una noticia que lo tranquilizó. Su familia estaba a salvo gracias a otros compañeros suyos de infantería del batallón de Cerro Azul que fueron los primeros en atender la contingencia y, después de rescatarlos, los instalaron en un albergue.
A su familia la salvaron sus compañeros, llegaron primero compañeros del batallón de Cerro Azul, vinieron de infantería que son ellos los primeros que llegaron aquí y ellos son los que sacaron a mi familia como a mis vecinos, y los llevaron a albergues. “Lo primero que hice fue venir a verlos y pues gracias a dios no pasó nada, solo perdidas materiales”, dice el elemento a quien ahora le han permitido atender esta entrevista desde la escalera de su casa.
Francisco siguió hasta la vivienda donde sus padres comercian abarrotes. Toda la mercancía y sus muebles se perdieron. Su familia es una de miles damnificadas. Los rastros de lodo en los muros dan cuenta que el agua llegó al segundo nivel de la vivienda, como en todas a lo largo de esa calle.
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Su familia recibió ayuda de soldados
Las compañeras y compañeros del soldado Gutiérrez se solidarizaron con su familia y su pueblo. Es por ello que, a diferencia del municipio de Poza Rica, otro de los más afectados por las inundaciones, toda el drenaje de Álamo prácticamente ya fue desazolvado, y por sus calles ya no se aprecian escombros.
"Yo me siento muy feliz y más que nada agradecido que con ms compañeros que nos han estado apoyando aquí a todos, tanto a desazolvar las calles y limpiar las casas y todo el desastre que dejó la inundación”, dice el elemento.
La última vez que fue enviado de apoyo a un desastre natural fue en 2023, en el estado de Guerrero con el impacto del huracán Otis. A casi dos años de ese fenómeno natural al soldado Gutiérrez le tocó ayudar a su pueblo, a quien anima con sus palabras: “Que le echen ganas, esto es algo que a todos nos puede pasar, no pasa nada. Aquí estamos para ayudar a la población, a todos en general”.
