POZA RICA, VER.— Han pasado 17 días desde que la tragedia inundó Poza Rica, uno de los dos municipios que más resintieron el desbordamiento de ríos en la zona norte del estado de Veracruz, donde el saldo hasta ahora es de 35 personas muertas y siete desaparecidas. Según datos oficiales, un tercio de esta ciudad —de casi 200 mil habitantes— fue afectada con el desbordamiento del Río Cazones. Por ahora, al hablar sobre un posible regreso a la normalidad en las 25 colonias con más daños, la gente da un diagnóstico que varía y usa referencias coloquiales: “Unas ahí van y otras siguen de la chingada”.
Sobre el bulevar Adolfo Ruiz Cortines, por ejemplo, hay imágenes que no han cambiado desde la inundación del pasado 10 de octubre; la veintena de carros nuevos que quedaron inservibles en la agencia Chrysler; los estantes que se asoman a la calle de una tienda de lencería “Ilusión” que fue saqueada; y el aroma a tierra podrida que ahora se mezcla con el de carne descompuesta. Lo distinto por estas calles ahora es una polvadera que brota con el calor infernal de este pueblo petrolero, y que se asemeja al polvo del Sahara que viajó hasta México en el año 2022.
Para hablar de las 25 colonias devastadas, primero hay que considerar que, por instrucciones del gobierno federal, fueron distribuidas en cuatro sectores. El sector 1 es responsabilidad de la Secretaría de la Defensa Nacional; el 2 está a cargo de la Secretaría de Marina; el 3 del gobierno del estado y el cuarto del Ayuntamiento pozarricense, que representa el amigo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, el exbeisbolista profesional, Fernando “El Pulpo” Remes Garza.
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El mayor rezago, entonces, se atestigua en los sectores 3 y 4. Un ejemplo es el callejón “Sal Si puedes”, ubicado en la colonia Morelos, donde las viviendas de unas 10 familias permanecen atrapadas entre un lodo espeso que parece engrudo y pilas de muebles que ni a los ropavejeros les interesarían. Por este lugar, donde corre un arroyo que es un hilito del Cazones, no han podido entrar camiones “vactor” para desazolvar los drenajes, ni maquinarias para remover el escombro.
En este callejón, donde todo sigue igual —o peor— desde que se inundó Poza Rica, vive María Cristina Reyes Gomez, en el número 200. La mujer de 60 años de edad comparte una casa de dos pisos con su hijo y sus dos nietos. La primera planta se inundó por completo y apenas se salvó un cuadro de la Virgen de Guadalupe que aún se aprecia detrás de la litera donde duermen los dos muchachos.
La situación es desesperante para María y otras nueve familias en este callejón pues, aunque están ansiosos por comenzar a limpiar sus casas, ya no pueden sacar más lodo a la calle porque terminarían bloqueando por completo un pasillo con desechos.
“Han venido camiones con ayuda a repartir despensas y cloro, pero la gente de más allá sale corriendo y les toca la ayuda. Nosotros hemos querido salir apurados pero cuando llegamos el carro ya se fue”, dice la mujer de cejas largas y pobladas. Su expresión no es exagerada. Quien camina por este lugar solo puede hacerlo lento porque las botas de hule se hunden en el lodo. Hacerlo de prisa es perder el equilibrio y caerte como le pasó este domingo a ella y a su vecina, Nazaria Hernández.
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“Yo quisiera decirle a la presidenta que ojalá me vinieran a ayudar a sacar todo este lodo porque ahorita somos dos mujeres nada más y no podemos solas. Si me llega el apoyo (los enseres domésticos) ¿a dónde los voy a poner?”, dice preocupada.
Las 10 familias de Salsipuedes ya fueron censadas por la Secretaría del Bienestar y recibieron su apoyo económico por 20 mil pesos. María reconoce que este dinero la ayudará porque ahora tampoco tiene trabajo. Hasta antes de la inundación vendía periódicos de La Opinión de Poza Rica pero su estante donde exhibía los ejemplares está perdido entre los escombros.
En la casa de junto viven un hermano de María y su madre, quien no ha podido recoger su apoyo porque un día antes de la inundación se le reventaron unas várices de sus piernas y la trasladaron de emergencia a un hospital en el puerto de Veracruz. “Yo quisiera que ya regresara mi mamá pero adónde la vamos a meter si su casa está igual?”, se pregunta.
Maquinaria no puede entrar: Nahle
El callejón Salsipuedes es una de las 85 calles de 1,586 en las que todavía no se ha logrado realizar trabajos de limpieza y el paisaje descrito por autoridades es de lodo, agua y basura.
La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García, se refirió en su conferencia de prensa de este 27 de octubre, a las complicaciones que han tenido para realizar los trabajos de limpieza en la colonia Morelos, en donde vive María Cristina Reyes, el espacio no permite el ingreso de la maquinaria pesada y los trabajos que afirma que se han desplegado, fueron con palas y carretillas.
"Es una colonia donde tiene unos callejoncitos muy estrechos, no logra entrar la maquinaria, ahí todo tiene que ser con pala, todo todo es con pala, con carrterilla, hay mucha gente trabajando, por supuesto la Marina, el Ejército, la Secretaria de Infraestructura y Obras del Estado, la SCT, Conagua, mucha gente, municipio, sociedad civil, vecinos", declaró la gobernadora.
“Ayúdennos a sacar la basura; queremos entrar a nuestras casas”
Otra afectada en el callejón Salsipuedes es Nazaria Hernández, de 62 años. Ella junto a otros vecinos se refugió en el techo cuando el arroyo se desbordó. “Lo perdimos todo pero hubo gente que le fue peor, allá atrás (en la colonia Las Granjas) se murió una familia: una pareja y su hijo de cuatro años”, dice la mujer que hace unos minutos cayó a una alcantarilla y se lastimó una mano.
Lo que Nazaria solicita a las autoridades, en este caso al gobierno del estado a cargo del sector 3, es que los ayuden sacando la basura del callejón para que puedan limpiar sus casas y, posteriormente regresar a habitarlas. Porque no es lo mismo quedarse afuera y dar molestias, comparte con su semblante agotado. Por ahora duerme en casa de su hija y en las mañanas regresa a escombrar lo que se pueda, y sin que eso haga más complicado el tránsito en esta calle.
Son pocas las familias que se desplazan de las casas de sus familiares o de los albergues donde están durmiendo para escombrar sus viviendas en este callejón. Los que lo hacen es para cuidar algunas pertenencias que no se arruinaron en la inundación, como los tanques de gas o algunos electrodomésticos que cayeron encima de otros y se estancaron en el arroyo.
Una joven muestra que el ropero de su hijo sigue atorado en las ramas de los árboles y tiene esperanzas de rescatarlo. Otro señor llama con insistencia a los números de emergencia para que envíen una grúa y quite una camioneta de la entrada de su casa; porque se incrustó en la caja de conexión eléctrica y el personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) le ha dicho que pueden ayudarlo a recuperar la energía, pero que solo será posible si quita el carro de la vivienda.
Es el escenario para estas 10 familias encapsuladas por lodo y escombro en este callejón cuyo nombre hace una paradoja de su tragedia. En Salsipuedes de la colonia Morelos, el gobierno estatal que encabeza la gobernadora Rocío Nahle García no ha venido; en un Poza Rica donde unas colonias “ahí van” mientras que otras “siguen de la chingada”.
LM