VERACRUZ, VER.- Las miradas de los turistas que caminan por el Paseo del Malecón, en el puerto de Veracruz, se clavan en Miguel Antonio Valenzuela Salazar. El artista urbano improvisa un estudio en el sitio con una pequeña mesa, varios botes de pintura en aerosol y su talento.
Al mismo tiempo que plasma en un cartón la figura de la Torre Eiffel, da una pequeña explicación sobre en que consiste su arte a las personas que, casi sin percatarse, comienzan a rodearlo.
De pronto, saca un encendedor y prende fuego por encima del cuadro para que la pintura se fije. En minutos plasma un cuadro, afina los detalles de los colores, agrega una que otra decoración y combinación para darle mayor vista a su obra de arte. Todo ante la mirada atónita de los espectadores y frente al mar de Veracruz.
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"Me convertí en artista urbano por gusto, por placer y pasión”, dice al contar su historia de cómo ingresó a esta profesión, donde cumplirá 35 años de trayectoria en actividad. Gracias a su talento tuvo la oportunidad de visitar diversos países, hasta que la pandemia de la covid-19 y la muerte de su padre lo llevaron a instalarse en el puerto de Veracruz, en el 2020.“
"Yo iba a cerrar mi carrera en Japón y de ahí me iba a echar 2 años viajando por el mundo. Ese era un proyecto que yo tenía, pero con eso de la pandemia que sucedió, pues ya no se pudo. Yo siempre digo que gracias a Dios me permitió estar aquí en Veracruz, soy veracruzano y nunca había tenido la oportunidad de exponer aquí”.
Desde entonces decidió quedarse para mostrar su arte a los turistas, en especial durante las vacaciones de verano, donde aprovecha para que los visitantes conozcan un poco de su carrera y si gustan compren alguno de sus cuadros.
Miguel explica que no tiene un horario fijo para llegar al malecón, ya que todo depende del clima. Cuando el viento y la lluvia le dan tregua se coloca desde las 6:00 de la tarde hasta las 9:00 de la noche. Los fines de semana, cuando hay más turistas, puede tardarse más.
“A mí, como artista, me frena mucho exponer por la cuestión de los frentes frío de noviembre a abril. Imagínate 53 frentes frío en fin de semana, por eso ya no tengo días específicos”, agrega.
Sus cuadros los pinta en menos de 10 minutos y puede hacer alrededor de 12 en toda la tarde, pero todo depende de la demanda que tenga de gente que quiera llevarse uno, asegura que ha llegado a pintarlos hasta en 2 minutos. El precio ronda entre los 100 y 300 pesos, pero también hay algunos que fueron cotizados en 10 mil pesos.
Atraer al turismo a través del arte
Regresar a Veracruz le permitió recorrer otros municipios para presentar sus obras, a través de una agencia de viaje para la que trabaja y que busca incentivar la llegada de turistas con una oferta artística.
“Realmente es una necesidad de los espacios públicos, turísticos. Donde realmente te das cuenta que hace falta llevarles algún entretenimiento que sea educativo, en este caso el arte en aerosol”.
Miguel Antonio trabaja un proyecto que próximamente presentará a las autoridades del municipio de Veracruz, donde pretende crear espacios para que artistas puedan presentar sus obras en lugares turísticos. La finalidad de esta propuesta también es enseñarles a los turistas la otra cara de la ciudad y así se animen a venir con más frecuencia al estado de Veracruz.
“Las instituciones de todos lados, no solo municipales si no estatales, deben de brindar más espacio. Porque el artista urbano ya tiene una vida sacrificada, estar con el tiempo, que no hay permiso, que no hay esto y es muy desagradable. Que las autoridades volteen a vernos y que nos integren a un proyecto. Por ejemplo, ahorita es verano, que bonito sería ver aquí a un saxofonista, un pintor y los jóvenes se iban a interesar”.
Agrega que estas oportunidades beneficiarían no solo a los artistas para que puedan solventar los gastos que tienen que hacer en la compra de materiales y llevar algo de dinero a sus casas, sino que traería más derrama económica y más atractivos para los viajeros que llegan a diferentes municipios del estado.
Su historia
Miguel Antonio es profesor en educación primaria, tiene 59 años, sus inicios en el arte comenzaron desde que era niño, gracias a la educación que le dieron sus padres. Sus abuelos, provenientes de Tlacotalpan y Alvarado, le heredaron ambas culturas y el amor por sus tradiciones.
Egresó de una academia de artes en Tlacotalpan, donde creció. Desde entonces se empezó a emocionar por la pintura, escultura y otras áreas artísticas, hasta que la convirtió en una profesión.
“Fui bailarín de folklore también de Son Jarocho. Egresado de una casa de la cultura en Tlacotalpan, Veracruz. La inquietud de niño y el impulso de tus padres que quieren que mantengas las tradiciones de la familia fue lo que me animó a seguir en esto. Después me empecé a apasionar de la pintura y la escultura”.
La pintura lo llevó a cumplir uno de sus más grandes sueños que era viajar por todo el mundo. Su primer viaje internacional lo hizo en las Olimpiadas de Barcelona de 1992. De ahí le siguieron otros países de Europa y de los cinco continentes.
El pintor asegura que no importa donde esté, pero cada que una persona se detiene a ver su arte se siente comprometido para que el turismo se lleve una buena experiencia. De esta manera, logra que cada idea fluya y la plasme en un cuadro.
“El público es muy noble, muy conocedor. Cuando una persona se para a ver tu trabajo y te da bendiciones, se sorprenden o te dan un abrazo es muy emocionante. He visto gente que llora por mi trabajo y es una experiencia muy fuerte”, sostiene.
Los aplausos de las personas que se detuvieron a mirar el trabajo de Miguel Antonio indican que terminó de pintar el primer cuadro de la noche, algunos se acercan a hablar con él, otros seguirán su camino, pero todos se llevan un poco de su trabajo, ya sea en un cuadro, con una foto, vídeo o solo en sus recuerdos.
vtr