El Partido Acción Nacional (PAN) anunció con bombo y platillo su nuevo logo y su supuesto “nuevo rumbo”, una estrategia que su dirigente nacional, Jorge Romero, presenta como el inicio de una etapa de renovación, sin embargo, más allá de los colores y el rediseño, lo que intenta venderse como un cambio profundo no pasa de ser un simple maquillaje político.
En el mundo organizacional, el concepto de “reingeniería” tiene un significado muy específico, se trata de una transformación radical que implica repensar y rediseñar los procesos fundamentales de una organización para lograr mejoras sustanciales en costos, calidad, servicio y rapidez. En pocas palabras, la reingeniería no es un retoque cosmético, es un cambio estructural que sacude las bases mismas de la institución, si tomamos este concepto en serio, lo que está haciendo el PAN está muy lejos de merecer ese nombre.
El cambio de imagen panista podría compararse con pintar el viejo depósito de chatarra sin reparar las grietas y todo lo malo que tiene. Un nuevo logo no cambia las prácticas, los liderazgos ni las ideas que han llevado al partido a su estado actual fragmentado, alejado de la ciudadanía y cada vez más incapaz de presentarse como una opción real frente al poder en turno.
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La ruptura con el PRI era inevitable, la alianza que alguna vez se justificó bajo la bandera de una “oposición unida” terminó siendo un lastre más que un impulso. En los hechos, el PAN perdió más de lo que ganó al asociarse con un partido desgastado, sin credibilidad y con una carga histórica difícil de sostener, pero romper esa alianza no significa automáticamente recuperar la confianza perdida ni reconstruir una identidad propia.
Acción Nacional enfrenta hoy una crisis...
...que va más allá del logotipo, es una crisis de autenticidad pues durante años, ha confundido la crítica con la propuesta, la oposición con el simple antagonismo, y el liderazgo con la permanencia de los mismos rostros de siempre. Hablan de cambio, pero en su estructura siguen los mismos de antes, los mismos que negociaron, cedieron y abandonaron los principios históricos del partido a cambio de cuotas y posiciones.
Haciendo zoom…
Si el PAN quiere volver a ser una opción política real, necesita algo más que “reingeniería de imagen”, requiere una reingeniería de propósito, una transformación que comience con la salida de quienes lo han secuestrado para fines personales porque de nada sirve redibujar el emblema si los nombres detrás de él siguen siendo los mismos que lo llevaron a la pérdida de rumbo. La verdadera reingeniería no se anuncia, se demuestra con hechos y hasta ahora, el PAN solo ha demostrado que sigue buscando la fórmula para parecer distinto sin atreverse a serlo.
vtr