OPINIÓN

Gisèle Pélicot y la transformación de la vergüenza

Los Ojos de Temis

Créditos: LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

En Francia, se escribió una página histórica en la lucha contra la violencia sexual. Gisèle Pélicot, una mujer de 72 años, decidió enfrentar públicamente a su exmarido, Dominique Pélicot, y a los 51 hombres que, durante casi una década, la violaron mientras estaba inconsciente. Con una valentía que trasciende generaciones, Gisèle hizo público su caso, desafiando el estigma y cambiando el curso de la narrativa: la vergüenza ya no recae en las víctimas, sino en los agresores.

Dominique Pélicot fue condenado a 20 años de prisión por drogar y violar a su esposa, mientras permitía que decenas de hombres la agredieran sexualmente. Este juicio, el más grande de su tipo en Francia, no solo expuso la brutalidad de la violencia sexual, sino también la complicidad estructural que la perpetúa.

Al renunciar al anonimato y optar por un juicio público, Gisèle envió un mensaje contundente: la vergüenza debe cambiar de bando. Su decisión ha inspirado a muchas otras víctimas a romper el silencio, a desafiar los estigmas y a enfrentar una sociedad que, con demasiada frecuencia, culpa a quienes sufren en lugar de a quienes perpetran.

Este caso no solo tiene relevancia para Francia; es un precedente mundial. Nos obliga a reflexionar sobre la importancia de escuchar a las víctimas, de creer en sus testimonios y de garantizar que la justicia sea verdaderamente imparcial y protectora. Gisèle ha iluminado las sombras donde se esconden los agresores, obligando a la sociedad a confrontar sus propias fallas y a trabajar hacia un cambio profundo y necesario.

El cambio de bando de la vergüenza no es solo simbólico; es una revolución. Significa que las víctimas ya no tienen que temer ser cuestionadas por un sistema que históricamente ha puesto en duda su credibilidad. Significa que la sociedad comienza, al fin, a reconocer que la responsabilidad de la violencia recae únicamente en quienes la cometen.

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO

En Los Ojos de Temis, hoy nos detenemos en la historia de Gisèle Pélicot porque es un llamado urgente a la acción. Nos recuerda que la vergüenza no puede ni debe seguir siendo un castigo adicional para las víctimas. Nos enseña que solo al cambiar la narrativa podremos aspirar a una justicia que sea capaz de reparar, proteger y transformar.

La vergüenza ya no es de Gisèle, ni de ninguna otra víctima. La vergüenza pertenece ahora a los agresores, a quienes permitieron y callaron. Este cambio no solo libera a las víctimas; también libera a una sociedad entera de la complicidad silenciosa.

Que la historia de Gisèle Pélicot sea el principio de un nuevo camino. Un camino donde las víctimas encuentren dignidad y los agresores no encuentren refugio. Porque cuando la vergüenza cambia de bando, la balanza comienza, al fin, a equilibrarse.

mb