AVENTUREROS VIAJEROS

Olvido y memoria, la cabaña que era una fundidora en medio del bosque hidalguense

Sin embargo, al encontrarse en sobre la antigua carretera que lleva a Tuxpan, son pocos los turistas que pasan y sus pobladores han resentido afectaciones económicas

Hidalgo cuenta con sitios escondidos en espera de que aventureros viajeros recorran sus rincones.Créditos: Collage Rosangel Martínez
Escrito en HIDALGO el

ACAXOCHITLÁN.- El estado de Hidalgo cuentan con muchos sitios escondidos en espera de que aventureros viajeros recorran sus rincones y descubran lo que pueden ser y por ello ahora te contamos de una antigua fundidora que fue adaptada como espacio turístico con cabañas, pero que por “la modernidad” quedaron en abandono recordando viejos tiempos dorados antes de que una súper carretera asilara ese lugar.

Crédito: Rosangel Martínez

Así lo relató el escritor Israel Meneses Vélez a través de su blog, quien como contexto asentó que hace años fue invitado a una fiesta por conocidos en la localidad de San Pedro en el municipio de Acaxochitlán y tras ella un amigo lo invitó de manera insistente en visitar unos terrenos que lo dejarían sorprendidos en medio del bosque.

Crédito: Rosangel Martínez

Un lugar en abandono, los estragos de “la modernidad

Curioso sobre el lugar donde había sido llevado, el autor de la historia explicó que lo que parecía ser una gran chimenea de adorno no lo era, ya que se trataba de un elemento necesario para que los humos de los hornos donde los metales eran derretidos para luego formar diversas piezas aún estaba en pie.

Crédito: Rosangel Martínez

 

“A lo lejos divisamos unas cabañas, las cuales, me comentaron que se encontraban abandonadas… A la distancia no se veían en tan malas condiciones, sin embargo, en cuanto nos fuimos acercando el abandono se manifestó en escombro y moho… Al asomarnos su interior nos remitió a escenas apocalípticas.”

 

Crédito: Rosangel Martínez

Pues un complejo de habitaciones en dos pisos estaba completamente deteriorado con muros derruidos, muebles rotos, colchones desnudos y húmedos, así como hojas de papel tiradas, como si sus huéspedes hubieran escapado de prisa y luego nadie se hubiera molestado en dar mantenimiento o siquiera cerrar las puertas.

Crédito: Rosangel Martínez

Al entrar a una habitación, lo que le sorprendió al escritor fue que en la repisa de una chimenea se encontraba una caja musical, pero estaba abierta y rota, siendo su pequeña bailarina que alguna vez reconfortó a alguna persona un mudo testigo del destrozo del tiempo que esas cabañas sufrieron por muchos años en el medio del bosque.

Crédito: Rosangel Martínez

 

“Salimos de la cabaña consternados, pero seguimos caminando… Otro conjunto de cabañas se nos presentó… Las condiciones materiales en las que se encontraban eran favorables, ya que tan solo una tenía un vidrio roto, pero su interior no mostraba mayor descuido”, describió Israel Meneses Vélez en su historia.

 

Crédito: Rosangel Martínez

Había muchos lujos en esas cabañas

En su regreso de su expedición, el escritor y su amigo pasaron por unas canchas de basquetbol, zona para fogatas con bancas, un salón y cocina, donde lo que les sorprendió fueron los candelabros que colgaban del techo que denotaban mucho cuidado en su fabricación; también había un salón de juegos y Squash, pero todo ese lujo cerrado y con apariencia de haber sido abandonado.

Crédito: Rosangel Martínez

Solo quedan memorias de viejos momentos

Antes de salir por completo del misterioso lugar, el autor de la historia y su acompañante pasaron a un restaurante que estaba en la entrada de la vieja fundidora, en el que había pocas personas, pero solo en su primer piso, ya que en el superior las huellas del abandono volvían a salir como con las cabañas.

Crédito: Rosangel Martínez

En ese sentido, los exploradores platicaron con un hombre que atendía una tienda al interior del restaurante, quien fue el que puso fin a la imaginación sobre el abandono: “El lugar había sido fuertemente castigado por la construcción de la súper carretera México-Tuxpan, ya que por la vieja vía eran pocas las personas las que pasaban y los visitaban”.

Crédito: Rosangel Martínez

 

cem