TENANGO DE DORIA. - En lo profundo de las montañas de Hidalgo, donde las nubes parecen tocar la tierra, se encuentra el hogar de María de los Ángeles Licona San Juan, maestra Ñähñu, cuya destreza al bordar tenangos la llevó a colaborar con la marca de moda Carolina Herrera.
Por más de cuatro décadas María de los Ángeles ha sido dibujante y bordadora. Es originaria de la comunidad El Nanthe, en Tenango de Doria, Hidalgo. Ha dedicado su vida a preservar, perfeccionar y renovar técnica del bordado ancestral que hoy brilla en la colección Resort 25, de la prestigiosa diseñadora venezolana Carolina Herrera.
Su historia comienza a bordarse a los 8 años, cuando por enseñanza de su madre y vecinos de la comunidad aprendió técnicas como mazahua, lomillo, hilván, punto de cruz, randa y tenangos. A los 17 años migró a la Ciudad de México, para tomar cursos de corte y confección, lo que le permitió enriquecer su oficio.
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“Aprendí poco a poco, observando los trazos y escuchando a mi mamá, pero nosotros no teníamos un lugar donde vender los bordados, sino que servían para intercambiarlos entre vecinos por maíz o pollos, y cuando la necesidad era mayor dedicábamos mucho tiempo a bordar camisas por docenas que luego se las llevaban a vender a otros lugares”.
La aguja ha sido el instrumento para plasmar estados de ánimo, que se ven reflejados en cada dibujo y trazo en tela, conexión emocional que toma como referencia la flora y fauna de la región, para contar una historia y hacer única cada prenda.
“Aprendí a dibujar porque en el taller estamos un grupo pequeño, en este trabajo no hay hora y todos debemos hacer de todo, así yo me dedico a dibujar, algunos me ayudan a bordar y otros a desatar el hilo, pero mis dibujos cambian si estoy triste o contenta, me inspiro en la naturaleza, las aves, las plantas y flores”.
Homenaje a las artesanías en Resort 25
Gracias a su participación en la iniciativa Original México, movimiento cultural dedicado a crear conciencia sobre el valor del trabajo artesanal y sobre los derechos de la propiedad colectiva, María ha podido llevar su trabajo fuera del estado, y recientemente ha proyectado la cultura hidalguense en pasarela con la marca Carolina Herrera.
La labor de María de los Ángeles tuvo un papel destacado, junto al de las artesanas Araceli Nibra Matadamas de Oaxaca, Jacqueline España y Virginia Verónica Arce, ambas de Tlaxcala, para la creación de la colección Resort 25, proyecto liderado por Wes Gordon, con el que se busca preservar, perfeccionar y actualizar las tradiciones de México.
“Mi mamá es una de los más de mil maestras artesanas que integran el catálogo de Original México, proyecto que de forma anual organiza una feria de artesanos en el Complejo Cultural Los Pinos, ahí tenemos la posibilidad de ofertar nuestros productos, a partir del evento diseñadores de Carolina Herrera se contactaron con la Subsecretaría de Cultura federal para invitaros a colaborar en la colección Resort 25”, explicó Bibiana Hernández Licona, artesana e hija de María de los Ángeles.
Detalló que las pláticas comenzaron en abril de este año, durante dos meses se presentaron 20 muestras de diferentes telas y colores de hilo para identificar los que estaba acorde a la temática de la colección y se tuvieron cuatro meses más para realizar los dibujos y bordados de 10 piezas, camisas, pantalones y vestidos diseñados por Wes Gordon.
“La elección de colores fue conjunta y el diseño de dibujos fue libre, mi mamá coordinó al equipo de 12 artesanas de la comunidad, entre ellas dibujantes y también bordadoras, que se sumaron para concluir en tiempo. Esta fue una gran oportunidad para demostrar que en pequeños lugares como El Nanthe se hacen cosas bonitas y de calidad”.
El proyecto con la marca tiene dos etapas, la primera: la presentación de la colección Resort 25 en el Museo Anahuacalli de Diego Rivera, y la segunda parte es la exhibición de prendas en Palacio de Hierro, con posibilidad de una tercera etapa en la que se podrán adquirir las piezas y mandar a confeccionar y bordar las prendas del desfile conservando la esencia y autenticidad que caracteriza a las artesanías.
“Este es un proyecto de largo aliento que se volvió la oportunidad para que el mundo entero viera nuestro trabajo, se reconociera el trabajo y trayectoria de mi mamá y motivar a más mujeres y hombres artesanos del estado porque considero que este oficio y quienes lo ejercen hemos permanecido relegados”.
Conocimiento transmitido de generación en generación
El trabajo de María resalta las tradiciones y la cultura de su comunidad, bordados que son reconocidos a nivel mundial y que son el resultado de un profundo conocimiento transmitido de generación en generación y que ahora ella hereda a sus tres hijas: Oralia, Laura y Bibiana.
“A mis hijas las enseñé desde pequeñas, como a mí me enseñaron, no tanto porque quisieran, porque como todos los niños querían jugar y lo hacían por un rato, pero después de eso las sentaba conmigo y les mostraba cómo iniciar, ahora ellas pueden tener un dinero con lo que saben hacer”.
María considera que la migración en su comunidad amenaza la conservación de estas prácticas artesanales, ya que ahora no se consideran los bordados como un trabajo redituable y especialmente entre los jóvenes, quienes no se interesan aprender a bordar tenangos.
“No sé si con el tiempo se va a perder esto, depende de la necesidad de cada uno, ahora muchos hombres se van a trabajar al norte y las mujeres eligen sólo recibir el dinero que les mandan, no quieren saber de costura porque dicen que se dañan la vista, pero ¿dónde queda el trabajo?, sólo unas cuantas personas se empeñan en el trabajo porque a las jovencitas no les interesa”.
La maestra artesana insistió en la importancia de rescatar las tradiciones y cultura que se vive en cada región del estado, desde las artesanías, ceremonias, cocina tradicional y las lenguas originarias.
“El trabajo artesanal no debe avergonzarnos, porque con ello se cuenta la historia de un pueblo y su gente, invito a que los padres involucren a sus hijos en la vida cultural en la región para que no se pierdan nuestras costumbres”.
sjl