PACHUCA.- Entre los rincones de la ciudad de Pachuca hay lugares icónicos como la cantina que puede presumir haber servido tragos a mineros ingleses y locales, además de posiblemente a constructores del Reloj monumental y hasta combatientes de la Revolución mexicana, entre otros ilustres personajes.
En este 2025, el negocio que se especializa en la botana cumplirá 126 años de tradición y además en su historia vio pasar decenas de las carretas y sus jinetes, el tranvía y después los primeros vehículos de motor, sin olvidar el paso de la tecnología y actualmente sigue en pie para poder atender a clientes.
Para seguir vigente, el bar pasó por una profunda remodelación en la que, si bien se mantuvieron la mayoría de sus elementos y enseres históricos, que han sido ícono para atender a los clientes, se le dio un aspecto moderno y hasta elegante, lo que fue elogiado por quienes frecuentan en busca de una bebida.
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Principalmente, se puede ver al gremio de periodistas quienes acuden tras largas jornadas de cobertura en campo, pero igual son clientes funcionarios públicos y adultos, aunque igual se permite la entrada a niños con bebidas adaptadas, pues el Salón Pachuca presume ser una cantina familiar y sigue como la más antigua.
De tienda a una de las cantinas más antiguas de Pachuca que presenció la construcción del Reloj y la Revolución
De acuerdo con datos históricos y la narrativa de los actuales propietarios del negocio, originalmente el inmueble era una tienda a la que acudían pobladores del Pachuca antiguo, del año 1900, así como mineros que laboraban en minas aledañas y compraban diversos productos, entre ellos comida y víveres.
Sin embargo, un hombre a quien solo se le recuerda por el apodo de Pajarito fue el encargado de fundar una cantina que sin saberlo iba a ser icónica y presenciar eventos históricos, pues cuando abrió el famoso Reloj todavía no estaba en pie, al faltar siete años para ser inaugurado, y justo después iba a estallar la guerra.
Sin embargo, el propietario pronto traspasó el lugar a quien ya sabía del oficio atrás de la barra, pues Ramón González, alias el Bigotón, era un cantinero con experiencia y sus principales consumidores a los mineros, funcionarios de la Procuraduría del Estado y trabajadores de la vieja embotelladora de Coca-Cola.
Con ese propietario el nombre pasó de Salón Diana a Pachuca y después Mario Juárez, empresario de taxis y ex trabajador de Conasupo, asumió el control, siguiendo deleitando con pescado y huevo duro; luego, el Licenciado Cosío siguió y desde hace 30 años lo hace Alejandro “Mateo”, hijo de Mateo Martínez.
De cantina a botanero familiar
En sus primeras décadas, allá por el año 1900, el Salón Diana y luego Pachuca era una cantina como cualquier otra y como era la tradición solo entraban hombres sin importar su clase o trabajo, pues como fue dicho se sirvió a mineros, funcionarios y ya en la guerra posiblemente hasta combatientes de la Revolución.
En su icónica barra de madera tallada se debieron haber firmado tratos entre políticos y empresarios, además de que fue testigo de largas charlas; pero no fue hasta la época moderna que las mujeres pudieron ingresar para disfrutar de cervezas nacionales y extranjeras, además de preparaciones con alcohol.
Si no has acudido, el bar botanero se localiza en la calle Venustiano Carranza en el centro de la ciudad de Pachuca, como si se fuera por la antigua carretera a Real del Monte y abre desde las 13 a 21 horas y para portar sus delicias, basta con ordenar cualquier bebida de la carta u así primero se llevará un caldo y tacos.
Si se pide más, el menú pasará a ser chile relleno o camarones; mientras más se pida, los platillos aumentarán hasta llegar a pescado frito, torta de bacalao o tostada de pata; o bien, se puede pedir el paquete de 300 pesos que incluye tres cervezas o cubas y todo lo que haya en la cocina por tiempos.
cem