LEYENDAS DE GUANAJUATO

¿Conoces la Casa Embrujada de Chicho en Moroleón?

Se trata de una casa cerca de la comunidad de Piñícuaro que fue abandonada en tiempos de la Revolución y desde entonces ha permanecido deshabitada; por sus últimos propietarios se le conoció como “La Casa de los Pantoja”

La Casa Embrujada.
La Casa Embrujada.Créditos: Adventures44
Escrito en GUANAJUATO el

Moroleón.- Las casas antiguas o haciendas abandonadas, de las muchas que existen en el estado de Guanajuato, suelen ser objeto de leyendas, por lo que la gente que las visita, tan sólo al verlas semidestruidas y conocer algo de lo que dicen pobladores vecinos, sienten curiosidad y hasta temor, sin tener la menor intención de visitarlas por las noches.

Sobre estos inmuebles se cuenta que se escuchan murmullos, llantos, ruidos extraños y hasta hay quienes han visto fantasmas y brujas merodeando en su interior y por los alrededores.

Tal es el caso de la llamada por los moroleoneses como La Casa de Chicho, un rancho cercano a la comunidad de Piñicuaro, en Morelón, que por lo que se cuenta y el misterio que encierra, es considerado como un atractivo turístico de este municipio.

Tan sólo el llamarla “Casa Embrujada”, da lugar a muchas interpretaciones, ya que lo que la gente cuenta suele no sólo llamar la atención, sino hasta sentir miedo.

¿Quiénes fueron sus habitantes?

Primero debemos saber que Chicho, proviene del nombre purépecha tsitsikio, “Lugar donde abundan flores”, es un rancho abandonado y sus alrededores sirven para el pastoreo de ganado.

Al inmueble abandonado se le conoce como la Casa de los Pantoja “El Fortín” Chicho y el rancho se encuentra al suroeste de Moroleón y de Huandacareo, Michoacán.

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De acuerdo con datos históricos, en el siglo XVI sirvió de punto de referencia durante la entrega a los naturales de San Nicolás Piñícuaro. Se le registró con el nombre de Cicicho, que con el paso de los años evolucionó a Chicho.

El cronista de Huandacareo, Jaime Álvarez Díaz, menciona que a este lugar se le conoce como “Los llanos de Chicho”.

A principios del Siglo XX, una familia de apellido Pantoja, originaria de Piñícuaro, dedicada a la cría de ganado bovino, se hizo de esa propiedad, fincó a lo alto de un cerro una casa de piedra con vista a Huandacareo y le acondicionó varias “troneras” (Aberturas), desde donde se podía disparar contra bandidos que quisieran asaltarlos.

Se dice que la familia empezó a sentir el asedio de vecinos que en estado de ebriedad llegaban y pistolas en mano exigían al padre les entregara a sus hijas, por lo que decidieron cambiarse a la comunidad de La Loma, también de Moroleón, y aquella casa y el rancho permanecieron, hasta la fecha, abandonados.

Desde ese tiempo, empezaron a tejerse los relatos de espantos sobre la Casa de Chicho, por lo que este inmueble, semidestruido, en un lugar solitario y sin luz eléctrica, dio lugar al nombre de La Casa Embrujada y nadie se atrevió a hacer uso de la vivienda, desde los tiempos de la Revolución.

Y en cuanto a sus visitantes, de vez en cuando acuden al sitio grupos de senderistas, ya que cuando caminan por algunos de los atractivos turísticos de Píñícuaro, una parada obligada es la Casa de Chicho o mejor conocida como La Casa Embrujada.

Píñícuaro

Piñicuaro es una de las comunidades de mayor población del municipio de Moroleón que tiene colindancia con los ranchos de El Rincón y Chicho, sobre el camino a Huandacareo, Michoacán.

La sierra de Piñícuaro, con sus cascada, además de la Casa Embrujada, son parte de este atractivo turístico de Moroleón, como pueden ser también el templo de San Nicolás de Tolentino, los lavaderos, ruinas y sus Danza de Peloteros, entre otros.

Piñícuaro, fue un asentamiento indígena de influencia purépecha, de ahí su nombre original que significa “Lugar del maíz”, poblado que tras la Conquista de México fue ocupado por españoles y tras descubrirse yacimientos de plata se convirtió en un centro minero, lo que propició el surgimiento de haciendas en sus inmediaciones, como las de Cuanamuco y Cepio. El poblado fue entregado a los naturales de San Nicolás de Piñícuaro en 1539.

Cascada del Paso, en Piñícuaro.

Los purépechas (Tarascos) se reusaron a ser explotados por los españoles en las minas, por lo que abandonaron el pueblo y los españoles trajeron a tlaxcaltecas para continuar con las labores.

Se cuenta que, en tiempos de la Independencia, los dueños de las minas decidieron clausurarlas para evitar saqueos y que durante la intervención francesa, se estableció allí una colonia de franceses “para explotar los yacimientos”,

Con el paso del tiempo, la localización geográfica de las minas se fue perdiendo en el olvido y no fue sino hasta 2019, cuando un senderista moroleonés localizó una de ellas.

Así es que, quienes deseen visitar Moreleón y tienen en su agenda la comunidad de Piñícuaro, por su casada que se ve espectacular en este tiempo de lluvias, bien podrían visitar la Casa de Chicho para dejar correr la adrenalina al sentir que tendrán enfrente a una “Casa Embrujada”.