FESTEJOS POPULARES

Sonido Pirata congrega a multitud en Los Olivos

El popular sonidero además de Russo y La Rumbita, desbordaron las calles aledañas al templo generando un gran ambiente que se mantuvo durante horas; baile, espectáculo y convivencia para un público principalmente juvenil

Pallá y pacá, Sonido Pirata deleitó a una multitud en Los Olivos, colonia con alma de cumbia.
Pallá y pacá, Sonido Pirata deleitó a una multitud en Los Olivos, colonia con alma de cumbia.Créditos: Especial
Escrito en GUANAJUATO el

León.- Desde 3 semanas atrás, el festejo ya era muy esperado. El cartel tenía como atracción estelar al Sonido Pirata, además acompañado por otros dos famosos sonidos leoneses que para nada desmerecen ante el ya mencionado: Sonido Russo, y el llamado “monstruo del sabor”, La Rumbita, estrella de León II.

La calurosa noche de este jueves 8 de junio, las calles de Los Olivos se desbordaron de música, baile y ambiente con la presentación del sonidero de moda Julián Ramírez “Sonido Pirata”. Desde la calle Santa Ana hasta la Santa Catalina, pasando por la Sofía Álvarez y la Esperanza Iris, retumbó el taka taka taka.

Pa'llá y pa'cá, ambientaba desde la consola Julián, convertido en foco de atracción. Él, no su música. Muchos no iban a bailar, pues por estar viendo al animador no se preocuparon por buscar pareja y no echaron ni siquiera una cumbia. Como quiera, vivieron el ambiente de esta fecha tan esperada. Qué se festejaba, nadie supo decir: el cartel decía que al “Santo Niño de Atocha”, pero nada que ver, pues no era ni el día ni el territorio.

“Para toda la bandera, cumbiambera, sonidera”, el Pirata se entregó pleno. Gran parte su presentación se la llevó en enviar saludos desde el micrófono y no hubo colonia que se quedara sin mencionar, o familia sin sus respectivos saludos, o cumpleañero sin su felicitación. Pa'llá se fueron las menciones a Las Américas, San Juan Bosco, Nuevo León Castillos, Piletas, Loma Bonita... Pa'cá los parabienes a Lencho por sus 29 años, y los buenos deseos a la familia Álvarez, cómo no, de la Esperanza Iris.

Entre los asistentes, toda esa pasarela de ombligueras cholas, tenis Converse, cachuchas y camisetas de basquetbolista o de futbol americano, otra cosa en común tenían ellos y ellas además de la juventud: ser portadores de la estafeta de un ritmo, un ambiente y una cultura que heredaron a sus padres, y que transmitirán o desde ahora ya transmiten a sus hijos, futuros integrantes de la bandera cumbiambera sonidera.

Auspiciado por “Los Canelos, los reyes del audio” (Kiko, Juan, Missa, Pedro...), el baile popular se mantuvo ordenado dentro de lo posible. Cero alcohol, más que el que fuera posible traer bajita la mano; poca vigilancia, que los asistentes se encargaban de cuidarse solitos, que seguramente traían con queso, además de que la mayoría cumplió con el propósito de ir a divertirse, a sacar el estrés y sacudir el cuerpo.

Un gusto ver a la Cholondrina, pero el resto del elenco también estuvo: el Chapulín, el Bocho y la Pequeña Nicole, compartiendo sus pasos con el público, y la pequeña con los espontáneos que no faltaron para invitarla a bailar.

El festejo al Santo Niño de Atocha, sin Santo Niño de Atocha, cumplió con creces lo previsto; luego del Pirata tocó el turno a Russo “¡Wepaaaaa!” con fama extensa que en su transmisión en vivo recibió saludos lo mismo desde el Coecillo que desde la Huasteca Potosina.

Cerró el siempre acreditado sonido La Rumbita, a cargo del buen Juanito Díaz, como siempre, haciéndose notar por ser el “monstruo del sabor”, como bien se autodenomina.

¿Y Medio Metro? Júrenlo que nadie lo recordó.

 

cv