León-. Es la década de los noventas, es viernes, acabas de llegar de la secundaria, en la televisión se escucha un comercial de la SEP. Te quedaste de ver con tus amigos en el centro, pero antes consultaste la cartelera en los periódicos locales que tus padres dejaron en la mesita de la sala. Antes no había Netflix, ni aplicaciones móviles. Solo una enorme cartelera con decenas de películas en blanco y negro.
El plan es quedar con los amigos y después ir a comer pizza. Las carteleras están en blanco y negro y allí encuentras un título que, finalmente, te llama la atención: “Entrevista con el vampiro”. Brad Pitt y Tom Cruise en el apogeo de sus carreras hacen de vampiros.
¿Y el cine? Tienes diferentes opciones: “Cine Colonial”, “Cine León”, “Teatro Cine Hernán”, “Sala Madrid”. No tenías teléfono, no tenías que pagar una suscripción al mes por un catálogo que no puedes ver completo entre cientos de películas solo por televisión. Los leoneses disfrutaban de estar en medio de la oscuridad. Tú estás atento en la película: Louis (Brad Pitt) observa el último atardecer crepuscular como ser humano antes de que Lestat (Tom Cruise) lo convierta en un vampiro casi inmortal.
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Tú y tus amigos se concentran solo en lo que pasa en pantalla, sin interrupciones de mensajes constantes de aplicaciones y “chats” e Innumerables preocupaciones, solo observas lo que pasa en la película en una sala oscura, compartiendo espacio y tiempo con decenas de desconocidos. Un pareja se da besos detrás tuyo.
Cada sala proyectaba películas distintas, y las carteleras ofrecían un gran catálogo de directores, géneros, tramas, actrices y actores. También era difícil elegir. Y cada cine pagaba el anuncio de su estreno en los periódicos.
Con el tiempo los cines fueron desapareciendo y las salas fueron quedándose vacías, llegó la renta del VHS, luego el DVD y para enterrar las antiguas salas de León, llegó el “Streaming” el Netflix, y los estrenos de grandes directores solo por televisión y aplicación móvil.
