León-. Cada 16 de septiembre el centro de la ciudad se llena de besos y de rosas, los jóvenes leoneses buscan donde plantar sus labios a cambio de una rosa obtenida en los puestos de flores; todo se vuelve cosa de elección, de miradas y de atreverse.
Al compás de la Sonora Santanera ocurrieron los intercambios, los jóvenes daban vuelta al kiosco repartiendo miradas juguetonas con las chicas, una sonrisa y unos ojitos podrían presagiar una buena respuesta: un beso.
Buscan al príncipe azul
Katia y Zayde acudieron para encontrar al Príncipe Azul y encontrar al amor de sus vidas “Pues un muchacho que sea fiel… no sé, ya he recibido hasta ahorita cuatro y un helado, se me hace muy bonito conocer a nuevas personas” dijo Katia.
Francisco Bustamante Neri, de Valle de Señora, estuvo acompañado de su esposa y de su hijo“está bien que no se pierda, para que los niños sepan las culturas de lo que es México, tengo un hijo y estoy esperando al segundo, venimos a adentrar a los chavitos para que vean cómo está el cotorreo aquí y disfrutar de la música”.
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Un Matrimonio
María Longina Hidalgo y Juan Manuel Barroso Tovar tienen 38 años de casados, Doña María contó para La Silla Rota que venía al centro al combate de flores para que vieran la tradición, ya solo le acompaña su esposo”cada año sin faltan”, dijo y añadió “desde chiquitos pero ya están todos grandes, ya se han ido dispersando”, comentó sobre la tradición que “hay más audiencia, antes nada mas era regalarte la flor, un saludo y ya, ahora no se propasan los chamacos, se dan besos y todo”.
María Soledad Preciado de la colonia Bella Vista llegó al centro con su hija adolescente para mostrarle la tradición del Combate de Flores a su hija “ya es de cada año, es una tradición y es muy bonita cuando se hace con respeto, independientemente de que venga o no venga yo, saber cómo conducirse, esos los besos sale sobrando, no es de ahorita, es de siempre, me da gusto que la gente se esté actualizado y esté viendo las cosas de diferente manera, nosotros tenemos que ponernos a la par con los chicos, para que ellos vean que fuimos jóvenes y que nosotros también vivimos lo que ellos vivieron y no nos asuste lo que ellos puedan hacer”.
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Los padres dan un rosa a sus pequeños, les hacen señas para que cambien las rosas con otras niñas por un beso en la mejilla y si hay buena respuesta, los padres de ambos pequeños expresan su júbilo por esos primeros besos.