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Halloween: La llamada "Casa del Diablo” en León es ahora un estacionamiento

Después de 40 años parece extinguirse la leyenda del “Brujo de San Pancho” que se llevó el diablo en la casa funeraria que estuvo en 20 de Enero y Cuauthémoc

Escrito en GUANAJUATO el

León.- En la esquina de las calles 20 de Enero y Cuauhtémoc, hace más poco más de 40 años estaba edificada una casa donde se brindaban servicios funerarios, donde los vecinos de ese entonces empezaron a correr la versión que a ese lugar “llegó el diablo y se llevó el cuerpo de una persona que estaban velando”.

Esa casa estuvo abandonada por mucho tiempo, fue derribada en 2011 por estar muy deteriorada y recientemente construyeron en ese lugar un estacionamiento.

Por fin, después de casi medio siglo, se le dio uso a la esquina de 20 de Enero y Cuauhtémoc, es un estacionamiento. (Foto: La Silla Rota) 

La historia de lo que muchos leoneses llamaban “La Casa del Diablo”, la conocí hace como 25 años en boca de un amigo y compañeros de trabajo, Manuel Martínez, cuando juntos regresábamos del trabajo y pasamos por ese lugar cerca de la medianoche.

Parte de lo que me contó mi amigo Manuel y otra de lo que me enteré por otras personas y relatos de ese tiempo, es lo que hoy transcribo, una leyenda que va muy de acuerdo con este tiempo, ya que se acerca una fecha más del Día de Muertos.

En ese domicilio se encontraba la casa funeraria “Cristo Rey” y debido a la muerte de un brujo de renombre de San Francisco del Rincón, al que le llamaban Elpidio, sus familiares llegaron a ese lugar para solicitar el servicio funerario.

Sus familiares señalaron que como última voluntad Elpidio les había pedido que cuando muriera no lo enterraran, que lo mantuvieran en su casa acostado por tres días y esperaran después de ese tiempo, pues a la medianoche algo iba a pasar.

Sus familiares no cumplieron ese deseo y de San Pancho lo trasladaron a León, donde contrataron el servicio funerario en la casa funeraria Cristo Rey, y esa medianoche en que llegó el cuerpo, un fuerte viento derribó todos los objetos que estaban en el lugar, como los cirios, veladoras, sillas y mesas, incluso el ataúd cayó al piso.

Todos salieron corriendo del lugar y cuando el fuerte viento dejó de escucharse, familiares y empleados de la funeraria regresaron al interior, donde la sorpresa mayor fue que el ataúd en el piso se encontraba vacío, además de que observaron arañazos y una enorme grieta en el techo por la que “El Catrín”, como así catalogaron al diablo los familiares y algunas personas que ese día se dieron cuenta del suceso, se había llevado al brujo.

El fuego de las veladoras y cirios hizo después contacto con algunos muebles en la casa y empezó un incendio, por lo que de nuevo los familiares del brujo tuvieron que salir corriendo, lo mismo que el personal de la funeraria que ya jamás volvió al lugar.

Más de 30 años la casa permaneció abandonada, hasta que en el año 2011 las autoridades municipales decidieron derribarla, ya que se encontraba a punto de derrumbarse y representaba un riesgo para quienes caminaban por ese lugar.

Durante más de 20 años leoneses que tenían que transitar por ese lugar lo hacían por la acera de enfrente, se persignaban, miraban de reojo la casa abandonada y temerosos caminaban más a prisa para salir de esa zona lo más pronto posible, y hasta hubo gente que llegó a escuchar gritos, llantos y sonidos raros en el interior de esa casa.

Actualmente sólo los adultos mayores platican lo que les contaron, aunque la leyenda empezó a perderse con el tiempo.

Este martes 26 de octubre pasé por el lugar, el estacionamiento estaba cerrado a las 2 de la tarde, la gente caminaba sin temor alguno y, como en un Día de Muertos, la leyenda más temida en León durante muchos años parece que también ya se murió, pues todo es normal ahora, por fin le dieron un uso a esa esquina de 20 de Enero y Cuauthémoc.

Por cierto, si usted ve las dos fotos que hoy ilustran el relato de esta leyenda, verá que las casas vecinas no han sufrido cambios en su estructura, ya que conservan sus mismas fachadas, lo que quiere decir que han recibido el adecuado mantenimiento.   

La leyenda así me la contaron y así la cuento yo.

JP