León Guanajuato.- La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció la implementación de un decreto histórico que prohíbe la importación temporal de calzado terminado, una medida largamente exigida por los productores nacionales para salvar la industria zapatera mexicana y, en especial, la de León, Guanajuato, la capital del calzado en América Latina.
El anuncio se realizó el 5 de septiembre, durante el evento “La Transformación Avanza”, celebrado en la explanada de la Feria de León, donde Sheinbaum presentó su primer informe itinerante ante miles de asistentes.
“Este decreto lo hicimos pensando en la industria zapatera nacional, pero particularmente en Guanajuato, en León, Guanajuato, que ha sufrido mucho por las importaciones temporales que se han hecho de los zapatos”, explicó la presidenta, despertando una ovación de la multitud.
Sheinbaum detalló que la prohibición no busca cerrar el comercio internacional, sino cerrar la puerta a las trampas legales que permitían a empresas extranjeras inundar el mercado mexicano con calzado de bajo costo.
“No es que se prohíba la importación, pero ya no se puede hacer trampa para importar el zapato. Ya se prohibió la importación temporal del zapato terminado, y eso va a hacer que resurja la industria zapatera aquí en Guanajuato, en León”, puntualizó.
El problema: la importación temporal
Durante décadas, un vacío legal conocido como “importación temporal” permitió que empresas introdujeran al país grandes cantidades de calzado terminado, supuestamente para ser reexportado después de un proceso menor, como el cambio de empaques o etiquetas.
En la práctica, gran parte de ese calzado se quedaba en México, evadiendo impuestos y cuotas compensatorias.
Esto generaba competencia desleal: mientras los productores nacionales pagaban todos sus costos, el calzado importado se vendía a precios irrisorios, provocando el cierre de miles de talleres y fábricas.
Con el decreto, este esquema queda completamente prohibido. Las empresas ahora deberán pagar impuestos y cumplir con todas las regulaciones, protegiendo así al productor nacional.
Sheinbaum fue clara: “El calzado mexicano tiene calidad y tiene historia. Este decreto no es un privilegio, es justicia para miles de familias que viven de este trabajo”.
El impacto en León
León, Guanajuato, es la ciudad más beneficiada con esta medida. Produce más de 150 millones de pares de zapatos al año, según la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato (CICEG), y genera más de 250,000 empleos directos e indirectos.
Sin embargo, en los últimos años, el sector enfrentó una crisis provocada por la competencia desleal. Muchos pequeños talleres cerraron y varias fábricas trabajaron por debajo de su capacidad.
El nuevo decreto permitirá estabilizar los precios, recuperar empleos perdidos y fortalecer a León como referente internacional del calzado.
Empresarios locales señalaron que la medida traerá confianza para invertir y modernizar los procesos de producción.
La gobernadora Libia Denisse García Muñoz Ledo agradeció públicamente este respaldo:
“Gracias, Presidenta, por respaldar nuestra industria y proteger a las familias que dependen de ella. El calzado de León no solo es un producto, es identidad, es cultura y es sustento para nuestra gente”, expresó ante miles de asistentes.
Más que economía: una decisión con raíces personales
Tras explicar el alcance del decreto, Sheinbaum compartió una historia que conmovió a la audiencia y que da contexto a su compromiso con León y su gente.
Con voz emocionada, recordó que su infancia estuvo ligada a esta ciudad y a la industria zapatera:
“Mi padre, que ya falleció, era curtidor, trabajaba en una fábrica que vendía aceites para curtir pieles. Nosotros nacimos en la Ciudad de México, pero veníamos mucho de pequeños aquí a León, Guanajuato, acompañando a mi padre”, relató, desatando aplausos y gritos de apoyo.
Esta conexión personal, explicó, ha influido en su visión política y en su sensibilidad hacia las necesidades de León:
“Yo crecí viendo de cerca el esfuerzo de quienes trabajan en esta industria. Venir a León, conocer sus fábricas, me marcó profundamente. Hoy, como presidenta, mi compromiso es con esas familias que durante generaciones han hecho grande a esta ciudad”.
aEl momento humanizó su discurso y reforzó el mensaje de que este decreto no es solo una política económica, sino también un acto de justicia social con un fuerte trasfondo emocional.
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