Guanajuato México.-
Las fuerzas criminales de El Marro, están conformadas por menores de entre 15 a 17 años. Son casi niños. Hace unos días, autoridades aseguraron una camioneta Mazda CX-5 robada en la que viajaban dos sicarios menores de edad del Cártel Santa Rosa de Lima, detenidos en Valle de Santiago, Guanajuato. A plena luz del día y por un camino rural de Guanajuato, dos adolescentes de 16 y 17 años circulaban armados en una camioneta Mazda CX-5 color rojo, con dos hombres atados en el asiento trasero. Estos jóvenes sicarios, miembros activos del Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), fueron interceptados por fuerzas de seguridad estatal, Guardia Nacional y Ejército en las inmediaciones de Valle de Santiago.
En la revisión, los agentes descubrieron que los menores traían secuestradas a dos personas en la parte trasera del vehículo, a las cuales mantenían amagadas bajo amenaza . Los detenidos portaban un fusil calibre 7.62x39 mm abastecido, un revólver calibre .22 mm, cartuchos útiles y teléfonos celulares – todo un arsenal en manos de jóvenes de 16 y 17 añosconsiderados “muy peligrosos” por los investigadores. El escalofriante hallazgo confirmó lo que las autoridades temían: las fuerzas básicas de “El Marro” –como se ha apodado a los cadetes criminales del CSRL– siguen activas y nutriéndose de menores de edad.
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De halcones a sicarios juveniles (2019–2020)
No se trata de un fenómeno nuevo. Ya antes de la caída de José Antonio Yépez Ortiz “El Marro”, líder del Cártel Santa Rosa de Lima, se tenían reportes de adolescentes involucrados en las operaciones del grupo. Algunos fungían como halcones (vigilantes) en la propia comunidad de Santa Rosa de Lima, espiando quién entraba y salía del bastión huachicolero del Marro. Otros llegaron a escalar posiciones dentro de la estructura criminal: Armando “N”, alias “El Miclo”, por ejemplo, se inició en la actividad delincuencial desde que era menor de edad y con el tiempo ocupó un lugar importante como jefe de sicarios de la organización . Este lugarteniente fue detenido en marzo de 2020, poco antes de que las autoridades capturaran al propio Marro, evidenciando cómo el cártel ya venía formando a sus cuadros desde la adolescencia.
Durante la guerra territorial entre el CSRL y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que azotó Guanajuato entre 2018 y 2020, también surgieron los primeros casos de menores detenidos. Informes de seguridad señalaban que, de un grupo de 30 presuntos integrantes del CSRL arrestados en 2019, tres eran adolescentes, y muchos otros miembros no pasaban de los 20 años. Esos jóvenes sicarios debutaron como halcones, “tiradores” o choferes en las células huachicoleras, y algunos no tardaron en implicarse en hechos de violencia armada. La pronta captura de “El Marro” en agosto de 2020 –considerada el mayor golpe contra un capo huachicolero en el sexenio – no frenó esta tendencia generacional, que pronto se profundizaría tras el vacío de poder dejado en el cártel.
Reclutamiento tras la caída de El Marro (2020–2022)
Con El Marro tras las rejas desde 2020, el Cártel de Santa Rosa de Lima sufrió un debilitamiento notable en sus filas. La mayoría de sus líderes fueron detenidos o abatidos, y las disputas armadas con grupos rivales mermaron su capacidad operativa . Para colmo, el robo de combustible –principal fuente de ingresos del CSRL– se volvió más difícil, obligando a la organización a subsistir mediante otras actividades delictivas como narcomenudeo, extorsiones y secuestros . En este contexto, la organización comenzó a echar mano de menores de edad para engrosar sus filas. De acuerdo con Sophia Huett, secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública de Guanajuato, la crisis de operadores llevó al cártel a reclutar niños y adolescentes desde los 11 años de edad, en adelante . “La realidad es que… tristemente hay que decirlo, está encontrando en los jovencitos a sus nuevas filas. Lo triste y lamentable es que estos jovencitos acaban o detenidos o desafortunadamente forman parte de las víctimas fatales” advirtió Huett sobre el destino de estos menores . En muchos casos no se trata de un reclutamiento forzado, sino voluntario: hijos, sobrinos y ahijados de miembros del cártel que siguen la “tradición familiar” de la ilegalidad en comunidades donde el narcotráfico ha echado raíces .
Un estudio del Observatorio Nacional Ciudadano publicado en 2022 cuantificó la dimensión del problema: en Guanajuato 10,950 niñas, niños y adolescentes están en riesgo de ser reclutados por el crimen organizado . Y varios lamentablemente ya lo han sido. En agosto de 2022, un caso emblemático sacudió a Celaya: la Fiscalía estatal capturó a un adolescente apodado “El Patrón” in fraganti, justo cuando cobraba el dinero de una extorsión a comerciantes de la Central de Abastos . El joven –cuyo nombre se reservó por motivos legales– tenía 17 años y resultó ser hijo de una regidora del Ayuntamiento celayense . Junto con un reducido grupo de amigos, se dedicaba a amenazar a vendedores locales diciendo pertenecer a un “cártel de juniors”; exigían cuotas de protección aprovechando el terror que infundían los recientes hechos violentos en la región. La caída de “El Patrón” destapó la existencia de estas células juveniles dedicadas a la extorsión: pandillas de 2 a 4 muchachos que operaban como imitadores del narco, sin ser propiamente integrantes formales de la organización, pero aprovechando el caos para obtener ganancias ilícitas . “En algunos casos lo toman como juego, y (lo hacen porque) les reditúa (dinero fácil)”, explicó la funcionaria Huett sobre la mentalidad de estos menores delincuentes . El caso de Celaya dejó en claro que la cantera del CSRL ya no se limitaba a los pueblos huachicoleros, sino que se extendía a las ciudades y permeaba incluso en familias de clase media.
Sicarios adolescentes: la amenaza vigente (2023–2025)
Lejos de desaparecer, el problema de los menores en el narco ha persistido en los últimos años. El Cártel de Santa Rosa de Lima logró mantener presencia incluso fuera de Guanajuato, extendiéndose a estados vecinos como Michoacán y Querétaro , y con ello su modus operandi de reclutar a los más jóvenes también podría haberse exportado. En Guanajuato, bastión histórico del CSRL, las autoridades continúan enfrentando a delincuentes cada vez más jóvenes. La captura de Luis Antonio “El Morro” Yépez, alias “El Monedas” e hijo de El Marro, a inicios de 2024 evidenció que la organización buscó reestructurarse apoyándose en la siguiente generación de la familia Yépez (aunque “El Monedas”, de 20 años, ya no era menor de edad al ser detenido). Pero más revelador aún fue el caso con el que iniciamos esta crónica: en agosto de 2025, dos chicos de 16 y 17 años plenamente integrados al CSRL cometieron un secuestro doble y se paseaban armados como sicarios veteranos, hasta ser detenidos por las fuerzas del orden . Que adolescentes de esa edad estén empuñando rifles de asalto, conduciendo vehículos robados y perpetrando secuestros violentos, confirma que las fuerzas inferiores del Marro siguen operativas a pesar de los golpes recibidos por el cártel. Las autoridades advierten que estos jóvenes sicarios representan un peligro latente: son impredecibles, carecen de la madurez para medir sus actos y muchos prefieren morir peleando antes que rendirse. Cada nueva detención de un menor –vivo o herido de bala– es un duro recordatorio de cómo el crimen organizado ha corrompido a una generación, arrastrándola a una espiral de violencia.
Al final, tras cada operativo exitoso, la escena se repite: un adolescente esposado es presentado ante la justicia mientras sus víctimas recuperan la libertad, y los mandos policiacos exhortan a la sociedad a proteger a sus hijos de la seducción del narco. Los analistas de seguridad señalan que combatir este fenómeno requerirá no solo operativos policiales, sino también programas de prevención que rescaten a los jóvenes de las garras del crimen. De lo contrario, el legado sangriento de “El Marro” perdurará en sus discípulos menores. Y como señaló con pesar la comisionada Sophia Huett, esos jovencitos terminarán tarde o temprano tras las rejas o en un ataúd, si nadie logra cambiar su destino .
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