León-. Es una ciudad, es difícil encontrar empleo. Demasiada competencia. A cierta edad, también lo es, no es fácil contratar a mayores de 36 años para un empleo . Esta situación es aprovechada por estafadores.
El supuesto empleo
La oferta de trabajo salió en una publicación en redes sociales: buena paga, poco tiempo, pero no informaba si había seguro y prestaciones de ley, solo había un número para llamar. Al marcar una mujer daba una dirección y te agendaban un supuesta “cita”.
La supuesta cita de trabajo
Tiempo después se acude a la cita, en un domicilio, en una casa, no un edificio de oficinas. No. Una casa en el bulevar González Bocanegra: la sala disfrazada de oficina.
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La sala: cuadros de coches lujosos: Lamborghinis de la época de los ochentas y noventas. Un escritorio con material de oficina. Y una secretaría. Una mujer guapa: medias negras, zapatillas y vestido negro.
La creación de una nueva empresa
Todos esperaban en la sala disfrazada de oficina a la expectativa: se volteaban a ver unos a otros, otros observaban el lugar con incredulidad.
De pronto apareció un hombre, salió de una puerta de uno de los cuartos: trajeado, estatura media, delgado, cara huesuda. Pulcro.
La propuesta de trabajo: una conversación. Estafa a la vista. El hombre hablaba de manera parsimoniosa en ocasiones con fluidez y con un “speach” parecido al de Leonardo DiCaprio en el Lobo de Wall Street. Hablaba sobre el nacimiento de una supuesta empresa. Hablaba de una tierra prometida: ganancias, dinero seguro, no sin antes inversión segura. Inyección de capital que vendría, sí, de la necesidad de los que estábamos allí: mi hermana y yo, ciclistas, hombres y mujeres adultos mayores. También jóvenes, quizá buscando su primera propuesta de trabajo. El sentimiento común en una falsa oficina: necesidad.
La propuesta consistía en un “Call Center”. Pero allí en esa casona no había teléfonos, ni agentes haciendo llamadas.
El hombre solo se limitó a decir que detrás de él (detrás de la puerta que da al patio con vidrio emplomado) estaba construyéndose en centro de llamadas.
Para ingresar al trabajo había que aportar dinero, y empezar a acudir a otras reuniones. Algunos salimos decepcionados de las jugosas ganancias que habíamos visto en los anuncios. Otros estaban convencidos. Otros convenciendo a otros para i
