ESPECIALES LSR

No es por mi peso ni por mi alimentación: Milca vive con diabetes tipo 1 su adolescencia

Las rutinas, cuidados y estigmas forman parte de la vida diaria de Milca, una joven con diabetes tipo 1 que ha aprendido a manejar su condición con apoyo escolar, acompañamiento médico y autonomía en su tratamiento

'Somos normales e independientes', Milca vive con diabetes tipo 1 su adolescencia en Veracruz
Diabetes.'Somos normales e independientes', Milca vive con diabetes tipo 1 su adolescencia en VeracruzCréditos: Mara Lopez
Escrito en VERACRUZ el

VERACRUZ, VER.- Las amigas de Milca, de 16 años, están acostumbradas a sus inyecciones de insulina durante el recreo, también a los cuidados que lleva por su diabetes tipo 1, conocen el protocolo, incluso las formas en que pueden ayudarla cuando presenta hipoglucemia en horario escolar. 

“¿Cómo estás? ¿Cuánto traes de glucosa? Te traigo dos jugos por si se te baja”, le dijo hoy una de sus amigas a Milca, preocupada por si nuevamente le daban escalofríos, temblores y taquicardias como respuesta de la baja glucosa en su sangre: hipoglucemia.  

“Es que hace unos días se me bajó y mi amiga se espantó mucho”, explica. La joven agradece que tiene amistades que no la excluyen y que incluso se involucran de buena manera para cuidarla. 

Son ya casi ocho años los que Milca Sandria ha vivido con diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune, diagnosticada generalmente entre los 10 y los 25 años, que provoca el desconocimiento de las células del páncreas. 

Por tanto, el sistema inmunológico ataca y destruye las células beta del órgano, responsables de la producción de insulina, sin esta, la glucosa no puede ingresar a las células para ser utilizadas como energía, lo que resulta en hiperglucemia, condición que Milca presentaba con mayor frecuencia durante la niñez. 

De acuerdo con la endocrinóloga pediatra, Carolina Castellanos González, la diabetes tipo 1 es una enfermedad que irremediablemente lleva a la destrucción y al agotamiento de los niveles de insulina en la sangre, por lo que antes era llamada diabetes insulina deficiente

También lee: “El cáncer de mama no significa la muerte", Yéssica, sobreviviente en Veracruz

A pesar de que este tipo de diabetes sea padecida por el 90 por ciento de los niños diabéticos en el mundo, aún se desconocen sus razones de aparición. Según señaló la especialista, esta enfermedad no está directamente relacionada con los hábitos alimenticios, con la condición física o con razones genéticas. 

El día a día

Levantarse, medirse, contar carbohidratos, desayunar, calcular la dosis de insulina, inyectarse, medirse de nuevo e inyectarse otra vez si hace falta antes o después de los entrenamientos de voleibol, contar carbohidratos, medirse de nuevo e inyectarse la última dosis del día, esa es la rutina de Milca desde que tiene 9 años. 

Sabe que es una vida diferente, pero no la considera estricta o anormal, tampoco mala, para ella, una joven que adora el voleibol y que sueña con ser médica cirujana, tener diabetes tipo 1 ha servido como una forma de disciplina alimenticia

No se prohíbe nada, ni siquiera los antojos, sabe, gracias a la educadora en diabetes que la atendió durante la infancia, que mientras consuma las cantidades adecuadas de los alimentos correctos, un esquite o una pequeña rebanada de pastel está permitida en su dieta, aunque no de forma constante. 

María Fernanda Alemán, nutrióloga y educadora en diabetes de niños, adolescentes y adultos, sostiene lo importante que es para los pacientes comer sin restricciones, aunque esto suele ser complicado en infantes, quienes suelen acudir a fiestas donde hay grandes cantidades de azúcar y dulces. 

Sin embargo, dice que a la larga lo sobrellevan bastante bien, que incluso comienzan a responsabilizarse por sus alimentos desde la adolescencia, tal como lo hace Milca

También leeXcaret, paciente veracruzana con insuficiencia renal que murió tras esperar 3 años un trasplante de riñón

Cada mañana, antes de comer, Milca revisa su glucosa a través del sensor que tiene en su antebrazo. Sólo basta con abrir la aplicación que tiene instalada en su teléfono y pasar el dispositivo cerca para conocer sus niveles. 

También suele prepararse el desayuno y la cena, dice que le gusta experimentar en la cocina y preparase alimentos, lo más parecidos que pueda a aquellos que evita comer, como esa ensalada tipo hamburguesa que se preparó hace unos días. 

Estigma sobre la diabetes en infantes

Referirse a la diabetes tipo 1 como diabetes infantil es un término incorrecto, señala Carolina Castellanos, endocrinóloga pediatra.  “Es impreciso porque existen muchos tipos de diabetes y no solamente afectan a un grupo de población específica. La diabetes tipo 1 suele ser diagnosticada en niños de entre los 10 y 11 años hasta adultos de 25, ese es el límite”, apunta. 

Sin embargo, así como Milca también hay niños y niñas que son diagnosticadas desde la infancia, luego del periodo de lactancia. Milca creció con miradas de curiosidad y asombro desde que fue diagnosticada con diabetes tipo 1, estas suelen no importarles, pero dice que cuando vienen de adultos la situación se vuelve incómoda. 

“Más que nada son con personas mayores o adultos que me preguntan sobre mi sensor de glucosa. Cuando les digo que tengo diabetes, me dicen: ¿tan chiquita?, y me hacen caras, pero no groserías”. 

“Creo que es, tal vez, porque tienen muy generalizado el hecho de que por malos hábitos o por genética es que uno padece de diabetes. Entonces dicen: ¡ah! Esta niña es irresponsable, por eso se enfermó. Y la verdad es que trato de responsabilizarme lo más que pueda”, explica Milca. 

De acuerdo con la nutrióloga educadora en diabetes, María Fernanda Alemán, es común que los padres se sientan responsables de la enfermedad de sus hijos cuando reciben el diagnóstico, por ello, además de guiar a la familia en la forma de alimentación también le toca ser un soporte emocional, razón por la que insiste en que el tratamiento debe ser multidisciplinario, tanto como para el paciente, como para la familia. 

“Está cool que sí abraces un poco, que si tienes una o un amigo o un familiar con diabetes, que sí te intereses en cuidarlo, pero tampoco al grado de que pienses que no es independiente, porque sí agradezco mucho que la gente se preocupe por mí, pero también quiero que entiendan que soy normal e independiente, que me puedo cuidar por mí misma”, dice Milca.

lm