En medio de un clima político tenso y crecientes fricciones con Washington, el presidente venezolano Nicolás Maduro reapareció este lunes en una concentración oficialista cerca del Palacio de Miraflores para reafirmar su permanencia en el poder. Ante miles de simpatizantes, aseguró que “no nos podrán sacar jamás, bajo ninguna circunstancia, del camino de la revolución”, en un mensaje directo a la oposición interna y a las presiones de Estados Unidos.
La reaparición pública de Maduro se produjo tras días de especulaciones sobre su paradero y su estabilidad política, avivadas luego de que el presidente estadounidense Donald Trump confirmara que había sostenido una conversación telefónica con él. En declaraciones a la prensa, Trump sugirió la posibilidad de un ultimátum, lo que impulsó conjeturas sobre negociaciones o una salida pactada del mandatario venezolano.
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Caracas intenta controlar la narrativa ante rumores de crisis interna
Maduro, sonriente y enérgico, calificó esas versiones de “terrorismo psicológico”.
“Hemos vivido 22 semanas de terrorismo psicológico, que nos han puesto a prueba”, afirmó. “La prueba del amor a la patria”.
El acto sirvió como respuesta del Gobierno venezolano a los reportes que hablaban de fracturas internas o negociaciones secretas con Estados Unidos, y buscó mostrar cohesión en las bases chavistas en un momento especialmente delicado.
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Durante dicho evento cívico, el líder bolivariano encabezó la juramentación de los Comandos de Comunidad Bolivarianos de Base Integrales, una nueva estructura diseñada para organizar al chavismo “cuadra por cuadra” en todo el territorio nacional. Según Maduro, estos grupos buscan consolidar el control político y territorial ante lo que denominó “amenazas imperiales”.
El mandatario también anunció la creación de un nuevo buró político de 12 dirigentes, integrado por figuras de la plana mayor del chavismo como Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez y Cilia Flores.
“Nosotros somos más que un partido: somos una fuerza”, afirmó. “Hemos logrado la unión en todos los venezolanos frente a estas amenazas imperiales”.
Pese a la disminución del fervor político en el país, el chavismo se mostró disciplinado y cohesionado alrededor de Maduro, reforzando la idea de una estructura que, aunque reducida, permanece férreamente organizada.
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Radicalización del proyecto bolivariano ante el conflicto con EU
Siguiendo una estrategia atribuida a Hugo Chávez, Maduro ha insinuado que utilizará la actual coyuntura, marcada por las dudas sobre la legitimidad de su elección y el deterioro diplomático con Estados Unidos, para profundizar la revolución bolivariana. En lo que va de año, Maduro ha planteado:
- Aceleración de reformas constitucionales para dar más poder a las estructuras comunitarias.
- La posible creación de una nueva asamblea constituyente centrada en cooptar al movimiento sindical.
- Mecanismos para “perfeccionar la democracia bolivariana”, con énfasis en la participación directa y la reducción del rol de las instituciones consideradas “burguesas”.
Según el mandatario, estas iniciativas buscan consolidar “la verdadera democracia”, un modelo divergente del sistema liberal occidental y con protagonismo de lo que denomina “poder popular”.
Un conflicto diplomático con impacto regional
Contexto: Las tensiones entre Caracas y Washington se mantienen en su punto más alto desde 2019. La administración Trump ha aplicado sanciones económicas, restricciones petroleras y un amplio desconocimiento del mandato de Maduro, al que acusa de violaciones a los derechos humanos y manipulación electoral.
La reciente interacción telefónica entre ambos mandatarios, reconocida por Trump y no desmentida por Caracas, reabrió interrogantes sobre posibles negociaciones, escenarios de transición o presiones adicionales.
Sin embargo, el acto en Miraflores dejó claro que Maduro busca transmitir una señal inequívoca: su intención de permanecer en el poder y de seguir impulsando, y radicalizando, el modelo bolivariano en un contexto de confrontación constante con Estados Unidos.
AJA