Desde un discurso revictimizante, el presidente de la República, Andres Manuel López Obrador señaló que la desaparición de Cecilia Patricia Flores, fundadora de Madres Buscadoras de Sonora se propició a raíz de que ella decidiera irse por cuenta propia y arriesgar su seguridad, pues la protección se le ha otorgado pero la culpabilidad cae en su decisión de haber salido del refugio donde se encuentra e iniciar un trabajo de campo.

La palabra del presidente llegó a Cecilia Flores quien indicó que sus salidas como buscadora no las realiza por gusto, sino por amor ante un Estado indolente que la ha dejado vulnerada y sin respuesta. 

"¿Quién por gusto o por querer va a estar arriesgando su vida constantemente? No salí por gusto, es por amo, porque el Estado nos abandonó y porque juré a mis hijos que volverían a casa", se pronunció Cecilia Flores.

A través de redes sociales la activista compartió un video donde señala que el presidente la había culpabilizado diciendo que, "aunque tenía seguridad, ella había tomado la decisión de irse a otro lado".

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Asimismo, explicó que era necesario que el presidente se colocara en una posición de empatía, pues no eran consciente de toda la vivencia que había atravesado durante su ausencia, pues incluso, su vida corrió peligro. 

"Los cuatro elementos de la estatal que estuvieron conmigo en todo momento acompañándome, dos de ellos y dos que fueron a buscar a un sitio (ayuda), que si no hubiera sido por ellos pues mi vida hubiera acabado en ese lugar y la de ellos también", señaló vía Twitter .

¿Qué ocurrió con la madre buscadora el día de su presunta desaparición?

La Fiscalía de Sonora y el presidente Andres Manuel López Obrador dieron a conocer el 17 de abril que Cecilia Patricia Flores Armenta, fundadora de Madres Buscadoras había sido localizada sana y salva, luego de que se denunciara su desaparición el domingo 16 de abril tras abordar una patrulla estatal que le fue proporcionada para protegerla a raíz de las amenazas de muerte que ha recibido por parte del crimen organizado

La activista se encontraba realizando labores de búsqueda en Ahome, Sinaloa cuando abordó al elemento de seguridad. A partir de aquí, se perdió todo contacto con Cecilia Patricia Flores lo que encendió la señales de alerta para el colectivo que, denunciaron, no podían comunicarse con ella. 

De acuerdo con información de la Fiscalía de Sonora, la patrulla donde viajaba la activista presentó problemas mecánicos, lo que provocó que se quedaran a mitad del camino en una zona sin red telefónica, por lo que tardaron más de 10 horas en establecer contacto y pedir apoyo externo. 

En total, el grupo de seguridad y la madre buscadora permanecieron 19 horas a la mitad del desierto sin agua, comida ni cobijo. Dos de los elementos de seguridad caminaron durante cuatro años para pedir apoyo, sin embargo, Cecilia Flores denuncia que no hubo respuesta de las autoridades y no fue hasta que el grupo de madres buscadoras publicó de su desaparición que el Estado - y el ojo internacional- comenzó a seguirle pista. 

"Me encomendé a Dios porque sentí que iba a morir y que todo lo que había hecho por encontrar a mis hijos había acabado", compartió para El País.

El movimiento colectivo no se hizo esperar y es que, en diciembre del 2022 Cecilia Patricia Flores exigió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) protección luego de recibir constantes amenazas de muerte que le demandaban detener la búsqueda de sus dos hijos, Marco Antonio y Alejandro, desaparecidos en Sonora y Sinaloa respectivamente. 

A través de llamadas altamente violentas realizadas por el número 6462888508, Cecilia Patricia Flores denunció en redes que había sido amedrentada en múltiples ocasiones; la matarían si seguía realizando sus búsquedas. En respuesta, la activista señaló a principios de diciembre que no detendría su trabajo y buscaría en todos y cada uno de los lotes y terrenos hasta encontrar a sus hijos. 

“Siempre que recibo amenazas pienso en mis hijos que están conmigo. No hay miedo más grande en mí que morir sin haberlos encontrado”, compartió en Twitter. 

  • El inicio de las amenazas contra la activista

En junio del 2021, Aranza Ramos, una joven que se había unido al colectivo de Cecilia Patricia Flores fue asesinada en vía pública luego de recibir amenazas por buscar a su esposo Brayan desaparecido en Guaymas, Sonora. 

A partir de este homicidio, las demás madres buscadoras comenzaron a recibir amenazas e incluso, algunas buscadoras fueron privadas de su libertad por un par de horas, amenazadas y golpeadas durante su labor de campo. Desde hace un año, la buscadora Cecilia Patricia Flores se encuentra bajo el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

  • ¿Quién es Cecilia Patricia Flores?

En 2015 su hijo Alejandro de 21 años fue secuestrado por un comando armado y cuatro años después, en 2019, su hijo Marco Antonio de 31 años fue desaparecido de la misma manera. A raíz de este suceso y de la inacción de las autoridades, Cecilia Flores fundó el colectivo Madres Buscadoras de Sonora, una red de apoyo conformado por decenas de mujeres que buscan a sus familiares. 

Ls búsquedas intensas y el hallazgo de fosas clandestinas de grupos organizados con más de mil restos humanos han colocado la Cecilia Patricia Flores en el mapa a nivel internacional, pero también, bajo la mirada del crimen organizado del norte. 

En 2022, su rostro apareció en el Women 100 de la BBC, el conteo internacional de las cien mujeres que no sólo rompen el techo de cristal, sino que se encuentran en las calles con furia demandando justicia, propiciando el cambio y encarando al sistema, pasando por Nigeria, Honduras, Madagascar y por supuesto, en representación de nuestro país, el nombre de Cecilia Patricia Flores

El desconocimiento del paradero de la madre buscadora encendió las redes e incitó al movimiento, no sólo de los medios, sino también de la ciudadanía que con coraje exigió información de Cecilia Patricia Flores. Todo esto, prueba de que en nuestro país, el silencio ya no es opción ante la desaparición forzada de activistas; sus nombres se escuchan con fuerza.