El movimiento Riot Grrrl, surgido a finales de la década de 1980 en la escena musical alternativa de Estados Unidos, es uno de los movimientos feministas más emblemáticos de los últimos tiempos. Con una actitud combativa, la estética punk bien marcada y una crítica a la cultura machista, las Riot Grrrls crearon un espacio de subversión y resistencia para las mujeres que buscaban una forma de expresión y de lucha contra el patriarcado.

A través de la música, la literatura, el arte y la política, las Riot Grrrls construyeron una identidad feminista que desafiaba los estereotipos de género y cuestionaba las normas patriarcales impuestas a las mujeres; las mujeres rebeldes se reunían en grupos para crear fanzines, organizar conciertos y manifestaciones, y discutir sobre temas como el acoso sexual, la violencia machista o el sexismo en la cultura popular.

Una de las figuras más importantes del movimiento fue Kathleen Hanna, cantante de la banda Bikini Kill, quien escribió el manifiesto Riot Grrrl en 1991 y se convirtió en un referente para muchas mujeres que encontraron, en sus letras y en su actitud trasgresora, una inspiración para luchar por sus derechos y alzar la voz ante el machismo que permeaba la música punk, en donde las mujeres eran relegadas a gruppies que acompañaban a los “músicos de verdad”.

Otras bandas como Bratmobile, Heavens to Betsy o Sleater-Kinney también formaron parte del movimiento y contribuyeron a crear una escena musical feminista y punk que se extendió por todo el mundo.

De acuerdo con el artículo Riot Grrrl: Revolución punk feminista, el movimiento Riot Grrrl fue criticado por algunos sectores conservadores que lo acusaban de fomentar la violencia y la promiscuidad entre las mujeres jóvenes. Sin embargo, las Riot Grrrls siempre defendieron su derecho a expresarse libremente y a decidir sobre sus propios cuerpos y deseos, para ellas, el punk y el feminismo eran dos caras de la misma moneda, dos formas de resistencia contra un sistema patriarcal que las oprimía y las invisibilizaba.

A pesar de que el movimiento Riot Grrrl tuvo un corto recorrido y se disolvió a mediados de la década de 1990, su legado sigue siendo relevante en la actualidad. El feminismo punk y la cultura DIY (Do It Yourself o Hazlo tu misma) que fomentaba la autogestión y la creación de espacios autónomos para las mujeres, participando activamente en la construcción de una cultura alternativa y feminista que desafiaba la cultura mainstream dominada por hombres.

El movimiento Riot Grrrl, ¿racista?

Si bien las Riot Grrrl se convirtieron en mujeres trasgresoras que desafiaban los roles de género y al sistema patriarcal, no se puede negar que este movimiento fue encabezado por mujeres de clase media que cumplían con los cánones de belleza europeos, invisibilizando las vivencias de las mujeres afrodescendientes que también buscaban la emancipación del sistema patriarcal.

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Bajo el cuestionamiento de “¿dónde estaban las mujeres negras que formaban parte de la escena underground?”, distintas mujeres afroamericanas visibilizaron el racismo que existía dentro del movimiento y, por primera vez, discutieron los privilegios que tenían las mujeres que encabezaban esta contracultura y fue así como dentro de la resistencia punk nació el Sista Riot Grrrl (o Sista Grrrl), que llegó a cuestionar y visibilizar la opresión que, hasta hoy en día, viven las mujeres afrodescendientes.

Mientras las chicas de Riot Grrrl luchaban por que se reconocieran sus derechos como mujeres, las mujeres negras que frecuentaban la escena punk y underground buscaban ser reconocidas como mujeres y personas que merecían espacio y respeto. -Sopa Alternativa.

De acuerdo con el blog Sopa Alternativa, el movimiento Sista Grrrl se centró en las experiencias de las mujeres afrodescendientes dentro del movimiento, buscando una mayor inclusión y representación en la cultura punk y en la sociedad en general.

Bajo este reconocimiento, las Sista Grrrl se enfocaron en la interseccionalidad ya que reconocieron que las experiencias de opresión y discriminación no eran iguales para todas las mujeres por lo que debía hablarse del género, raza y clase para así visibilizar, realmente, las violencias que las atravesaban.

Igual que en el movimiento de las Riot Grrrls, fue a través de la música, el arte, la escritura y la organización comunitaria que las rebeldes lucharon por crear espacios seguros y empoderadores para las mujeres negras, que a menudo eran marginadas o ignoradas dentro del movimiento punk dominado por hombres blancos.

Una de las principales figuras del movimiento Sista Riot Grrrl fue la banda de punk feminista Sister Double Happiness, liderada por la cantante y activista Lynn Breedlove. En una entrevista con la revista Bitch realizada en 2001, Lynn explicó que el movimiento Sista Grrrl se centró en "crearnos a nosotras mismas como mujeres negras punk, y en hacernos oír, tanto en nuestras comunidades punk como en la sociedad en general".

Otras bandas y artistas destacados del movimiento Sista Grrrl incluyen a Bratmobile, Tribe 8 y Alice Bag. A través de la música y la cultura, estas mujeres abogaron por la igualdad de género y la justicia social, y se convirtieron en modelos a seguir para muchas mujeres jóvenes que buscaban desafiar las normas de género y las expectativas sociales, además de reconocer el sistema de opresión racista en el que se desarrollaba la sociedad.

Aunque el movimiento Sista Grrrl duró poco y terminó abruptamente, sentó las bases del afro-punk contemporáneo. A pesar de la creencia popular, el afro-punk no es un género musical. Existen bandas de afro-punk, pero el término en sí se refiere a la participación de las mujeres afrodescendientes en escenas alternativas.

El término se fundó en 2003 cuando James Spooner lanzó un documental titulado “Afro-punk: The Rock”, dentro del documental, Spooner exploró los roles de los afroamericanos en la escena punk predominantemente blanca.

Tamar Kali-Brown cantante y protagonista del documental describió su experiencia de crecer como una mujer negra como: “estar atrapada en un sistema con el que no puedes identificarte, que no apoyas y, simplemente, ser contraria…. Esa es la verdadera energía de lo que es el punk”.

Las Riot Grrrl y el feminismo

Por su parte, Downtown Magazine afirma que el movimiento Riot Grrrl utilizó el feminismo como una herramienta para desafiar y resistir contra la opresión patriarcal y la misoginia que estaba presente en la cultura y la sociedad de la época, fue así como las Riot Grrrls adoptaron el feminismo como una filosofía política que cuestionaba las normas de género y las desigualdades sociales que afectaban a las mujeres.

En su manifiesto de 1991, Kathleen Hanna y las demás fundadoras del movimiento Riot Grrrl declararon que "el feminismo no es solo un término, es una práctica". Para ellas, el feminismo no era solo un conjunto de ideas abstractas, sino una forma de vida y de acción concreta que debía ser llevada a cabo todos los días. Las Riot Grrrls crearon sus propios espacios seguros y autónomos donde podían hablar libremente sobre sus experiencias y problemas como mujeres y apoyarse mutuamente en sus luchas.

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Manifiesto de las Riot Grrrl.

Además, el movimiento Riot Grrrl utilizó la música como una herramienta para difundir sus ideas feministas y dar voz a las experiencias de las mujeres. Las letras de las canciones de Bikini Kill, Bratmobile y otras bandas del movimiento abordaban temas como el acoso sexual, la violencia machista, la discriminación de género y la autonomía de las mujeres. A través de la música, las Riot Grrrls crearon una comunidad que se identificaba con sus luchas y reivindicaciones.

También es importante destacar que el movimiento Riot Grrrl promovió una cultura DIY (Do It Yourself) que fomentaba la autogestión y la creación de espacios autónomos para las mujeres. Las Riot Grrrls crearon sus propios fanzines, organizaron conciertos y manifestaciones, y participaron activamente en la construcción de una cultura alternativa y feminista que desafiaba la música rebelde dominada por hombres blancos.