La serie documental “El caso Casez-Vallarta” de Netflix tardó cuatro años en estrenarse por la plataforma de streaming. Mientras todos estábamos en cuarentena en nuestras casas aprendiendo a hacer pan, Rocío Covarrubias, productora editorial del proyecto, y su equipo en La Corte Editores se documentaban sobre el caso; leyendo el libro de Jorge VolpiUna novela criminal”, revisando las entrevistas, los datos. Sin mucho contacto externo por la pandemia, Rocío trabajaba catorce horas diarias, estudiando los diversos testimonios y entrevistas sobre el caso; fue un proceso emocionalmente complejo, nos dice.

La productora editorial revela que este caso es el más difícil que ha desarrollado a nivel emocional. “Obviamente era mi tema de conversación, no podía tampoco dar mucha información porque te hacen firmar un NDA (acuerdo de confidencialidad) pero entonces empiezas a decir pasó esto y lo maquillas, no puedes compartirlo, pero te ves mal, es un proceso difícil y aparte a eso le sumas que estábamos en pandemia, no salíamos”, recuerda Rocío, y añade entre broma y en serio, “dedicaba a eso de 8 de la mañana a diez de la noche y era como ‘nos vamos a morir’”.

“En la pandemia revisaba el material 24/7, es imposible ser ajena a la situación, tenía que calificar las entrevistas y me ponía a llorar, porque aparte hay casos espantosísimos y tú ves las vivencias y te empiezas a cuestionar y dices ‘en qué momento pude ser yo’”, dice.

En el periodo en el que se sitúa el caso Cassez-Vallarta, los registros históricos sobre el secuestro indican que éste creció 317% de 2005 a 2010 y la cifra podría ser mayor, considerando los casos que no se denunciaron, reportó un estudio realizado por la Cámara de Diputados en aquel momento. En el periodo de 2000-2008, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) estimó que por cada caso de secuestro que se denunció, tres no lo fueron, es decir, que los datos oficiales únicamente reflejaban el 25% de los casos totales.

El reto de contar el “montaje” del caso Cassez-Vallarta

El caso de Florence Cassez fue la construcción de un presunto culpable, apunta la serie documental. La mañana del 9 de diciembre del 2005, Televisa y Tv Azteca transmitieron desde el rancho “Las Chinitas” en la carretera hacia Cuernavaca, el arresto de una supuesta banda de secuestradores mientras se liberaba a tres de las aparentes víctimas. Pero, fue un montaje; semanas después, Gerardo García Luna, secretario de Seguridad Pública y jefe de la Policía Federal durante el Gobierno de Felipe Calderón, reconoció que las escenas transmitidas en vivo fueron parte de una réplica del supuesto operativo original, “realizada a solicitud de los medios”.

Rocío Covarrubias fue la productora editorial de la serie-documental que desmenuza lo que sabemos sobre este caso. La serie, que se acaba de estrenar en Netflix por parte de La Corte, una casa de producción que llevó parte de la creación de la serie y que ha trabajado en otros proyectos como Las Crónicas del Taco o Luis Miguel: la serie. El equipo de La Corte, del cual forma parte Covarrubias, trabajó en cotejar los hechos del libro de Volpi y después hacer una adaptación en escaletas para que audiovisualmente tuviera una estructura, éstas fueron cambiando a lo largo de todo el proceso para lograr un producto que mantuviera a los espectadores al filo.

El caso de David Orozco (quien acusó a Florence Cassez de liderar una banda de secuestradores confesó que lo hizo bajo tortura) fue de los más desgarradores, cuenta Covarrubias. “No por demeritar a otros, al final murió y murió en la cárcel y hay gran probabilidad de que la muerte haya sido consecuencia de la tortura, una persona que ni lo debía ni lo temía, se destrozó a una familia, ‘cómo le puedes decir esas personas confía en el gobierno o vota o se responsable civilmente, si su vida está destrozada”, reflexiona.

El gran reto para la producción de la serie documental de cinco capítulos, fue contarla desde lo audiovisual, “la intención del documental era que el público se pudiera hacer ciertas preguntas, y a lo largo de la trama se las pudiera contestar. Hubiera sido más fácil hacerlo cronológicamente, pero queríamos mantener la atención del espectador, siempre atento y con una duda, eso es lo que hace a la gente seguir viendo las cosas”, nos cuenta esta creadora en entrevista con La Cadera de Eva.

Hasta ahora no hay una verdad sobre el caso Cassez-Vallarta, cuenta la productora editorial, “hay certezas y una hipótesis”, afirma, y añade que, durante la producción de la serie, Alejandro Gerber Bicecci, el guionista, siempre estuvo atento a que ninguna información ni duda se fuera por otro camino, que todo estuviera sustentado en la información que se tenía.

“Para empezar sólo teníamos el montaje del montaje, lo que pasaron en Primero Noticias, de ahí parte toda la historia, yo me pregunto ¿cómo un fragmento tan pequeño te pueda dar la información?, nosotros la pusimos en cinco capítulos, pero pudo haber más, propusimos ampliarlo, pero bueno, son decisiones que no van con nosotros, son presupuestales. El reto fue cómo mantener la atención del espectador”, dice.

Rocío Covarrubias quien también participó en otras series como “Cómo sobrevivir soltero”, “Maestros Olvidados, oficios que sobreviven”, y “Los Tigres del Norte: Historias que contar”, entre otras producciones, comparte que fue distinto trabajar con una producción francesa, sobre todo en las entrevistas, que son más directas, o la forma de o solicitar información.

“Yo sí pude ver que [la producción francesa] eran mucho más incisivos en las en las entrevistas, nosotros por cultura latina vamos poco a poco, si te impone una persona que esté en el poder o tenga poder, entonces tratas de llegarle con información, haces correcciones o preguntas de manera amable”. Con esta experiencia, Rocío, quien fue la productora editorial de la serie documental “El caso Cassez-Vallarta” insiste que en esos detalles también se pueden dimensionar las diferencias culturales.

Covarrubias, mujer en un mundo de hombres

Rocío Covarrubias ha trabajado en diversas producciones, cuyo listado podría ocupar más de una hoja es también incisiva en aclarar que ella es “productora editorial, no general, todavía, no para tanto”, y considera que parte de su éxito en el mundo de la producción se debe al esfuerzo de otras mujeres antes que ella.

“Hace unos años te hubiera dicho, no, súper difícil, todo está horrible, aquí todos son machos, pero me podría quedar en eso que son quejas; pero ya a esta edad y cuando también te llega un poco la madurez empiezas a cuestionarte, que más bien creo que tengo que agradecer a otras generaciones, a otras mujeres, pero también seguir luchando porque vienen otras generaciones y si yo creo que yo la tuve más fácil, mi responsabilidad es que las siguientes generaciones la tengan aún más”.

Reconoce que el mundo de la producción “es un medio machista”, y cuenta que en su experiencia se ha encontrado con jefas que admira muchísimo, de las cuales ha aprendido bastante. Cuando se encontró con un hombre de la “vieja escuela del cine” entendió que mucho de lo que llaman “vieja escuela” son dinámicas de poder ya arcaicas, y decidió buscar espacios diferentes; así logró encontrar un espacio en la productora actual, La Corte.

“Tengo una jefa y tres jefes que son de una generación en la que cuestionan de la misma forma el machismo, la jerarquía es mínima, estamos en un sistema muy horizontal y yo represento en la oficina de México a toda la gente que se contrata, a todos los editores. Entonces, mi deber y mi obligación es que sea la misma estructura”.

“Ni siquiera puedo decir que están en una posición de abajo o arriba, sino simplemente ayudan en cosas que yo no hago, siempre los invito a cuestionar su trabajo y mi trabajo”, comparte.

La importancia de consumir periodismo de investigación

Rocío Covarrubias también habla de la importancia de consumir periodismo de investigación, incluso atañe que es una responsabilidad ciudadana estar informados.

“Sé que lo que menos que se quiere es llegar de trabajar y ver cosas que te deprimen o algo que sea horrible, pero también creo que como ciudadanos tenemos la obligación de cuestionarnos y creo que este documental invita a siempre cuestionarnos y a aprender que existe información que sí está nuestro alcance, pero que no queremos ver y que tampoco queremos profundizar, nos conformamos con la inmediatez”.

Precisamente, en la misma mañana que se hizo la entrevista, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó la importancia de ver este producto audiovisual y propuso que Netflix lo ponga gratuito o que los partidos políticos paguen "para que se difunda como parte de la concientización a los ciudadanos".

Al respecto, Covarrubias expresó que para ella sería fascinante que cualquiera lo pueda ver, también hizo énfasis en la importancia de que el gobierno destine recursos para las producciones de este nivel, “para que gente como nosotros podamos dedicarnos a eso y que sea público claro que me encantaría. Yo dediqué cinco años de mi carrera a la producción en la televisión pública, básicamente cultural e hicimos varios documentales, lamentablemente amaba ese trabajo pero los sueldos son mucho más reducidos, así como el tiempo de preparación”.

Finalmente, insistió, “yo contestaría preguntando al gobierno, qué recursos da a la televisión pública y a los medios públicos para tener la oportunidad de hacer algo así”.