A lo largo del Centro Histórico de la Ciudad de México, podemos encontrar una gran variedad de locales que pareciera que, cuando uno entra al negocio, el tiempo se detiene, al sentir una vibra de la década de los 50, 60, 70 o más, volviéndolos los lugares favoritos para los amantes de lo antiguo y de lo vintage.
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Tampoco es un secreto que en sus paredes esconden secretos e historias que con el pasar de los años han sido contados de manera oral entre sus trabajadores y clientes. Uno de estos espacios se encuentra entre las calles más conocidas y viejas de la capital; además de poder encontrar la droguería más antigua de la Ciudad de México.
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Tal vez este título te suene extraño, pero, antes de que las farmacias llevaran el nombre que tienen actualmente, no hace mucho tiempo eran conocidas como droguerías, tiendas donde adquirir una gran variedad de artículos de belleza y salud.
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¿Cuál es la historia detrás de la droguería más antigua de la CDMX?
Ubicada entre las calles República del Salvador y 5 de febrero, podemos encontrar un lugar que ha resistido el pasar de las décadas y que, aun con la evolución de la tecnología, ha sobrevivido a los cambios generacionales; se trata de la Farmacia París, una de las droguerías más antiguas de la Ciudad de México, que ha ganado bastante popularidad en el país y en el extranjero.
Este negocio fue fundado el 28 de febrero de 1944 en un pequeño local de uno de los edificios que aún conserva su estética novohispana y que se dice fue un noviciado para monjes agustinos en la época de la colonia. La mente detrás de la Farmacia París fue Ignacio Merino Martínez, un químico boticario que vio la posibilidad de compartir su conocimiento médico con la gente.
De hecho, este oficio forma parte del ADN de Ignacio Merino Martínez, debido a que sus padres, Mariano Merino Galera y Honorina Martínez, fueron ampliamente conocidos por ser los pioneros en el mundo de las boticas y droguerías en México.
Al principio fue un reto mantener un espacio como estos en la capital mexicana, contando únicamente con cinco colaboradores; sin embargo, gracias a la calidad de los productos y la atención al cliente, fue como poco a poco este negocio comenzó a expandirse a otros lugares y a crecer dentro del mercado.
No todo fue felicidad para Farmacia París, ya que en 1950 se registró una de las peores inundaciones en México, provocando pérdidas económicas y materiales en varios negocios, pero, más allá de esto, Ignacio Merino Martínez vio la posibilidad de poder remodelar el lugar, incorporando desde un carrusel de toboganes para despachar los medicamentos hasta publicar su Almanaque Kanin, revista que informaba datos curiosos, noticias del local, poemas e incluso crucigramas.
Ahora, gracias a los avances tecnológicos y al impacto que han tenido en distintas generaciones, es como en este local trabajan más de 600 personas, quienes dedican su tiempo y esfuerzo para elaborar más de 100 remedios a base de especias, flores y otras sustancias curativas.
La Farmacia París es administrada actualmente por la tercera generación de la familia de su fundador, y su compromiso con la salud y el bienestar de los capitalinos sigue siendo una prioridad. A lo largo de su historia, ha brindado atención y cuidados a varias generaciones de clientes, desde los jarabes y remedios caseros hasta la medicina moderna.
