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Con venta de gradas, Celia tiene ingreso extra durante Carnaval de Veracruz

Celia tiene dos años dedicándose a la venta de gradas durante el Carnaval de Veracruz. Este dinero que gana lo ocupa para complementar su sueldo como comerciante y así pagar gastos de la escuela de sus hijas

Escrito en VERACRUZ el

VERACRUZ, VER. - Para Celia Sánchez González el Carnaval de Veracruz no representa solo una fiesta a la cual asistir con su familia o amigos. Al igual que otros jarochos, ella ve en este evento otra oportunidad de poder obtener un ingreso extra para ayudar a su familia.

Sentada junto a su hija de bajo de una malla negra que la protege del sol de la mañana en la zona del bulevar Manuel Ávila Camacho, frente a las palapas de Villa del Mar, en el puerto de Veracruz, ofrece a los turistas sus gradas por un precio de 100 pesos.

A lo largo del bulevar se pueden ver docenas de cartulinas con la leyenda de “Venta de boletos”, al lado de esos espacios mujeres y hombres esperan ansiosos la llegada de los bañistas para convencerlos de que sus asientos son mejores y renten el espacio para presenciar alguno de los desfiles de carros alegóricos del Carnaval de Veracruz.

Celia, de 44 años, cuenta que esta es la segunda ocasión que se dedica a la venta de estos espacios, llegó por medio de la invitación de una amiga y como obtuvo una buena paga, decidió repetir este 2023.

“Es un negocio de años. Mire yo tengo dos años trabajando con las personas que alquilan las gradas, pero lo que sé es que sí ya es de años. El primer día estuvo llenísimo, hubo bastante gente. Ahorita está un poco tranquilo de la venta, llevamos como la mitad vendido”, dice.

Son 3 concesiones de 142 espacios que venden entre tres empleados. Ella gana por día, aunque no quiere revelar cuánto es lo que le pagan, dice que es una buena ganancia, porque si no lo fuera no hubiera repetido este año.

El dinero que gana durante los cuatro días de desfiles lo ocupa para pagar los gastos de su familia y sus dos hijas. Una ayuda extra que obtiene aparte de su sueldo como comerciante.

“Es un ingreso extra que entra a mi casa. Porque no nada más me dedico a esto. Ahorita por la temporada, pero yo tengo mi trabajo de ventas de calzado, ropa. Esto lo ocupo para los gastos extras que pueda necesitar en la casa y con mis dos hijas, en la escuela”, cuenta.

Trabajar en la venta de gradas no es solo llegar y esperar a que los clientes aparezcan. También tienen que convencerlos, es un turno de más de 8 horas que trabajan. En el caso de Celia procura llegar a la 9:00 de la mañana y se va alrededor de las 12:00 de la noche, ya que tiene que dejar limpia su zona.

“La preventa comenzó desde el jueves, pero yo apenas el sábado. Yo estoy desde las 9.00 de la mañana y me voy como 12:30 o 1:00 de la mañana, dependiendo a que hora termine porque hay que limpiar todo y dejar todo bien para el siguiente día”, explica.

Cancelación de paseos por las mañanas les pegó.

Este 2023 las autoridades del ayuntamiento de Veracruz y el personal del Comité del Carnaval anunciaron que debió a las altas temperaturas y como una medida para prevenir los golpes de calor y accidentes mayores relacionados con esto, se suspenderían los paseos de la mañana, por lo que ahora solo se iba a realizar en la noche.

Este comunicado desconcertó a las personas que se dedican a vender las gradas, porque no obtendrían el mismo ingreso que en años pasados. Celia explica que esta decisión los afectó, ya que durante el fin de semana hay muchos turistas que viene exclusivamente a ver el desfile de la mañana y se iban por la tarde.

“No nos agradó tanto, pero qué vamos a hacer. El turismo tampoco le agradó, porque has de cuenta, en la mañana te pedían boletos para lo que es el paseo y les tenías que explicar que no había en la mañana desfile, sino hasta la noche”.

Aunado a eso el precio por espacio no disminuyó, sino que cada año aumenta y este no fue la excepción, por lo que tienen que trabajar más y vender todos los espacios para que puedan sacar lo de la inversión y algo de ganancia. 

Los días más fuertes en cuestión de venta son el sábado y domingo, mientras que los demás desfiles que se realizan durante la semana la gente y el costo disminuyen, agrega.

Una fiesta que inició para reactivar la economía de los jarochos

Las fiestas carnestolendas en el estado de Veracruz tuvieron sus primeros orígenes desde el siglo 17, muy diferentes a lo que hoy en día se desconoce, pues eran varios eventos que se llamaban mojigangas, según explica el historiador y director del Museo de la Ciudad, Ricardo Cañas Montalvo.

No obstante, estas fiestas fueron prohibidas por la iglesia católica un siglo después. Hasta que, en 1925 empresarios del puerto de Veracruz en conjunto con la administración del ayuntamiento de aquellos años, decidieron realizar de nueva cuenta. Debido a que la economía de la ciudad estaba en pésimas condiciones por diversos factores y enfermedades que acontecieron en esa época.

“Aquí en Veracruz al inicio de los años 20 tuvimos la peste bubónica, la gripe española y también el movimiento inquilinario. Hubo varias muertes en la ciudad e, inclusive, la ciudad permaneció cerrada al tránsito. Para 1924 la economía nacional no era muy buena y se estaba recuperando. Entonces el licenciado Rafael Domínguez Gama propuso junto con un grupo de la cámara de comercio y autoridades de esa época llevar a cabo la fiesta”, cuenta Ricardo Cañas.

Autoridades municipales, estatales y empresarios se unieron para realizar la fiesta y así poder atraer a personas de otros estados para reactivar la económica. En el año 1925 los principales medios para promocionar el carnaval fueron los periódicos, incluso, el sindicato de ferrocarrileros dio los boletos más económicos para las personas que viajaran al carnaval.

A partir de esa fecha y después del éxito que tuvieron comenzaron a realizarlo cada año. Desde entonces la fiesta evolucionó, incorporaron los carros alegóricos, las batucadas, bastoneras y gradas. Pues en los primeros años el ayuntamiento solo vendía los espacios y la gente era quien llevaba sus sillas o tablones para presenciar los desfiles que se hacían en la avenida Independencia.

“El ayuntamiento vendía a metro cuadrado los espacios para que la gente llevara sus sillas o templetes de madera o, inclusive, había personas que llevaban planas de tráileres completas. Lamentablemente había gente que construía de madera vieja los templetes y se llegaron a caer, por ese motivo el ayuntamiento contrató una compañía que pone unas gradas metálicas”, agrega Ricardo Cañas.

Hace 15 años que comenzaron a venderse las gradas a los mismos ciudadanos para que ellos también pudieran obtener ganancias y así como Celia llevar un sustento extra a su familia.

mb