ESPECIALES LSR

Un vestido color vino para su graduación: El sueño de Fany en el Veracruz feminicida

Estefany Nahomi Aguirre Iturbide estaba emocionada por su graduación de la secundaria este año; soñaba estudiar enfermería antes de ser asesinada por un compañero de la escuela en calles de Tecolutla, Veracruz

La menor de 14 años fue atacada cuando iba en su bicicleta en calles del municipio costero de Veracruz.
El cuerpo de Estefany Nahomi Aguirre Iturbide fue velado en Tecolutla..La menor de 14 años fue atacada cuando iba en su bicicleta en calles del municipio costero de Veracruz.Créditos: Miguel Ángel León Carmona
Escrito en VERACRUZ el

TECOLUTLA, VER.- Hace dos meses, Manuel recibió una visita sorpresiva en su puesto de bicicletas, ubicado a espaldas del río Tecolutla. “Güero, te habla mi sobrina”, le dijo Adriana Iturbide al hombre de cabello gris, brazos tatuados y estilo rockero. “¿No le gustaría ser mi padrino de graduación?”, preguntó Fany, la niña de 14 años que todos los días le entregaba comida a él y a otros comerciantes en este municipio costero de Veracruz

Ese recuerdo a Manuel le quiebra la voz. Él estaba entusiasmado con la fiesta de graduación en la Telesecundaria Aquiles Serdán, programada para julio de 2023. “Había pensado comprarle una computadora pero ya no se pudo”, dice y después hace una pausa para secar sus lágrimas con sus manos manchadas de aceite. “He perdido amigos motociclistas en la carretera, los he visto despedazados, pero nada me había puesto tan mal como la muerte de Fany, porque un desgraciado le arrebató la vida”, dice “El güero de las bicicletas”, escondido en su taller con techos de lámina.

Estefany Nahomi Aguirre Iturbide vivía con sus abuelos desde el 2019, que llegó a vivir a Tecolutla.

Estefany Nahomi Aguirre Iturbide fue asesinada la tarde del pasado 20 de abril, su feminicidio ocurrió a 15 metros del taller de Manuel, en la calle Hidalgo. La menor regresaba en su bicicleta de entregar dos platillos con mole y arroz que vende su abuela Ana María. Una moto la seguía sin que ella se diera cuenta y la interceptó cerca de un poste, hasta acorralarla en una banqueta. De acuerdo con la Fiscalía General de Veracruz, quien la seguía era un compañero de la secundaria, V.Y., también menor de edad, que al derribarla en el suelo y apuñalarla con un cuchillo de cocina le provocó heridas en el abdomen y la yugular

“Un vecino vio que el chamaco la tenía sobre el suelo y le gritó desde lejos que la dejara en paz. Luego vio cuando la apuñaló y corrió a tratar de ayudarla. Dicen que Fany aun se sentó en la banqueta y se apretaba su garganta para no ahogarse. El vecino agarró su bici y trató de alcanzar al joven pero se huyó en su moto”, cuenta Adriana Iturbide Pérez, tía de Fany, como la llamaba de cariño. 

Manuel no se percató de la agresión porque cuando ocurrió, alrededor de las dos de la tarde, él atendía a un proveedor de refacciones. Sus vecinos corrieron a avisarle que se trataba de Estefany “Decían que la habían atropellado, ya luego confirmaron que alguien la mató”, recuerda el hombre mientras termina de apretar las últimas tuercas para asistir al velorio y despedir a quien él ya consideraba su ahijada. 

El cuerpo de Estefany Nahomi Aguirre Iturbide fue velado en casa de sus abuelos.

Una graduación con vestido largo y el sueño de ser enfermera

Fany cumplió 14 años en noviembre de 2022 y pronto terminaría el tercer grado de secundaria. Ella y sus dos hermanos menores nacieron en Reynosa, Tamaulipas, donde sus padres emigraron desde hace casi dos décadas. Su madre, Nayeli, recibió la noticia de su feminicidio en la cocina del restaurante donde trabaja; su padre, René, hacía lo propio en una maquiladora. 

En 2019, Fany visitó a sus abuelos y a sus tíos en Tecolutla, Veracruz y se enamoró del pueblo donde el río y la playa se unen y las casas tienen alberca en sus patios. “Curiosamente dijo que quería cursar sexto año aquí porque era más seguro que Reynosa con sus balaceras y todo eso; que allá además se la pasaba encerrada y aquí era feliz ayudando a su abuela”, dice Adriana, la tía. 

La menor fue apoyada por su familia y cursó sexto año, luego ya no hubo autobús de regreso a Tamaulipas, se asentó en la casa de los abuelos donde era feliz y contribuía en los negocios de la familia. Al volver de la escuela se montaba su short, una blusa ligera, sus chanclas de plástico y esperaba en su cama hasta que sonara el teléfono con el primer pedido de comida a domicilio. Fany entonces tomaba la bici de su tía Adriana, una bolsa de mandado color roja y salía a repartir antojitos de comal, guisos del día y algún filete de pescado. 

Fany trabajaba y ahorraba sus propinas. Estaba ilusionada con su graduación porque la pasada, cuando salió de la primaria, se canceló debido a la pandemia por Covid-19. “La próxima semana se iba a tomar las fotos de graduación”, dice su tía Adriana, “andábamos buscando un vestido vino de gala y sus zapatillas”, agrega. 

Tanto a su familia como a Manuel, quien sería su padrino, les anunció que estudiaría enfermería en el CBTIS del municipio conurbado de Gutiérrez Zamora. La profesión compaginaba con la manera de ser de Fany, confirma su profesor, “muy responsable, seria, tal vez un poco callada, con calificaciones arriba de ocho”. El docente ha propuesto a su familia un homenaje de cuerpo presente en la explanada de su escuela. 

El día del crimen, Fany no tuvo clases y ayudó a su tía a pegar calcomanías con los precios de zapatos en los catálogos de Andrea y Cklass que vende en Tecolutla. A la una de la tarde con 15 minutos sonó el teléfono con el primer pedido del día. “Eran dos platillos de mole para La Mascota, una palapa en la playa. La menor salió como de costumbre pero pasó más de una hora y no volvía”.

A la izquierda el lugar en donde fue asesinada Fany; a la derecha, los letreros que familiares colocaron para pedir justicia.

“Nosotros pensamos que a lo mejor se había puesto a platicar con las amigas o con su padrino Manuel, hasta que nos tocaron el claxon diciéndome que corriera a La Juquilita (un altar de una Virgen de Guadalupe en la calle Hidalgo) porque algo le había pasado a la niña”. La persona que les avisó ofreció su moto y llevo a doña Ana María, la abuela. A Adriana la invadía la desesperación porque no había taxis disponibles hasta que vio a alguien conocido, Luis Jaime “N”, hermano del presunto feminicida, a bordo de una motocicleta Italika FT 150 color blanca. 

“Yo le grité y le dije que me diera un aventón a La Juquilita porque al parecer habían atropellado a Fany. No lo noté raro, lo reconozco, pero cuando nos íbamos acercando me dijo que estaba muy preocupado, porque al parecer su hermano había atropellado a alguien y ya no lo encontraba por ningún lado”, recuerda Adriana. 

Hoy, ella y su familia saben que la moto que usó el presunto feminicida para cometer el crimen y después huir era idéntica a la que usó Luis Jaime “N”. Los dos hermanos la utilizaban para entregar cerveza de un negocio de su padre. 

V.Y. era compañero de esculea de Fany.

V.Y., el menor de ellos, fue entregado por su padre y permanece bajo custodia de las autoridades; en el pueblo se rumora que su familia lo ocultó en una casa cruzando el río Tecolutla. De él, personas que lo conocen destacan que es un adolescente introvertido, que a nadie dirigía el saludo y hace más de un año dejó de hablar. Su vestimenta era idéntica todos los días: camisa blanca, pantalón de mezclilla y gorra negra; como aditamento usaba pasamontañas o gafas oscuras. Esa descripción es una calca de las primeras fotos donde se le ve siendo detenido este 21 de abril.

Policías Ministeriales presentaron ante el Ministerio Público al presunto feminicida.

Sobre Luis Jaime “N”, los habitantes refieren que fue policía y hasta la fecha no ha sido llamado a cuentas por su probable participación en el feminicidio. 

El feminicidio de Estefany Nahomi Aguirre Iturbide es el número 20 registrado en 2023; sus sueños se esfumaron en Veracruz, el tercer estado más inseguro del país para las mujeres, solo detrás del Estado de México y Oaxaca, con 25 y 20 muertes feminicidios respectivamente.