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Rubí no pudo ver a Fátima en pastorela; menor cumple 2 meses desaparecida

La familia de Fátima continúa la búsqueda de la menor, quien desapareció desde diciembre del año pasado. Pese a que ellos continúan investigando, las autoridades han dejado de lado su investigación e incluso, ya no los reciben en la Fiscalía

Autoridades pierden 2 meses sin encontrar a Fátima.Créditos: LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

XALAPA, VER. - Rubí Romero González no pudo ver a Fátima Cristal González en su pastorela. La menor, de entonces 14 años, interpretó a un ángel y quería que su tía pudiese acompañarla en el municipio de Villa Aldama, pero su trabajo en Xalapa se lo impidió.

Fátima Cristal desapareció hace más de dos meses, el nueve de diciembre de 2022. Desde entonces Rubí no ha dejado de buscar a su sobrina y se lamenta por no haber podido verla aquel día, pues por las idas y vueltas para exigir avances a la Fiscalía General de Veracruz incluso terminó perdiendo su empleo.

“Me insistió mucho que pudiera ir a verla, me llamó los días anteriores para insistirme que fuera a verla, pero le dije que por mi trabajo no podía acudir. Yo vivo en Xalapa y mi niña vive en Villa Aldama, estoy a una hora más o menos y se lo dije. Ahora me arrepiento porque digo ‘hubiera ido a verla, hubiera pedido permiso o hubiera pedido llegar más tarde’, pero las cosas pasan”, dice entre lágrimas.

En esa búsqueda, en lugar de encontrar a Fátima, se ha topado con un excusas de parte de las autoridades de la Fiscalía General del Estado. Desde argumentos como que la niña está en una etapa de rebeldía, hasta que no se puede obtener el acceso a la carpeta de investigación ante los constantes cambios de investigadores.

Así han transcurrido más de dos meses en los que prácticamente no hay avance en las indagatorias. La menor cumplió recientemente sus 15 años en calidad de ausente.

“Lo primero que te dicen es que ‘la niña se fue por su gusto’, ‘de seguro se fue con el novio o con un hombre mayor’; me dieron a entender que la niña está en una edad propensa a la rebeldía, lo más seguro es que aparezca por ahí dentro de poco. Yo les he dicho que ojalá y sea así, porque mi niña nunca había pasado más de dos horas fuera de casa y cuando faltaba, uno sabía en casa de quién estaba”, reafirma su tía.

Y es que, en las primeras horas de su desaparición, la familia fue enterada, por medio de amigos de la menor, que Fátima posiblemente había sido objeto de algún ilícito, pues “no estaba en sus cinco sentidos” de acuerdo con versiones de quienes la vieron por última vez. Lo anterior fue comunicado a la Fiscalía, pero la autoridad desdeñó el señalamiento, centrando la responsabilidad total en la niña.

EL ZAPATO DE FÁTIMA

Rubí no se lo pensó dos veces y dejó su trabajo en Xalapa para buscar a su “niña”, hija de un hermano suyo que asesinaron hace cinco años y de una mujer que abandonó a la menor y de la cual ni siquiera se han tenido noticias pese a lo mediático de la desaparición de Fátima.

La tía narró que horas después de la noticia de que la niña no aparecía, interpuso la denuncia correspondiente ante la Fiscalía, teniendo el compromiso de los elementos ministeriales de seguirla en su trayecto a Villa Aldama para iniciar los actos de investigación.

Sin embargo, desde ese momento Rubí se dio cuenta que no sería fácil conseguir el apoyo de las autoridades, pues ninguna unidad de la Policía Ministerial la siguió y menos empezaron a investigar como prometieron.

En los hechos ella y su familia se convirtieron en los investigadores del caso, como generalmente ocurre con casos de desaparecidos en Veracruz. Han boletinado la foto de su sobrina y preguntando en tiendas, negocios e incluso entre los peregrinos que marchaban en Villa Aldama, antes de las celebraciones a la Virgen de Guadalupe, del 12 de diciembre pasado.

Al admitir que el caso de Fátima es complejo por la falta de pruebas que lo rodean, Rubí señaló que, desde entonces, la Fiscalía solo ha dado largas, lo que ensombrece el caso y la llena de angustia.

Por ejemplo, entre las irregularidades que ha enfrentado es que la autoridad desdeñó un zapato que se le hizo llegar a la familia una semana después de los hechos, mismo que era usado por Fátima el día de su desaparición. Dicho objeto no tenía huellas aparentes o rastros de sangre y aunque se lo quedó la autoridad, no se informó qué se encontró en el mismo.

Además, la FGE no ha definido una línea de investigación, pues insisten en la versión de que la niña se fue por su propio pie o se la llevó “una persona mayor, algún novio o pretendiente” o que es víctima de una red de trata. Pero la familia señala que dichos argumentos únicamente son posibilidades.

Pese a ello, la Fiscalía se negó a revisar cámaras de vigilancia aledañas a la zona donde desapareció, un área poco transitada del lugar y donde no existe claridad si alguien la seguía o la interceptó; tampoco se revisó el teléfono celular desde donde Fátima tenía comunicación con otros familiares ni se hicieron investigaciones entre sus compañeros de escuela.

Sobre el último punto, hay situaciones más complejas. La directora de la escuela a la que la niña asiste, Aurora Montero, se negó de manera rotunda a que se hicieran actos de investigación con los menores, señalando que los traumarían si les cuestionan sobre el paradero de su compañera.

“Hasta hoy la directora no ha tomado ni una sola iniciativa de apoyo hacia nosotros para encontrar a nuestra niña. No quería hacer una reunión de padres de familia, al contrario, les dijo a los niños y a los padres que no están obligados y que no tiene por qué decir lo que hayan escuchado o visto sobre la niña.

“¿Qué oculta? ¿Está amenazada? ¿Qué es lo que protege? ¿A quién protege? No sabemos, pero esa directora ha tenido una postura que me deja mucho que pensar. Dijo que me iba a denunciar porque la hostigué y amenacé. Pedirle una lista de asistencia del salón de mi sobrina no es amenazarla”, señala.

Rubí reveló que, previo a su desaparición, Fátima padeció abuso escolar y fue golpeada en la escuela semanas antes. Agrega que, mientras más quiere seguir investigando por su cuenta, las autoridades le han indicado que, si actúa de esta forma, “entorpece” la indagatoria.

“NO ME LLEGA LA CARPETA”

Con llanto, la mujer acepta la responsabilidad que le toca como familiar de Fátima en torno a posibles descuidos de su parte o falta de atención, sin embargo, refiere que ello no es causal para haber desaparecido a la niña, que ha vivido entre el abandono de su madre y las constantes críticas por su forma de ser, de expresarse o de vestir.

Rubí se ha enfrentado en Fiscalía con mensajes y llamadas sin responder. Excusas como “no me llega la carpeta”, y tres cambios de investigador. Y mientras más días transcurren, los casos pierden atención de las autoridades y medios de comunicación.

Guadalupe comenta que en ocasiones el fiscal a cargo de su caso ya ni siquiera la quieren recibir, señalando que no hay avances, que acuda o “llame después” o que no por el hecho de cambiar constantemente a los fiscales, signifique que se pierde la secuencia de la indagatoria, lo que la familia duda debido al nivel de desaparecidos en todo el estado.

EXCUSAS

Los fiscales ocupan las mismas prácticas con más familiares de desaparecidos en Veracruz, lo que fue expuesto ante autoridades federales como Karla Quintana Osuna, Comisionada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en una reciente visita

Algunas malas actuaciones de la Fiscalía, ya con Verónica Hernández Giadáns al frente del organismo, han quedado documentadas en recomendaciones de la CEDH, en donde hay registros de trabajadores que pueden pasar hasta un año sin atender un caso argumentando que “no le llega la carpeta”, es decir, que ocurrió que la información de la investigación se extravió.

Tal es el caso de la recomendación 76/2022 por falta de debida diligencia de parte del organismo, donde la víctima narró que el fiscal del caso le informó que no encontraba la carpeta.

“Me atrevo a comentar esto debido a que acudí a su oficina a fines del mes de septiembre de 2020 y en esa ocasión me citó para principios de octubre, donde me dijo que la carpeta antes mencionada no ha ‘llegado a sus manos’, que mejor me presentara 15 días después para darme una respuesta.

“Acatando las instrucciones del fiscal antes mencionado, asistí a las instalaciones de la fiscalía dos semanas después, y me volvió a comentar algo similar, que la carpeta no ha ‘llegado a sus manos’. Regresé a finales de octubre y el mismo fiscal me proporcionó su número de celular con el propósito de enviarle mensajes para que me informe sobre el caso de la carpeta de investigación arriba mencionada, por lo cual me atreví a enviarle mensaje el día 06 de noviembre del mismo año, el cual no respondió, le envío otro mensaje el 10 de noviembre, el cual tampoco respondió”.

La víctima contó ante la Comisión que nuevamente asistió a ver al fiscal encargado, quien le volvió a comentar que no encontraba la carpeta de investigación, “que ya la buscó y no aparece, pero que le mande mensaje para ver si más adelante aparece”.

Pero nuevamente, cuando el 8 de diciembre de 2020 le mandó un mensaje, no volvió a tener respuesta. Lo mismo ocurrió el 18 de enero de 2021 volviendo a ser ignorada, visitándolo personalmente, sin respuesta afirmativa. Pasaron casi seis meses y la Fiscalía no tenía idea del paradero de dicho expediente, hasta que la CEDH se involucró.

“Se advierte que la investigación se mantuvo inactiva desde el dieciséis de agosto de dos mil diecinueve, fecha en que tuvo lugar la solicitud de la FGE a la CODAMEVER de realizar un Dictamen Médico, la cual es la última actuación de la que la propia autoridad tiene registro antes del extravío.

“Ante la solicitud de información que esta Comisión formuló a la Fiscalía encargada de la indagatoria, la autoridad remitió el informe cronológico de las actuaciones que se transcribe en la Evidencia 12.2 de la presente, junto con copias simples de la Carpeta de Investigación. Sin embargo, omitió responder al cuestionamiento sobre el informe de la Policía Ministerial presuntamente extraviado, como los expresó la quejosa a personal de este Organismo”, determinó la CEDH.

Desde el año pasado, la Comisión instó a la Fiscalía que en este y otros casos similares, se garantizara el principio de no repetición, enfatizando que los servidores públicos a cargo de su integración y aquellos que tengan participación de una u otra manera, tienen la obligación de actuar con debida diligencia “y contar con los recursos materiales, logísticos, científicos o de cualquier otra índole, necesarios para el desarrollo de sus funciones”.

Además de que, en todos los casos, la finalidad de la investigación diligente es la obtención de la verdad y, en su caso, identificar, juzgar y sancionar a los responsables de los hechos denunciados. Pero para el caso de Fátima, la debida diligencia no se cumplió. Ahora, su tía sigue en pie de lucha para dar con el paradero de su niña, cueste lo que cueste:

“Tengo la esperanza de encontrar a mi niña y no andar buscando en terrenos baldíos o fosas comunes”, enfatiza.

mb