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La Huaca, barrio que vio surgir a Agustín Lara y Toña la Negra

Durante el siglo XVII esclavos africanos ocuparon este lugar a las afueras de la ciudad amurallada de la entonces Villa Rica de la Vera Cruz. Hoy en día es el barrio más tradicional de Veracruz, en donde la historia se respira y se vive todos los días

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En la avenida Ricardo Flores Magón de la zona centro de la ciudad de Veracruz, una estatua de Toña La Negra vigila sonriente el callejón adornado de casitas con teja afrancesada. Aunque unas pocas de las casas perdieron su fachada original, la mayoría se esfuerza por preservar su origen arrabalero.

Algunas ya experimentaron la mano de la restauración y otras luchan por no llegar a escombros, pero forradas de madera, todas se visten de colores pintorescos que mantienen vivo al legendario Barrio de La Huaca.

Fue durante el siglo XVII cuando esclavos africanos ocuparon ese lugar a las afueras de la ciudad amurallada de la entonces Villa Rica de la Vera Cruz y lo hicieron suyo.

Pronto acogerían a otros migrantes y con el pasar del tiempo se convertiría en una comunidad de rateros, prostitutas y exiliados de todos los orígenes. El hogar de los desplazados que forjó con los años el folclore jarocho, afirma Noemí Palomino, promotora y defensora del barrio.

Durante décadas, los callejones del Barrio de La Huaca fueron considerados peligrosos y hasta impenetrables para los foráneos, imagen que quedó en el pasado y que se busca revertir ofreciendo al sitio como un punto de encuentro para turistas.

“Los muchachos eran locos, muchos marihuanos, pero no te voy a mentir, con nosotros eran muy buena gente”, comenta una mujer que pasa de los 60 años, y quien asegura, nació, creció y nunca dejó el barrio.

Actualmente, la Huaca es habitada por aproximadamente mil 709 personas, generaciones de huaqueros que hasta donde alcanza su conocimiento, sus ancestros han residido en ese lugar.

Es el amor que heredaron de su comunidad, lo que alienta a sus habitantes a resaltar lo mejor del Barrio de La Huaca.

La Huaca actualmente

Vecinos de la zona dan testimonio del crecimiento, la reestructuración y del difícil camino para generar un cambio y lograr que las entidades gubernamentales permitieran rescatar el legado del barrio.

Este crecimiento no sería posible sin la intervención de líderes nacidos en los patios de este antiguo barrio. Noemi Palomino, maestra jubilada y personaje importante en la edificación de la nueva reputación del Barrio de La Huaca, indicó que fueron varias las gestiones que se realizaron para que las autoridades gubernamentales voltearan a verlos.

“Nos manifestamos, hacíamos rifas, a nosotros nos tocó poner de nuestros recursos, recolectábamos firmas, algunos no querían, pero los que sí seguíamos buscando que el gobernador en curso, para que nos ayudara” afirma Noemí Palomino.

Recordando las primeras luchas contemporáneos por la restructuración de los callejones del Barrio de la Huaca, Noemi Palomino indica que el legado gastronómico ha permitido abrirles el camino.

La maestra y líder comenta de vecinos menciona que los primeros pasos buscando el cambio comenzaron a principios de este siglo, en el año 2000 con la defensa de los patios que no tenían escrituras para certificar la propiedad de las casas a sus residentes.

“En el 2002 hicimos se podría decir que otra lucha inquilinaria, porque seguíamos pagando renta, pero no sabíamos ni a quién, así que tuvimos que cambiar eso”, recuerda Noemí Palomino.

Fue hasta el 2016 que el resto de los veracruzanos se atrevió a voltear a ver La Huaca con un verdadero interés, difundiendo el festival gastronómico y gestionando recursos para mejorar la imagen urbana.

“Todo empezó con un festival de la Gorda y la Picada, en el 2016”, asegura la maestra.

Legado de la Huaca

Pese a ser un barrio marginado que sobrevivió a dificultades sociales, económicas y políticas, La Huaca le dio a Veracruz una gran herencia cultural, gastronómica, histórica y de raza.

Grandes artistas de la música surgieron de sus casitas de madera con tejas marsellesas, como la inmortal “Toña La Negra” y “El Flaco de Oro”, Agustín Lara, quien tomó inspiración el ambiente y cobijo de sus residentes.

Su legado gastronómico que se encuentra inmerso en el paladar de los jarochos, con los antojitos veracruzanos como la gorda, la picada y las empanadas, hacen que este lugar sea parada obligada para los visitantes.

El barrio también ha compartido con el resto del puerto la algarabía de sus fiestas, su “Carnaval de La Huaca”, y “El viejo” que hasta la fecha se celebra cada diciembre en todas las colonias de Veracruz.

Actualmente, son 12 patios de vecindad protegidos por la Ley Federal de Monumentos Históricos, que deben mantener su estructura antigua, respetando medidas y materiales, del que sobresale la madera.

mb