OPINIÓN

Vale la pena

Nescimus quid loquitur

Créditos: LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

“No es posible despertar la conciencia sin dolor”.

Carl Jung

El riesgo de amar es fatalista. Existe la posibilidad de que te rompas a pedazos; extirpen tu corazón, sacándolo dolorosamente del pecho, que lo muerdan y despedacen sin piedad; que te entierren vivo, mientras los gusanos te devoran al no sentir tu pulso, comenzando por los ojos; que los cuervos comiencen a sitiarte de día, llamados por aquella nostalgia azul que se extiende por todo tu cuerpo.

El riesgo de amar es fatalista, pero vale la pena perderle el miedo al dolor que pudiéramos llegar a sentir en ciertos pasajes oscuros, por toda la recompensa que encontraremos si aquel amor es sincero.

Nos enseñaron por tanto tiempo a huir del dolor, que limitaron nuestra posibilidad de vivir, de aprender de aquellas experiencias que nos pesan, tomando lo bueno que nos dejaron, abrazando con orgullo lo maravilloso que hicimos al amar.

Debemos de ver al dolor como parte del proceso, un espacio pasajero que nos permite reposar un tiempo, reflexionar; no podemos permitir que la pena se convierta en un hogar, que nos llame a habitar toda la vida embriagándonos de soledad; que nos haga cerrar las puertas y ventanas, ocultarnos bajo gruesas y pesadas corazas que nublen nuestro norte; que nos empujen a tomar decisiones desde el dolor, no desde el amor.

DÍAS BUENOS DÍAS MALOS

Pese al riesgo fatalista que implica, vivir vale la pena. Sentir el calor del mundo, amar, querer, dejarnos amar, dejarnos querer, claro que vale la pena; hacer a un lado las pesadas corazas, arriesgarnos a salir de la trinchera, aunque el humo de la pólvora no nos deje ver si es completamente seguro el camino; vale la pena sentir angustia, cargar de vez en cuando con pesadas penas, sostenernos en la noche cubiertos de lágrimas, después de haber amado sinceramente, habernos entregado por completo a la vida, al cariño de dar la vida.

Vale la pena vivir el dolor de extrañar, sentir un poco de vértigo; abrazar aquellas emociones el tiempo suficiente para que la enseñanza quede grabada, pero soltar aquella pena a tiempo para que no termine aprovechándose de nosotros, devorándonos parte del corazón.

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANOhttp://chat.whatsapp.com/B9cNHPwml9174xpSbK7aNQ

Vale la pena aceptar el amor cuando llega iluminándolo todo, más que no hacerlo, quedándonos quietos dejando que el tiempo pase, refugiándonos en nosotros mismos, sin posibilidad de dar más de lo necesario. Vale la pena arriesgarse a vivir, aunque nos coloque en una situación peligrosa, donde todo pueda herirnos de muerte, donde todo pueda caerse a pedazos sobre nosotros.

Siempre lo vale, cuando das lo que tienes, cuando rompes el silencio y dices cuánto extrañas, cuánto amas, cuánto quieres, cuánto te gustaría volver a sentir cada milímetro de piel en tu piel; volver a escuchar aquella voz que arrulla al contacto, trayendo paz, haciendo la vida vivible.

Vale la pena cuando es genuino y sincero el sentimiento. Vale toda la pena arriesgarse al fatalismo propio del amor, propio de la vida misma, porque, pese a todo, también cabe la posibilidad de que se acomoden las piezas y que todo funcione, haciendo que valga aún más la pena abrazar el ahora que nos llene de calma, después de tanto vértigo.

Quedémonos con el amor y con aquellos días buenos que hemos vivido; alimentemos el fuego de aquel maravilloso sentimiento que trasciende, que sirve de combustible para seguir amando.

mb