El proceso electoral que estamos viviendo este 2024 ya es catalogado como uno de los más violentos, pues a cifras reportadas por la organización “Laboratorio Electoral”, afirman que se tienen 27 aspirantes a cargos públicos asesinados en sus diferentes niveles y etapas (aspirantes, precandidato y candidato), durante el 2023 y el 2024, superando los 24 candidatos asesinados en el proceso electoral del 2018.
Además de las tristes y lamentables cifras de candidatos que han sido privados de la vida, este número se eleva cuando hablamos de agresiones, las cuales ascienden a 157, 9 secuestros, 22 atentados y 75 amenazas, estos números también fueron contabilizados por “Laboratorio Electoral” con corte a inicios del mes de abril de 2024.
Estos hechos inhumanos se demuestran con el terrible asesinato de la candidata a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, Bertha Gisela Gaytán, quien aspiraba al cargo abanderada por el partido guinda. Gisela se encontraba realizando un recorrido en la comunidad de San Miguel Octopan del municipio antes mencionado, cuando fue impactada por varios disparos los cuales le arrebataron la vida e hirieron a tres personas más. Gaytán, horas antes de lo ocurrido, había declarado a medios que había iniciado la solicitud para recibir protección por parte del Gobierno de México.
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Es imperdonable que las y los candidatos por un cargo de elección popular sean violentados de cualquier forma y todavía peor que se les asesine por el delito de querer ser el representante del pueblo. Pero es inaceptable que, en medio de todo este escenario de violencia, candidatos hagan burla o algún tipo de apología a la violencia con el fin de hacer campaña.
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Esto es sacado a colación debido a lo hechos realizados por el exgobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, quien hoy busca un escaño en el Senado bajo el manto del Partido Verde. Hernández Flores realizaba un recorrido el pasado domingo 14 de abril dentro del mercado 20 de noviembre, en el municipio de Xicoténcatl. En uno de los puestos por los que pasaba se encontró con una mesa que tenía encima una cabeza de res, a lo que Eugenio preguntó a todos los asistentes “¿qué es esto?”, algunos presentes respondieron entre risas “Cabeza de Vaca” (Ex gobernador de Tamaulipas que buscaba ocupar un curul en la próxima legislatura y le fue revocada su candidatura pues cuenta con dos órdenes de aprehensión). Luego de esta burla del candidato al Senado, empuñó un machete y comenzó a golpear el cráneo de res hasta que lo dejó partido por la mitad y clavó el machete sobre la mesa para culminar levantando los brazos como señal de triunfo, en medio de vitoreo y aplausos de los asistentes.
Haciendo zoom... A como este tipo de actos de campaña, en medio de un escenario manchado de sangre y con antecedentes como el de Gisela, demuestran la poca empatía que tienen algunos aspirantes sobre lo que ocurre fuera de su círculo cercano. El mensaje trasmitido por Eugenio Hernández Flores al quebrar una cabeza de res, podría ser catalogado únicamente como un mensaje de victoria y mofa ante el exgobernador, pero no podemos pasar por alto que hasta cierto punto es un mensaje violento que también podría ser interpretado como una especie de amenaza hacia Cabeza de Vaca. Sea cual sea la intención del candidato al Senado, el hecho de hacer uso de la violencia es una pésima forma de buscar aprobación entre el electorado y más cuando tristemente candidatos han perdido la vida a causa de buscar un cargo público.
mb