XALAPA, VER.- A 14 kilómetros de Xalapa, en la comunidad de La Estanzuela -en el municipio de Emiliano Zapata-, se localizan 10 viveros que desde el inicio del mes de noviembre comenzaron a comercializar la Flor de Nochebuena, considerada un símbolo de renacimiento del amor y la esperanza.
Ligada a la celebración de la Navidad, la producción y comercialización de la flor con grandes hojas rojas, y ahora en variedad marrón, verde, rosa, blanca y moteada, mueve la economía de la localidad, ubicada a 15 minutos de la ciudad.
El Moral, es el primer vivero que se encuentra en el camino paralelo a la carretera Coatepec-Las Trancas, con al menos tres naves donde se produce la flor que traen desde Cuautla, en el estado de Morelos. El negocio es atendido por la familia Rodríguez, que desde hace 21 años empezó a producir y vender la llamativa flor.
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En la comunidad, donde se produce la flor que se consume en gran parte del Estado, familias enteras se dedican a la labor que, aunque pareciera mecánica, les implica un reto cada año, pues la Nochebuena debe estar lista en la primera semana de noviembre, para empezarla a vender.
Joselyn, la hija menor de la familia, cuenta que desde pequeña se acostumbró a la siembra y la producción, y hoy con su hermano preparan la tierra y mezcla los productos con los que abonan la planta.
Su día empieza desde las siete de la mañana, cuando deben regar la flor; y en esta época del año prácticamente viven en el Vivero, solo van a dormir a su domicilio, pues siempre hay gente, especialmente los fines de semana, que llegan a comprar.
La estudiante en Sociología afirma que ella, junto a su hermano, han aprendido con “prueba y error” sobre la producción de la Nochebuena y aunque la flor se debe sembrar en junio, para que logre florear en noviembre previo a la Navidad, todo el año deben hacer actividades.
De diciembre a junio deben preparar los conos de papel, que se cortan y se pegan de manera individual; además, deben empezar a preparar la tierra que llevará las macetas donde siembran la Nochebuena.
La estudiante de Sociología, con 23 años, cuenta que desde que ella tenía dos años su familia empezó a sembrar la flor, y ahora forman parte del padrón de 26 productores del municipio de Emiliano Zapata.
“Somos cuatro hermanos y empezamos en el negocio desde que yo tenía dos años. Empezamos con un vivero y ahora tenemos más. Poco a poco empezamos a agarrarle el hilo a la sembrada, la construcción de viveros, aprendimos que hay tubos galvanizados que no se tienen que pintar; primero subíamos la lona (que protege las flores del clima) con 10 personas, agarramos colmillo y ahora lo hacemos entre tres o cuatro personas”.
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La joven, que por la mañana iba a la escuela, en la tarde apoyaba a su familia para la siembra y cuidado de la planta desde que tiene memoria, “he estado aquí toda mi vida, saliendo de la escuela me traían aquí, aquí comíamos y no la pasamos todo el día”.
Explica que a su casa, en el centro de la comunidad, ya solo llegan a dormir, especialmente en temporada de venta, pues el vivero está abierto desde las 9 de la mañana hasta las cinco de la tarde, sin embargo, deben realizar algunas actividades que los obligan a estar ahí todo el día.
“Somos personas que trabajan la tierra; mi hermano una vez llegó con la idea de hacer un vivero y mi mamá le dijo que sí, y así empezó el negocio familiar”, dice a La Silla Rota Veracruz.
Una tradición de décadas en La Estanzuela
La comunidad de La Estanzuela empezó a sembrar Nochebuena en 1978 a raíz de que vieron el trabajo de Victor Llamas, quien fue el primer productor, propietario del vivero La Estanzuela, “y de ahí varias familias empezaron a producir, se creó una red de apoyo”.
Comenta que la producción inicia en el mes de junio y julio, deben sembrar una “plántula” que es la flor en raíz, pues no tiene semillas. De ahí la siembran en macetas, que deben podar en los primeros 15 días.
Las deben regar cada mañana y nutrirlas con abonos, químicos y hormonas que permite que la planta pueda crecer desde 30 centímetros hasta un metro de altura, para luego comercializarla.
Explica que la producción lleva un proceso largo, al ser una planta muy sensible, deben limpiar los viveros, desinfectarlo, “mi hermano que es el principal encargado, nos deja los químicos y nosotros la abonamos. A veces levantamos la planta, tiene raíz que hay que limpiar; venimos toda la familia”.
A partir de la experiencia y los años de “prueba y error” hoy se encargan de preparar la tierra para la siembra, conoce las variedades de planta, el proceso de elaboración del abono, y hacer los conos en los que entregan la flor.
“He estado en contacto (con la producción) desde que soy niña (…) es agradable porque es entre toda la familia y a pesar de que puede ser un trabajo repetitivo, no lo es, todo el día haces algo nuevo, no siempre es sembrar o limpiar y ya estoy acostumbrada”, dice la estudiante universitaria que acude a la facultad por la tarde.
En La Estanzuela se producen al menos 95 mil plantas cada año, “nos tocó quemar la planta, a veces nos salió más frágil de lo común. Mi hermano empezó a agarrar callo, aprendió de los productores de la región y ahora tiene una fórmula que permite la producción de calidad”.
La venta se da a las personas de las comunidades o municipios aledaños; algunas personas acuden a comprar por mayoreo y venden en sus viviendas o en locales comerciales.
Sin embargo, también han visitado el vivero personas de Boca del Río, Veracruz y Tierra Blanca que se llevan sus flores para adornar sus viviendas.
El próximo 1, 2 y 3 de diciembre se va a realizar la Feria de la Nochebuena en el campo de beisbol de La Estanzuela. Los precios de la flor van desde los 35 hasta los 170 pesos.
ch