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Chicos trans en Veracruz vivimos escondidos por miedo: Vladimir

En el marco del Día Internacional de la Visibilidad Trans, Vladimir cuenta cómo es ser un chico trans en Veracruz

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Escrito en VERACRUZ el

“Sí hay chicos trans en Veracruz, pero lo malo es que estamos escondidos”, fue la primera frase que escuchó Vladimir al toparse con otro chico trans en Veracruz, quién lo invitó a crear un grupo para apoyar a hombres trans y hacerse visibles en el estado.

Aunque el proyecto nunca se concretó, Vladimir admite que esa frase lo hizo recapacitar para darse cuenta que no estaba solo y que había más personas cómo él, quienes también pasaban por las mismas dudas y miedos.

Vladimir comenzó su proceso de transición hace siete años, pero la duda para comenzar surgió en 2005 cuando la comunidad LGBT+ no figuraba en el ámbito del activismo social y él todavía era un adolescente.

El joven originario de la Ciudad de México comenzó su proceso de transición a los 25 años, luego de llagar a vivir al estado de Veracruz, donde actualmente radica y comenzó su tratamiento hormonal.

“No somos uno, no somos dos, chicos trans somos un buen. En el puerto de Veracruz somos aproximadamente como 10, yo sé que hay, pero no somos muy unidos, como que todavía hay una reserva de no quiero hacerme visible, porque lamentablemente el estado de Veracruz hay un alto porcentaje de crímenes de odio a la comunidad”, comenta.

Lo que expresa Vladimir no son palabras tomadas a la ligera, pues Veracruz ocupa el primer lugar a nivel nacional en crímenes de odio por orientación sexual e identidad de género desde mayo de 2020, de acuerdo al informe Impunidad – Crímenes de Odio, realizado por la activista Jazz Bustamante.

El reporte indica que, de 2013 a enero de 2022, se registraron 248 víctimas mortales por crímenes de odio cometidos en la entidad.

Solo en el último año, entre enero de 2021 y enero de 2022, se registraron 26 crímenes de odio contra personas integrantes de la comunidad LGBT+; 17 personas gays, cuatro mujeres trans, tres personas bisexuales y dos lesbianas.

“En parte nos cuidamos de ese tema, de no voy a decirlo tanto, porque no quiero que al rato me pase; en mi caso es eso, no quiero decirlo tanto porque no vaya a ser que el día de mañana alguien no esté de acuerdo y en su desacuerdo quiera atentar contra mi vida”, explica.

El proceso para la transición

Vladimir es de complexión robusta, porta camiseta azul de cuadros y un cubrebocas que deja entrever la barba que trae en el mentón y parte de las mejillas.

Para sentirse cómodo con su cuerpo tuvo que pasar por un proceso de transición que le demandó tiempo y dinero, pero con la satisfacción de sentirse a gusto al mirarse al espejo.

Aunque confiesa que todavía falta completar su proceso, se encuentra cómodo con los resultados que el tratamiento hormonal le generó.


“Ha sido un proceso difícil, tanto para mí, como para mi familia y personas muy cercanas”, agrega al referirse que su familia apenas está asimilando su transición, después de siete años de haber comenzado.

Además de enfrentarse a los estigmas impuestos en la sociedad y su familia, tuvo que afrontar la nula atención que hay en el estado para una persona que decide comenzar su proceso de transición.

Pese a que en algunos lugares como la Ciudad de México este tratamiento lo dan gratis, en Veracruz Vladimir tuvo que buscar por sus propios medios cómo recibir asesoría para comenzar su transición.

“Un chico trans que conocí me pasó el número de su endocrinóloga, la consulta normal está en 800 pesos, ahorita estamos sufriendo una escasez de hormonas, la encontramos más económico en Farmacias Similares, para nosotros es un tema muy difícil”, cuenta Vladimir.

De acuerdo con Vladimir, la caja de primoteston, la hormona que se inyecta cada 21 días, cuesta entre 180 y 200 pesos, pero hay temporadas en el que los laboratorios no surten la cantidad suficiente de hormonas a las farmacias y atrasa su tratamiento.

Enrique Izacur Maldonado, presidente de la Comunidad Jarochos LGBT+, indica que en el estado hubo avances para personas como Vladimir, uno de ellos fue  facilitar los trámites de cambios de nombre y género en el Registro Civil, pues antes tenían que realizar juicios para hacer este cambio o ir a la Ciudad de México.

“Hay asociaciones como la de nosotros y hay otras asociaciones que han estado apoyando incondicionalmente, pero así que el gobierno les dé el apoyo o alguna institución no”, asegura Izacur Maldonado sobre los tratamientos de transición.

El activista y también abogado, indica que lo importante es que el estado vea a la comunidad trans para respetar sus derechos y difundirlos, por lo que cada año se realiza una marcha para visibilizar a las personas trans y LGBT+.

Tuvo apoyo de la UV

Vladimir asegura que cuando comenzó su transición recibió más apoyo de sus amigos y maestros de la universidad, él fue estudiante de la Universidad Veracruzana (UV) en la carrera de Ciencias de la Comunicación.

Cuando sus maestros se enteraron de sus intenciones lo canalizaron a la Coordinación de la Unidad de Género para que recibiera apoyo, después lo enviaron al Centro de Estudios y Servicios en Salud (CESS), quienes lo ayudaron con terapia psicológica.

“Hace falta que en cada universidad haya su centro de ayuda, porque el primer contacto que tienes para ser tú, son tus amigos y la universidad”, concluye.


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