GUERRA RUSIA-UCRANIA

¿De verdad quieren ir a la guerra?

¿Por qué Vladimir Putin declaró que Occidente quiere desaparecer Rusia? | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

En febrero se cumplió un año del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, la cual está lejos de terminar, antes que eso, el conflicto sigue escalando. Estados Unidos junto con la Unión Europea (UE) autorizó para este 2023 un presupuesto sin precedentes de 56 mil millones de dólares para entregar armamento sofisticado al gobierno del desequilibrado Zelensky.

Bajo estas condiciones, la intervención de los Estados Unidos y de la UE, ya es evidente. Este escenario le da al conflicto un nivel de riesgo en que las consecuencias mundiales, serían irreversibles para todos.

Pero el conflicto entre Rusia y Ucrania no inició el 24 de febrero de 2021, tampoco en 2014 con la revolución de Maidán. El conflicto comenzó cuando los Estados Unidos y la OTAN incumplieron los acuerdos de 1990 firmados en la “Carta de París para una nueva Europa” en la que los gobiernos de Washington y Moscú, pactaron por un lado, la no expansión de la OTAN hacia el Este de Europa y por el otro, la reunificación de Alemania y la disolución del Pacto del Varsovia que era el contrapeso militar del tratado del Atlántico Norte.

La firma de dicho acuerdo junto con la disolución de la Unión Soviética, supusieron una oportunidad para la paz mundial por lo que la OTAN parecía ya no tener sentido. Sin embargo, desde Washington, se impulsó un cambio en los objetivos de la organización, enfocando sus estrategias de “seguridad mundial” en el terrorismo, narcotráfico, la proliferación de armas nucleares y especialmente en los países islámicos y aquellos considerados “no democráticos”.

En ese contexto, en 1999 la OTAN modificó sus artículos 5 y 6 pasando de ser un organismo militar defensivo, a ser uno ofensivo con la facultad de actuar en cualquier latitud del orbe, y ya no sólo al norte del trópico de cáncer como lo decían sus estatutos fundacionales. A la par, tres países al Este de Europa, se adhirieron a la OTAN hasta alcanzar los 30 que hoy se han anexando, violando con ello, los tratados de 1990 al mover las fronteras de occidente hacia las de Rusia.

Con este movimiento, Estados Unidos bajo la bandera de la OTAN, estableció bases militares, primero en Polonia y Rumania y posteriormente en Estonia, Letonia y Lituania, estos tres últimos en líneas limítrofes con Rusia.

Pero ¿a qué se debe la obsesión irascible de los Estados Unidos para considerar a Rusia como un peligro permanente o, por qué Vladimir Putin declaró hace unas semanas, que Occidente quiere desaparecer Rusia? Parte de la repuesta se encuentra en la teoría del geopolítico Harold Mackinder que dice que, quién domine Europa Oriental, dominará la “Isla Mundo”, como llama el ideólogo a Rusia, y quien la posea, someterá al mundo.

Y aunque para algunos el pensamiento de Mackider ya no es vigente, la teoría se basa en la amenaza que representa el enorme territorio ruso para occidente. En la obra de Zbigniew Brzezinski “El Gran tablero mundial. La supremacía estadounidense” apunta que, la tarea de contención de los Estados Unidos, con China, Irán, Turquía, la UE y la ampliación de su influencia en los territorios postsoviéticos, tienen como fin, debilitar a Rusia, pues el objetivo principal es, dividir dicho país en diversos territorios, lo que permitiría un mayor y mejor control del mundo.

Esta tesis puede parecer maquiavélica, pero hace falta revisar los acontecimientos geopolíticos de los últimos 25 años, para observar que existe un plan que justifica por muchas razones lo que hoy acontece en Ucrania, pero no sólo en ese país, en toda Eurasia, región estratégica descrita como principal objetivo de los Estados Unidos en los postulados de Mackider.

Lo anterior nos debe preocupar y ocupar, pues Rusia, China, Irán, Sudáfrica y Corea del Norte, han comenzado a cerrar alianzas para contrarrestar la ofensiva implementada por los Estados Unidos en esa región.

Amén de que los gobiernos y líderes de esas naciones, más las que se sumen del mundo árabe, nos parezcan o no carismáticos, o que, intuyamos que no son democráticos, lo cierto que al menos tres de esas naciones poseen un enorme arsenal nuclear de alcance global que están dispuestos a usar en caso de que la “democracia occidental” continúe presionando a los países de la región.

El pasado mes de febrero, Rusia, China y Sudáfrica, firmaron una alianza para crear una fuerza naval para proteger las aguas territoriales del Océano Indico, que es una respuesta a la alianza AKUS (Estados Unidos, Australia y Reino Unido) que navega las aguas del Indo Pacífico.

Parecería ser que el fin de Occidente es que los países de la región, opriman primero el gatillo de su arsenal nuclear para poder señalar la “demencia” que gobierna dichas naciones, sólo que, no deberemos perder de vista, que fueron los Estados Unidos quienes declinaron los acuerdos nucleares con Rusia, que, en 2002, dieron por terminado el Tratado de Misiles Antibalísticos que limitaba la instalación de misiles y antimisiles en Europa. En 2019 Washington dio por terminado el “Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio” el cual eliminaba la posibilidad de un enfrentamiento nuclear en territorio europeo.

El pasado 21 de febrero ante la escalada e intervención de los Estados Unidos y sus aliados europeos en Ucrania y el endurecimiento de las sanciones contra Rusia, Vladimir Putin anunció su retirada del “Tratado de Armas Nucleares”.

Los grupos y regiones, se van definiendo y quizás tal vez, como hace mucho tiempo no ocurría, los tambores de guerra suenan cada vez más cerca, ambos bandos, continúan ampliando su arsenal bélico y las nucleares encabezan su lista. Para muchos, la tercera guerra mundial ya está en marcha y las consecuencias para todo el mundo serían devastadoras. ¿de verdad quieren ir a la guerra?