MEXICOLECTIVO

Del protagonista individual al colectivo

El pasado 30 de enero se presentó Mexicolectivo, como un amplio esfuerzo ciudadano por construir un nuevo proyecto de país. | Roberto Remes

Escrito en OPINIÓN el

Si algo puede generar un cambio de fondo en la política mexicana es ampliar los mecanismos de participación colectiva. Esto va más allá de la asistencia multitudinaria a cada manifestación relevante. Se trata de un involucramiento de todos en las actividades que nos conciernen y de una manera colaborativa: en la vivienda, en la colonia, en la escuela, en la iglesia, en el trabajo, en los temas que conocemos y en los que queremos que cambien.

La antítesis de este sueño de colaboración ciudadana es la perspectiva unipersonal. Una sola persona opina. En México estamos viviendo ese proceso, incluso es muy fácil que los actores políticos más influenciados por el actual presidente enfrenten ridículos como el del chiste de los cocodrilos que vuelan.

– Los cocodrilos no vuelan, qué locura.

– Pero el presidente dice que sí vuelan.

– Bueno, sí vuelan, pero muy bajito.

Podríamos escribir miles de líneas criticando al presidente... o apoyándolo, pero justo eso representa la centralización de la discusión en una sola persona. Si hay algo que debería ser más profundo es que superemos esa división y pasemos a conceptualizar un nuevo proyecto de país y de conversación de país, que sea mucho menos dependiente de las emociones y las individualidades.

El pasado 30 de enero se presentó Mexicolectivo, como un amplio esfuerzo ciudadano por construir un nuevo proyecto de país. En el evento se expresaron sueños, legítimas aspiraciones de ciudadanos a una sociedad más participativa, prospecciones y la invitación a contribuir con ideas. Sí hubo críticas, pero más a la situación presente que de forma específica al presidente, quien no dudó en convertirse en juez y expresar su rechazo.

La sociedad no necesita que su presidente la evalúe. Ninguna organización social necesita el aval del jefe de Estado en turno. Es al revés. Urge más sociedad observando lo que ocurre con los poderes constitucionales y fácticos, transformando las políticas en un equilibrio entre las necesidades sociales y las capacidades del Estado.

Hay muchos temas en los que los mexicanos tenemos grandes diferencias: las políticas laborales, las de energía, los subsidios, los límites de la participación pública y privada en la economía. Hay otros, sin embargo, en los que tenemos claro el fin pero no la ruta para alcanzarlo, como las coberturas universales de salud, educación y transporte. 

Puede que haya mexicanos que pensemos que las políticas energéticas requieren de la participación privada; puede que haya otros que piensen que sólo debe haber inversión pública. Si la discusión está en ese nivel, el acuerdo no es posible. En cambio, si lo que reclamamos es la asequibilidad de la energía eléctrica, el reemplazo de la energía no renovable y el cuidado de los impactos ambientales, entonces la ruta para discutir las alternativas debería ser mucho más objetiva y menos ideologizada.

Sin duda podemos hablar de personas, de quienes estuvieron en el lanzamiento de Mexicolectivo, de quienes hablaron, y quienes iban a estar y al final no estuvieron, pero insisto, la transformación no es a base de individualidades sino de colectividades. Tenemos claro que la experiencia política sirve, pero que los cargos públicos no pueden quedar secuestrados por quienes tienen experiencia política sino que debe haber procesos continuos de reconocimiento y renovación en los que se excluya de la reelección a los sectarios, omisos y corruptos, pero no a los capaces y comprometidos; donde se abra la puerta a nuevas voces, en un entorno metódico que evite la genialidad, el voluntarismo y la improvisación.

Una política de colectividades exige método y apegarse a éste, entender que la forma en que discutimos las ideas es más importante que las ideas preconcebidas con las que llegamos. Impongamos nuestro apego a los valores, más que a las ideologías, y construyamos una nueva forma de trabajar.

Si el sistema político que fue derrotado en 2018 no tiene cómo regresar con la gobernanza adecuada para la transformación, y el actual sistema ha decidido gobernar sólo con su base social, entonces necesitamos un nuevo modelo político, económico y social, construido desde la base y con la participación de todos, con reconocimiento tanto a nuestras coincidencias como a las diferencias... y luego que sea la historia la que lo imponga, cuando le llegue su momento.