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¿Otra generación deberá esperar la paridad de género?

El empoderamiento político es la dimensión menos desarrollada en mundo. | Blanca Lilia Ibarra Cadena

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Escrito en OPINIÓN el

En 2021, la brecha global de paridad de género fue de 68%, lo que significaría que en el ritmo actual se necesitarían 133.4 años para lograr la paridad global entre hombres y mujeres. En nuestra región, el Foro Económico Mundial, en su Informe sobre la brecha de género 2021, estimó que en el caso de América Latina se requerirán 68.9 años más para cerrar la brecha de género, pues se han consolidado avances en los 4 subíndices que integran este estudio: educación, salud, participación política y oportunidades económicas.

Por ejemplo, en los 25 países que integran esta región, la paridad de género en el ámbito educativo casi se ha alcanzado. En cuanto al subíndice de salud, se encontró que casi todos los países de América Latina ofrecen condiciones similares a hombres y mujeres. Sin embargo, el análisis del Foro Económico Mundial advirtió disparidades muy marcadas en la dimensión económica y en el liderazgo político.

Por un lado, en el subíndice relativo a las oportunidades económicas y la participación de las mujeres en el mercado laboral se encontraron grandes diferencias entre los países de la región. Mientras que el promedio regional es de 59%, en Guatemala y México se presentaron porcentajes de 42.5%, y 49.1%. Además, una de las disparidades más grandes en este rubro, es la relativa a los ingresos y salarios, pues en la región los ingresos de las mujeres equivaldrían aproximadamente al 60% de los sueldos obtenidos por los hombres.

Por otro lado, es importante señalar que el empoderamiento político es la dimensión menos desarrollada en mundo. Según estimaciones, se necesitarán 145.5 años para lograr la paridad global de género en el ámbito de la política. En América Latina los resultados del subíndice de participación política son mixtos, pues en diversos países de la región las mujeres aún se encuentran subrepresentadas en los tres poderes del Estado y en tres órdenes de gobierno.

México ocupa el lugar 34 en el índice del Informe sobre la brecha de género 2021, y el cuarto sitio en relación con los países de la región de América Latina y el Caribe. En el caso mexicano, el subíndice con menores resultados es el relativo a las oportunidades económicas, -en la posición 122 mundial-, mientras que la dimensión mejor valuada es la participación y liderazgo político de las mujeres, -lugar 18 del mundo-.

Estos resultados nos muestran una realidad que las mexicanas conocemos bien. Si bien la paridad de género en la política es una práctica cada vez más real, -a partir de las reformas constitucionales de 2014 y 2019-, que ha posibilitado mayores equilibrios en la participación de hombres y mujeres en las legislaturas, y en los puestos de toma de decisiones, aún quedan desafíos por alcanzar. Las mujeres mexicanas aun debemos demoler barreras invisibles, enfrentar resistencias que perviven en la sociedad, y derribar los prejuicios y estereotipos de género que nos hacen sujetas a discriminación, violencia política, agresiones y diferentes formas de acoso en el trabajo.

Asimismo, en la dimensión económica aún existen muros invisibles que segmentan nuestro desarrollo profesional. Los estereotipos y roles de género continúan impactando sobre las decisiones laborales y profesionales de las mujeres, excluyéndolas de sectores tradicionalmente pensados para hombres o de puestos de mayor responsabilidad. En ese contexto, resulta importante considerar que, para eliminar las brechas de género en el ámbito laboral es también necesario reconsiderar la distribución del trabajo no remunerado de hogar y cuidados. Pues de acuerdo con datos del INEGI, el 73.6% del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que se realiza en los hogares, es realizado por las mujeres. Lo cual da cuenta de la brecha de género en la carga total de trabajo, pues muchas mujeres, además de laborar en los espacios públicos, realizan una doble jornada laboral, al realizar por sí solas las labores de crianza, cuidado de enfermos, limpieza y administración del hogar.  

La paridad de género es más que un principio que busca garantizar la igualdad en el acceso a oportunidades para hombres y mujeres, así como la representación equilibrada en los puestos de poder y toma de decisiones. Es también un elemento clave para modificar las interacciones en todas las esferas de la vida, para materializar un esquema más equitativo y justo en el que todas las voces se escuchen y se tomen en cuenta. En la práctica, la paridad de género posibilita a las niñas, adolescentes y mujeres de un piso más parejo para alcanzar sus aspiraciones.

Las mujeres no deberían esperar una generación más para aspirar a tener igualdad de oportunidades en el acceso a la salud, a la educación, al liderazgo político o al desarrollo profesional. Disminuir la brecha de paridad de género depende de todos y todas, tenemos la oportunidad de construir interacciones más equitativas y justas, tanto en los espacios públicos, como en los privados. Es una tarea que nos compete y nos beneficia a todas y todos, pues es una labor que implica igualdad y justicia.

En Día Internacional de las Mujeres 2022 reconozco a todas las mujeres que lucharon por los espacios que hoy alcanzamos, y a las que hoy se desempeñan en todas las esferas de la vida con talento y convicción. Está en nuestras manos continuar abriendo espacios, para las jóvenes que vendrán después de nosotras. Ahora es el tiempo, hagamos lo propio; en nuestras dinámicas diarias sentamos las bases para la inclusión equitativa de las mujeres que ya trabajan con nosotras y las que están por venir.

Aprovecho este espacio para agradecer a la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) y a su secretario general Pedro Haces por la invitación al panel “Empoderamiento femenino”, en el “Primer Congreso de Mujer es CATEM”. En este espacio que reunió a mujeres de las 32 entidades federativas se hizo un reconocimiento a sus históricas contribuciones en el ámbito laboral y se realizó un diálogo constructivo sobre las estrategias a implementar para reducir las asimetrías y la discriminación que padecen miles de mujeres en el mundo.