“Eres una ridícula, ¿sabías?, no soporto a las mujeres ridículas, ojalá te extingas”, le escribió como último mensaje un hombre a Vanessa. Se habían conocido en internet meses atrás, él originario de Chile, pasaba los días retándola y ejerciendo violencia psicológica, le explicaba que estaba solo, que no le gustaba a las mujeres pero que todo era culpa de ellas por ser interesadas y malas personas. Cuando recibía una respuesta negativa de Vanessa o no le respondía sus mensajes, él la amedrentaba e insultaba con rabia. 

En entrevista para La Cadera de Eva la joven comparte que cuando no respondía lo que él quería, este se volvía iracundo, al final, señala que jamás pudo mantener una conversación sana sin que la culpabilizara por rechazar sus intenciones románticas o se autodenominara rojopastillado

“Por favor, ve a terapia”, le respondió Vanessa antes de bloquearlo de la plataforma. 

Este breve relato que por sí solo parece aterrador, es sólo el inicio de una serie de comportamientos misóginos y violentos que se anidan en las redes sociales, con comunidades que superan los miles y la creación de contenido propio, hombres de diversos países se reúnen en estos espacios para compartir discursos de odio, ¿el común denominador?, la soltería y su creencia de ostentar el título del monopolio del rechazo. 

 

Incels, pills, blackpill, y una película de Matrix, ¿qué todo esto qué ver con uno de los grupos de ultraderecha más misóginos del internet y qué significa?, de manera concreta, estos grupos, especialmente en Facebook y Reddit, sostienen que está fuera de sus posibilidades mantener una relación sexoafectiva con cualquier mujer, ya sea por su físico o por su posición socioeconómica. 

"Un gran síntoma incel es recibir miradas de desprecio en las calles, de asco y de odio cuando se topan con nosotros, eso somos, algo feo que transita por ahí y que nadie quiere tener cerca", comparte un joven en uno de estos grupos. 

En respuesta, algunos usuarios comparten sus recomendaciones para salir a las calles y el odio que les produce que existan mujeres miren a hombres que sí cumplan con características hegemónicas; una "especie de varón" que denominan Chad.

"El Chad es elegido por la naturaleza, por eso, el instinto de las chicas será estar con uno. El Chad puede darse el lujo de ser como quiera, vulgar, rudo, raro o pobre e igual será aceptado, pero con el incel sucede todo lo contrario, por lo que debemos aceptar el rol que nos otorgó la naturaleza a los incels que no es más que el celibato, mientras vemos a los chads obtener fácilmente a cualquier chica en cuestión de minutos, algo que para ti, será imposible", comparte un usuario

En el rastreo informativo de estos grupos para la creación de este artículo se encuentra que en estos espacios, la mayoría de los participantes oscila entre los 16 y 25 años, aunque hay miembros de más de 30 años que comparten recomendaciones y difunden mensajes altamente misóginos

Por un lado, existen usuarios que comparten consejos para cambiar esa conducta, tener más confianza en sí mismos, qué actitudes tomar o cómo establecer un vínculo sexoafectivo con otra persona. Mientras algunos responden desde la experiencia, la tendencia continúa siendo violenta; "trátala mal, eso a ellas les gusta".

En contraparte, existen discursos aún más violentos donde comparten experiencias en contra de mujeres, pero también, contra el hombre "Chad" que en algunas ocasiones, funge como bully de este sector. En una especie de mancuerna donde la mujer sólo decide relacionarse con ese tipo de masculinos, el hombre incel se considera en un estado de exclusión donde se les ha negado su derecho a tener sexo, porque sí, lo consideran un derecho natural y el sexo se convierte en la causa última de la existencia, mientras que la mujer, más que un igual, es sólo objeto de deseo y posesión, de hecho, la mujer ni siquiera es nombrada en la comunidad por lo que las llaman “las feminoids”.

Las "feminoids" y el rechazo al feminismo 

No hay ser más culpable de las desgracias y penas de los "célibes" (como se hacen llamar) que las mujeres, mejor conocidas como feminoids, un juego de palabras en inglés entre humanoids y female. Ellas son quienes han decidido no tener contacto con ellos lo que las convierte en el objeto de odio más grande de la comunidad. 

En internet circula con frecuencia la imagen de dos mujeres, la primera, es rubia y cumple con las características de la "feminidad", a esta clase de mujeres las han llamado Stacy, en contraparte, están las mujeres Becky que se ilustran como una mujer de cabello castaño, estas últimas no resultan atractivas para los célibes pero aún así, las rechazan en su totalidad al sostener que siempre habrá un hombre dispuesto a compartir con ella, algo muy contrario a su caso donde, ninguna mujer estaría dispuesta a estar con ellos. 

Bajo esta lógica, el anhelo de este grupo es una mujer Stacy con valores de ultraderecha, virgen y que cuide de su casa, algo que es contrariado por el movimiento feminista, generando mucho revuelo entre los miles de miembros de esta comunidad que las han llamado "vándalas" por no cumplir con la idea canónica y conservadora de cómo debe comportarse una "mujer de alto valor".

Asimismo, a los interiores de estos grupos se hablan de otros sectores poblaciones que son culpables de su celibato, desde el hombre común, el que "defiende a la mujer" o aquel que busca aprobación femenina, todos considerados Sucker Idolizing Mediocre Pussy. 

En el mapeo informativo se da lectura a una serie de vocabularios altamente violentos y misóginos que radican en desvalorizar a la mujer, sin embargo, más allá de estos discursos, preocupa el abuso real y el odio palpable: la retribución de los célibes.

"Cuando el lenguaje nace con la intención de denominar a alguien, designarle, exponerle, agredirle o estigmatizarle es perpetuar una violencia que tarde o temprano se volverá realidad" (Judith Buttler en la obra El poder de las palabras)

En lo más profundo y radical de una subcultura violenta

Con origen en la película de Matrix donde se ofrecen dos píldoras, una para permanecer en la realidad falsa y otra para escapar de este supuesto mundo prefabricado; "Escapar de la Matrix", es algo de lo que esta comunidad se ha apropiado, pues consideran que a través de su conocimiento adquirido han sido capaces de "despertar la consciencia" y se nombran como negroempastillados y/o rojoempastillados en honor a esta película de 1999... Dirigida por dos mujeres, las hermanas Wachowski. 

Los grupos más radicales son los Blackpill (píldora negra), en estos espacios se comparten relatos de odio profundo, se habla del rechazo, de suicidio y de temas como creer que hay animales (perros o caballos) que están en contra de los incels, pues reciben más atenciones que ellos. 


"Cualquier mujer preferiría estar en una habitación con un perro que con un incel", señaló un usuario.

Es en estos espacios donde se lee la palabra "retribución" que consiste en orquestar un atentado en contra de todas las mujeres y personas que los han rechazado en un momento de su vida. En comentarios se señala que lo ideal es hacerlo con un arma de fuego en honor a Elliot Rodger, el joven de 22 años que cometió la Masacre de Isla Vista en 2014. 

El joven norteamericano compartió en redes un video titulado "Elliot Rodger 's Retribution" en donde expuso, textualmente, que castigaría a las mujeres por rechazarlo y a los hombres sexualmente activos por llevar la vida que él había anhelado. El saldo fue de 6 personas asesinadas y 13 heridos. Elliot Rodgers se quitó la vida el día de su "retribución".

Jóvenes pertenecientes a la comunidad incel discutiendo sobre "la retribución"

Sobre la masculinidad violenta

La socialización entre hombres y mujeres ha quedado determinada en dos discursos, la persona que posee y la que debe ser poseída, Marcela Lagarde, académica, escritora y antropóloga mexicana acota que la sociedad se caracteriza por tener un esquema androcéntrico en donde el hombre es protagonista del orden del mundo y por supuesto, de las mujeres también. 

"Son referente para poseer a la mujer, probar su virilidad, demostrar su rol protector, proveedor y su sexualidad erótica" (“Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas", Marcela Lagarde).

Es así que, desde el poder, el hombre debe poseer a la mujer para reafirmar su posición en el mundo, mientras que la mujer es objetivizada a un ser que debe ser conquistada. No hay sueños de por medio, intereses y mucho menos es concebida como un ser autónomo y capaz, sino más bien, es reducida a un cuerpo sexual que tiene la responsabilidad de nunca decirle que "no" a un hombre. En entrevista para La Cadera de Eva, Carla Morales acota lo siguiente. 

“La feminidad es un constructo social que parte del género donde se ven implicados estos estereotipos que nos dictan no sólo cómo ser mujeres, sino buenas mujeres, buena pareja, buena hija, buena amiga, todo el tiempo la mujer debe ser buena y amable. Nos enmarca en papeles sobre cómo debemos ser, amables y comprensivas porque si no lo somos, ¿entonces para qué servimos?, cuando una mujer ejerce su derecho a decir no quiero se convierte automáticamente en una mala mujer”

En una encuesta realizada por La Cadera de Eva se encontró que el 72.2% de las mujeres había recibido un reclamo luego de rechazar a una persona, mientras que el 18% señaló nunca haber vivido una situación de ese tipo. Sobre esta línea, la periodista Christine Estima acota en su artículo "Las nujeres no te debemos una mierda" que es deplorable que decir "no", pueda representar una situación de peligro para las mujeres. 

"Cuando un hombre con "buenas intenciones" es rechazado, entonces intenta explícitamente avergonzar a esa mujer por herir sus sentimientos. ¿Avergüenza a la mujer por ejercer su derecho a decir no?", increpa.

Finalmente, es necesario colocar en el visor que la existencia de estos grupos, algunos altamente violentos, ponen en perspectiva en dónde nos encontramos situados. En un país donde se asesinan a 10 mujeres por día, se debe cuestionar, ¿en qué otros rincones se anida la misoginia y el odio? Coral Herrera, escritora y periodista ajusta en el clavo los temores patriarcales, la debilidad y la rabia masculina de no poseer, algo que roza -muy de cerca- la descripción de un incel.

“El hombre patriarcal debe sentirse necesario, imprescindible y poderoso porque no sabe relacionarse en igualdad y porque la masculinidad hincha el ego (…) no soportan el rechazo, ni las mentiras, ni los engaños, les horroriza que los demás hombres se rían de ellos; los rechazan porque son débiles que no saben dominar. El patriarcado fomenta en el hombre que sea inseguro, violento, miedoso y entretenido en demostrar que ellos son quienes llevan los pantalones”, explica la columnista Coral Herrera.