La capucha negra dejaba sólo sus ojos al descubierto mientras el sol del mediodía parecía no penetrar entre sus ropas negras; con una lata de pintura en la mano y el rostro cubierto, Burbuja esperaba la salida del contingente que acompañaría para así ponerse al frente junto al bloque negro y proteger, en la medida de lo posible, la integridad física de las manifestantes.

Burbuja, apodo que usa una integrante del bloque negro en la Ciudad de México, sabe que al ponerse la capucha carga consigo una gran responsabilidad que va más allá de la iconoclasia, debe usar su cuerpa para evitar que sus compañeras sean agredidas por integrantes de la policía, lo que implica el contacto directo con el gas lacrimógeno y el riesgo de ser ‘levantada’ por su activismo anónimo.

Las manifestaciones feministas siempre arrastran consigo cientos de noticias sobre lo sucedido; noticias que pueden tergiversar la situación y que paralelamente, perpetúan discursos de odio entre la ciudadanía.  Las imágenes de miles de mujeres marchando mientras pintan las calles con telas moradas y poderosas consignas son el eje principal de las noticias, las integrantes del bloque negro son instrumentalizadas para desacreditar al movimiento feminista pero, ¿por qué pasa esto y por qué su activismo es tan valioso durante las protestas sociales?

El bloque negro es un término que se utiliza para describir a grupos de activistas que utilizan tácticas radicales para luchar contra el patriarcado y el sistema capitalista. Si bien la historia del bloque negro se remonta a varias décadas atrás, el término en sí mismo se popularizó en la década de 1980 en Alemania, donde un grupo de activistas adoptó estas tácticas radicales en sus luchas, explica National Geographic.

De acuerdo con la historiadora del arte Charlotte Klonk, la historia del bloque negro en el feminismo se remonta a la década de 1960 y 1970, cuando surgieron los movimientos feministas de segunda ola en Estados Unidos y Europa. Durante este periodo, muchas mujeres activistas se sintieron frustradas por la falta de progreso en la lucha por la igualdad de género y comenzaron a adoptar tácticas más radicales para hacer oír sus demandas. Estas tácticas incluían protestas, ocupaciones, huelgas y boicots, y a menudo se dirigían a las instituciones políticas y económicas que perpetuaban la opresión de las mujeres.

via GIPHY

A medida que las luchas feministas se intensificaron en las décadas de 1970 y 1980, algunas activistas comenzaron a adoptar tácticas aún más radicales, formando grupos de resistencia como el Bloque Negro, quienes se distinguieron de otras ramas del feminismo por su rechazo de la política parlamentaria y su adopción de tácticas directas de confrontación con las autoridades y los oponentes políticos.

El bloque negro en México

Burbuja lleva casi tres años perteneciendo al bloque negro en la Ciudad de México, y aunque la capucha se ha convertido en su arma para luchar y proteger, sabe que el riesgo que corre al usarla es muy grande, por una parte desafía las leyes y por el otro, encara uno de sus mayores temores: la brutalidad policial.

Me acuerdo del 8M 2021, otras compas y yo estábamos accionando en la barda de Palacio Nacional, de repente todo se puso nublado y comencé a sentir como me ahogaba, me agarré como pude de otra amiga y corrimos para la plancha del Zócalo, nos echaron gas lacrimógeno. Ese día sí pensé que me iba a morir, recuerda Burbuja en entrevista para La Cadera de Eva.

No hay una historia clara del bloque negro en el movimiento feminista mexicano, ya que el término en sí mismo se utiliza de manera bastante genérica para describir a grupos de activistas que adoptan tácticas radicales y directas en la lucha contra el sistema. Sin embargo, el movimiento feminista en México ha sido históricamente fuerte y ha adoptado diversas tácticas y estrategias en su lucha por la igualdad de género y el respeto a los derechos humanos de las mujeres, por supuesto, esto incluye la creación de bloques negros que velan por la seguridad de otras compañeras.

El movimiento feminista en México se remonta a principios del siglo XX, cuando las mujeres comenzaron a luchar por el derecho al voto y la igualdad de oportunidades. Sin embargo, fue en la década de 1970 cuando adquirió una mayor visibilidad y organización, con la formación de grupos de mujeres y organizaciones feministas que luchaban contra la discriminación, la violencia de género y la opresión patriarcal.

Durante la década de 1990, el movimiento feminista en México se centró en la lucha por los derechos reproductivos y la eliminación de la violencia de género, lo que llevó a la creación de leyes y políticas para proteger a las mujeres de la violencia y la discriminación. Sin embargo, a pesar de estos avances, la violencia de género sigue siendo un problema grave en México, con altas tasas de feminicidios y agresiones sexuales.

Según ONU Mujeres México, en los últimos años, el movimiento feminista ha ganado aún más visibilidad y fuerza, con la organización de protestas masivas contra la violencia de género y la discriminación. De manera particular ha liderado la lucha contra la impunidad en casos de violencia contra las mujeres, como los casos de feminicidios en Ciudad Juárez y otras partes del país.

via GIPHY

Es importante tener en cuenta que el término bloque negro no es necesariamente una etiqueta que los propios activistas se apliquen a sí mismos, sino que es un término que se utiliza para describir a grupos de activistas que adoptan tácticas radicales y usan la capucha como un posicionamiento político que, aparte de cuidar su identidad para evitar represalias, también es un símbolo de unión y resistencia ante la violencia machista que día con día oprime a las mujeres.

La capucha como un símbolo de resistencia

El encapuchamiento en el feminismo puede ser visto como un posicionamiento político debido a que representa una forma de resistencia y protección ante la violencia y la opresión que enfrentan las mujeres en la sociedad. El cubrir su rostro es parte de su autocuidado pues les permite ocultar su identidad, actuar con mayor seguridad, evitar su criminalización y protegerse de cualquier gas de dispersión.  

De acuerdo con El País, el encapuchamiento en el feminismo puede ser visto como una forma de solidaridad y unión entre las mujeres que luchan juntas contra el patriarcado y la opresión. Al encapucharse juntas, las mujeres pueden crear un sentido de comunidad y apoyo mutuo que les permite enfrentar la violencia y la discriminación de manera más efectiva.

Asimismo, el encapuchamiento también se ha utilizado para desafiar la noción patriarcal de que las mujeres deben ser visibles y estar disponibles para el consumo masculino, por lo que este acto puede ser visto como una forma de resistir la objetivación y la cosificación de los cuerpos femeninos, así como una forma de desafiar las expectativas de género que dictan cómo deben comportarse las mujeres en público.

Imagen

Foto: Cuartoscuro

Burbuja sabe que la capucha también trae consigo cientos de estigmas ya que los medios retratan al bloque negro como "mujeres infiltradas que desacreditan el movimiento feminista”, lo que causa que muchas manifestantes rechacen su forma de actuar en las marchas y que la población en general crea que realmente les están pagando por “destrozar la ciudad”.

Mi mamá sí sabe que soy del bloque negro y me costó mucho explicarle por qué lo hacía y aunque ahorita todavía se preocupa por que algo me pueda pasar, la he visto defender la iconoclasia y explicarles a otras personas que a nosotras no nos contrata nadie, explica Burbuja mientras se acomoda la capucha para cubrir sus cejas.

Debido a las noticias amarillistas sobre el bloque negro, la población ha creado muchos prejuicios alrededor de las mujeres que pertenecen al bloque negro, especialmente, por la creencia de que son personas contratadas por los grupos opositores del gobierno, un hecho que las politica, lo que desacredita su lucha y criminaliza sus capuchas, corriendo el riesgo de tener represalias legales, pero la realidad es que las mujeres pertenecientes al bloque negro se enfrentan a las agresiones policiales.

De acuerdo con Burbuja, en la mayoría de las marchas son agredidas con gas lacrimógeno, medida que se encuentra prohibida debido a la peligrosidad de esta sustancia. El escozor en los ojos y las vías respiratorias obstruidas son el infierno por el que ha pasado Burbuja cuando el gas lacrimógeno la ha alcanzado y aunque sabe que ese es el riesgo de encapucharse, el enojo recorre su ser al ver a las demás manifestantes e infancias sufriendo los efectos de la sustancia.

Yo sé que corro riesgo cada vez que me encapucho, pero aun así tomo la decisión de hacerlo y asumo las consecuencias físicas que puedan pasarme, pero la policía no entiende que no sólo nos gasea a nosotras […] en las marchas también hay niñas e incluso mujeres embarazadas y ellas no les interesan, sólo quieren hacer daño, comenta Burbuja durante la entrevista.

Imagen

Foto: Cuartoscuro

La criminalización de la capucha

Es así como el movimiento feminista en México se ha criminalizado, lo que pone en riesgo a las activistas que accionan con sus cuerpas. La criminalización de la protesta feminista en México se refiere al uso excesivo y arbitrario de la fuerza policial y judicial para reprimir y castigar a las mujeres que participan en manifestaciones y protestas feministas.

Esto incluye la detención y encarcelamiento de mujeres activistas, el uso de la violencia física y verbal por parte de la policía, y la imposición de cargos criminales injustificados a mujeres que han participado en manifestaciones. De acuerdo con un artículo de El País, las mujeres que participan en estas manifestaciones son acusadas y sancionadas penalmente, lo que las pone en una situación vulnerable y de riesgo ante la violencia institucional, la violencia sexual, la detención arbitraria y otros abusos por parte de las fuerzas de seguridad.

Además, las mujeres que participan en estas protestas son estigmatizadas, tachadas de violentas, peligrosas o desestabilizadoras, lo que crea un clima de hostigamiento y represión en su contra. Este fenómeno se ha vuelto cada vez más común en México, especialmente desde el surgimiento del movimiento feminista en el país, en el que las mujeres han tomado las calles para protestar contra la violencia de género, la desigualdad y la falta de protección por parte del Estado.

Algunas de las formas en que se ha visto la criminalización de la protesta feminista en México, según Forbes México son:

  • Detenciones arbitrarias: Las mujeres activistas han sido detenidas y encarceladas sin justificación durante manifestaciones pacíficas.
  • Uso de la violencia policial: La policía ha utilizado la violencia física y verbal para reprimir a las mujeres que protestan, lo que ha resultado en lesiones y daños a la propiedad.
  • Cargos criminales injustificados: Las mujeres activistas han sido acusadas de delitos graves, como la vandalización y el terrorismo, sin justificación alguna.

En octubre del año 2022, distintas organizaciones civiles presentaron una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en contra de México por la estigmatización y criminalización de la protesta feminista. La denuncia se basó en la violencia institucional, la violencia sexual, la detención arbitraria y otros abusos por parte de las fuerzas de seguridad.

via GIPHY

Las organizaciones denunciantes expresaron que las mujeres y niñas han levantado movimientos feministas y de derechos humanos en respuesta a la fuerte violencia contra ellas, exigiendo al Estado acciones de prevención y erradicación de dichas violencias. Sin embargo, en lugar de responder de manera adecuada, el Estado ha utilizado la fuerza y violencia sexual, incluso tortura sexual, acoso y hostigamiento físico y digital en contra de las mujeres y niñas que protestan.

Durante la audiencia, las organizaciones señalaron que, aunque las manifestaciones lideradas por mujeres han sido mayoritariamente pacíficas, han sido estigmatizadas como violentas, lo que viola su derecho a la reunión y libre expresión. Un representante de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas pidió al Estado mexicano que reconozca la legitimidad de las protestas de mujeres y niñas, investigue las violaciones de derechos humanos cometidas en el contexto de las manifestaciones y aborde las causas estructurales de la violencia contra las mujeres.

A pesar de los múltiples riesgos que corre Burbuja al encapucharse, este anonimato le ha ayudado a sentirse poderosa en cada protesta ya que puede representar su digna rabia como ella quiere y se siente acompañada por las otras mujeres que la acuerpan mientras acciona.