El pasado 24 de julio fue el día internacional del autocuidado, lo cual nos invita indudablemente a no quitar el ojo de la importancia que el tema tiene en nuestro día  a día cotidiano, durante los 365 días del año, ya que más allá de un tema anexo a nuestra vida, es literalmente una forma de vida, que en el aquí y ahora nos brinda salud y bienestar, y a largo plazo nos permitirá llegar a ser Personas Mayores con dignidad y en un mejor estado de salud, física, emocional y espiritual, dentro de un entorno  social garante.

El tema del autocuidado sin duda ha tenido una mayor relevancia, valor y visibilidad durante los últimos dos años, siete meses de pandemia por covid-19, dentro de este marco, se ha visibilizado más en la atención del personal de primera línea, médicos, enfermeras, trabajadores sociales, terapeutas y en general todo el ámbito de atención médica y que contiene emocionalmente a otros, mirando así la importancia que tiene el prestar mayor atención a nuestra salud de manera integral, como un antídoto que previene enfermedades y síntomas. 

Hasta antes de la pandemia diversas organizaciones feministas y organismos de Derechos Humanos comenzaron hace 20 años a posicionar el tema y el desarrollo de estrategias encaminadas al autocuidado de las mujeres en específico, en ocasiones nombrándola así y en el trabajo con mujeres indígenas como autocuidado y sanación, desde donde se ha encontrado una integración sociocultural del autocuidado con y para mujeres en general y desde la especificidad de las mujeres indígenas. Algunas de estas organizaciones que comenzaron a posicionar estas prácticas fueron Comaletzin, el Centro de Asesoría y Desarrollo entre Mujeres, A.C. (Cadem), el grupo de Graciela Hierro en 1992, el programa de Mujeres del SEDEPAC en 1990 a cargo de Gloria Tello, la Red Latinoamericana de Educación Popular entre Mujeres (REPEM) en 1981 a cargo de Leonor Aída Concha, Kinal Antzetik a cargo de Nellys Palomo, Fundación para la Equidad A.C. (APIS), La Red de Promotoras Indígenas, Asesoría, Capacitación y Asistencia en Salud, A.C.(ACASAC), Grupo de Mujeres de San Cristóbal de las Casas, A.C., Asociación de Mujeres Sobrevivientes de Abuso Sexual (MUSAS, A.C) y el Closet de Sor Juana, entre otras.

¿Cuál es la importancia del autocuidado?

La importancia del autocuidado desde una perspectiva feminista y de derechos humanos, intenta poner a las mujeres en un primer plano y como sujetas de derechos, las cuales pueden decidir y actuar a partir de responsabilizarse de sí mismas y dejar a un lado la dependencia histórica del ser “cuidadas por otros” desde los roles y estereotipos asignados.  Con lo cual, no me refiero a que no es importante el cuidado colectivo, ya que desde diversas posiciones teóricas y filosóficas como el marxismo, el humanismo, la educación popular, el feminismo, el psicoanálisis, y los sistemas comunitarios, entre otras, consideran que la comunidad y el cuidado de sí para sí, forma parte de la salud integral y colectiva desde la completud y no desde la codependencia y/o falta.

Desde esta perspectiva de roles y estereotipos tradicionales las mujeres hemos asumido el rol de dadoras y cuidadoras, anteponiendo las necesidades de las y los demás, dejándose así en un segundo término para descansar, comer, gozar y priorizar nuestras necesidades.   El autocuidado entonces “son actos transgresores y transformadores del mandato patriarcal, de ser para las/los otros/as y nunca para nosotras mismas” (Carolina Ramírez Suárez, Colectiva Sobrevivientes de Feminicidio en México). Por otro lado, Dorothea Orem tiene gran relevancia por sus contribuciones a la teoría del autocuidado, en la cual apunto que “es una actividad aprendida, orientada al bienestar personal y colectivo” a lo cual, la OMS se suma en 1994 definiendo que el autocuidado impacta en  la calidad de vida de las personas a partir de “la percepción del individuo sobre su posición de vida en el contexto de la cultura y sistema de valores en el cual él vive, y en relación con sus objetivos, expectativas, estándares e intereses”.

El autocuidado sin duda tiene que ver con la calidad de vida el cual como concepto se ha ido modificando a través de los años “soñamos con un mundo en donde el autocuidado y el cuidado colectivo no sean un privilegio sino parte de una vida digna para todes” (Luchadoras)

Finalmente, este 2022 el tema central de la campaña anual es Promesa de Autocuidado, Resiliencia para lo cual habremos de concentrarnos en nosotras mismas, apropiarnos de nuestra cuerpa y dialogar, hacernos de herramientas para la identificación y tramite de nuestras emociones, trabajar en nuestra salud mental, física y espiritual, conocer nuestros derechos, considerar un plan de autocuidado en donde se delimite lo que nos corresponde a nosotras, a los otros y al  Estado por supuesto, ya que él es el garante para crear las condiciones necesarias en el entorno social para que las mujeres podamos concentrarnos en nosotras y no en solucionar aquello que no nos corresponde, por lo menos no en lo institucional. El autocuidado en tal sentido, no puede ser un privilegio, sino un derecho de vida.

Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.

@EscamillaBarr