Eres mujer en América latina, la violencia se ha vuelto una parte de tu cotidianidad, al igual que la de 8 de cada 10 mujeres (85%); acoso, violencia machista, amenazas… feminicidio. Intentar acceder a la justicia de una manera transparente, veraz, rápida y sin revictimizaciones sería el escenario ideal para todas; un ideal que dista de ser una realidad en latinoamérica. La vergüenza, el miedo a las represalias, una autoridad sin perspectiva y la culpabilización son algunos de los motivos que resuenan para las mujeres que mantienen en silencio sus denuncias, indica la  ONU Mujeres y Fundación Avon.

La Encuesta Regional de Opinión Pública sobre Violencia de Género, generada en conjunto por estas organizaciones, apunta a que solamente el 1% de las mujeres que vivieron una situación de violencia formalizó su denuncia, mientras que el 52% de las mujeres que denunciaron declararon que el sistema fue deficiente, corrupto o poco adecuado en su camino para acceder a la justicia. 

Los cinco principales motivos por los que la mujer latinoamericana no denuncia 

  • El 40% de las mujeres señaló tener miedo las consecuencias y represalias directas por parte del agresor en su contra o la de sus familiares.
  • El 73% de las mujeres señalaron que sus hijos y/o personas a su cargo representaba una parte importante al momento de decidir denunciar, el miedo imperante a dejarlos en situación vulnerable, que algo les ocurra y en un 14%, señalaron no denunciar porque el agresor es familiar. 

“Una se siente culpable de cómo les estás quitando el papá”, encuestada, México.

  • El 34% de las mujeres encuestadas señalaron sentir vergüenza; un sentimiento que las inhibe de intentar pedir ayuda. La sociedad que juzga, la sociedad moral y la sociedad que se convierte en verdugo de estas mujeres que viven situaciones de violencia obstaculiza que accedan a la justicia, las mujeres sienten vergüenza de acercarse a las autoridades y contar lo que han vivido, se sienten vulneradas y expuestas, aunado a esto, la nula preparación de las autoridades revictimizantes dificultan que el proceso sea empático y de acompañamiento.

“Me daba vergüenza hablar de mis problemas delante de otras personas, porque me preguntaban así, delante de todo el mundo a qué ibas”, encuestada, Argentina.

  • El 30% señaló sentir desconfianza en las autoridades; “sentir que no me van a dar respuesta ni ayudarme”. Esta sensación de incapacidad de las autoridades de actuar en pro de sus derechos es uno de los motivos principales por los cuales deciden no proceder legalmente, pues consideran, no cuentan con las herramientas suficientes para protegerlas y salvaguardarlas.

  • El 26% ha decidido no denunciar por vivir violencia económica y sienten temor de no poder ser independientes o encontrar trabajo, en su mayoría, estas situaciones son propiciadas por el mismo agresor que aísla a las mujeres de sus redes de apoyo, restringe el dinero, excluye y manipula con la finalidad de que la mujer se sienta dependiente de él. Por otra parte, el estudio arrojó que esta violencia económica es una barrera para las mujeres, independientemente de su nivel socioeconómico.

Finalmente, la Encuesta Regional de Opinión Pública sobre Violencia de Género, indica que existe un nivel muy bajo en lo que respecta al conocimiento de lo que es la violencia, la normalizan o consideran que es una parte tradicional de la familia.

“Cuando me acerqué con mi familia, me hicieron comentarios de que, cómo iba a tirar mi hogar por la borda arruinándole la vida a mis niñas; cómo iba a destruir mi hogar”, señala una entrevistada originaria de Colombia. 

Los valores tradicionales y referentes religiosos son una parte muy importante en la vida de la mujer latinoamericana y a la par, esto representa un impedimento para que inicien un proceso legal sin sentir temor o vergüenza. Asimismo, la falta de asistencia legal dificulta que las mujeres puedan acceder a un proceso de este tipo, implica tiempo y dinero, algo que las mujeres (en su mayoría) cuidadoras no poseen.

“Nadie me asesoró, fui a muchos abogados, todo el mundo me pide plata, yo plata no puedo gastar y menos mi tiempo”, entrevistada, Argentina. 

A la par, las entidades judiciales se han encargado de ser otra de las barreras más grandes para las mujeres en situaciones de violencia, revictimizan, culpan, señalan, acosan, ignoran, minimizan, exponen y violentan a las denunciantes. El estudio señala, que la mayoría de las mujeres señaló haber sido maltratada dentro de una de estas instituciones. 

Con esto, podemos concluir que el factor social y jurídica son una parte imperante que determina el porqué las mujeres deciden no acercarse a denunciar a sus agresores; la culpa siempre recae en ellas junto con el miedo. La ONU Mujeres concluye que mientras no existan procesos empáticos con perspectiva de género y una sensibilización social las perpetuación de la violencia continuará a través de nuestro silencio. 

*Con información de la Encuesta Regional de Opinión Pública sobre Violencia de Género