Alejados de aquellas noticias que hacen un nudo en la garganta y de los acontecimientos violentos diarios que duelen, a veces, nacen algunas historias que esbozan una sonrisa por lo increíble que resultan; este es el caso de de Andrew que le pidió matrimonio (nuevamente) a su esposa después de perder la memoria. 

Andrew Mackenzie viajaba con su esposa Kristy en motocicleta cuando fueron impactados por un automóvil; el accidente no tuvo coincidencias fatales, sin embargo, el matrimonio presentó múltiples fracturas y Andrew, un traumatismo craneoencefálico que lo haría perder la memoria de los últimos 29 años de su vida. 

Los Mackenzie fueron trasladados de urgencia, siendo Andrew quien permaneció inconsciente por más tiempo, pues además de su traumatismo, su pulmón se encontraba perforado. Varios días después de múltiples intervenciones, el hombre recobró la consciencia, no recordaba a sus hijas ni nada de lo acontecido desde 1993, el único recuerdo vago que permanecía: su esposa Kristy. 

El día que despertó, el hombre preguntaba insistentemente a su hija (quien creía trabajaba en el hospital) “¿en dónde está mi chica?, ¿qué tiene?, déjenme verla”

Kristy señaló que había insistido en ver a su esposo días atrás pero el personal se había negado por lo que la situación la hacía sentir profundamente impotente, sin embargo, al encontrarse ante la insistencia de los esposos, decidieron reunirlos. 

Aunque el momento del reencuentro ya era lo suficientemente feliz para los Mackenzie, en cuanto Andrew miró a su esposa entrar, no pudo contener las lágrimas y le pidió matrimonio nuevamente. 

“Lo primero que recuerdo es preguntar por mi chica, y después ver a una mujer en una silla de ruedas a lado de mi cama. Se veía muy preocupada y quería que yo mejorara rápido... ella era el amor de mi vida”, explicó Andrew a diversos medios. 

Al respecto, Kristy señaló que su convivencia había tenido grandes resultados, pues en menos de 24 horas, su esposo se veía más ágil y le gustaba preguntarle muchas cosas de su vida juntos. 

“En tan sólo 24 horas, empezó a venir a preguntarme cosas de nuestra vida, y yo estaba tan asombrada de ver su avance que no pude evitar llorar de felicidad; al final del día ya era una persona nueva”, comentó la mujer. 

Casi dos semanas después, los Mackenzie finalmente estaban dados de alta y en su hogar, Andrew no ha recuperado en su totalidad los recuerdos, sin embargo, él señala que aunque olvida muchas cosas, le es imposible olvidar quién es el amor de su vida. 

La familia decidió pasar unas vacaciones juntos y el matrimonio aprovechó la ocasión, para renovar sus votos; “ella dijo que sí aunque ya llevábamos 37 años juntos… o algo así, lo importante es que aceptó”, afirmó Andrew, quien se encuentra en terapia de rehabilitación y compartiendo con sus hijas un paso a la vez. 

Y aunque esta historia concluyó con un segundo matrimonio y la felicidad romántica de los Mackenzie, es importante señalar que no es una situación aplicable para todxs, pues el matrimonio siempre es una decisión a consciencia y de acuerdos; la media naranja predestinada y la idea de un amor único en la vida, refuerza el concepto del amor romántico, por lo que es necesario arrancar estas ideas y observar el amor como lo que es, un sentimiento expansivo de comprensión y compañerismo que podemos compartir en plenitud, con nuestra familia, amigos, mascotas, compañeros y pareja. 

La importancia de la familia ante la pérdida de memoria

De acuerdo al portal especializado NeuroClass, el papel de la familia es fundamental en el proceso de rehabilitación de un paciente con pérdida de memoria; aislar a un paciente de sus seres queridos y/o el contexto es un acto que atenta directamente contra su recuperación. 

Asimismo, se señala que la familia como red de apoyo es la pieza clave para la reinserción del individuo, a la par, es necesario que la red de apoyo sea orientada por un especialista que les informe sobre diversas herramientas y soluciones para atravesar este proceso, el portal rescata los siguientes aspectos. 

  • Enseñar las estrategias en situaciones reales.
  • Ayudar a aplicar las estrategias en todos los contextos.
  • Facilitar la generalización de los procesos terapéuticos.
  • Dar ayudas verbales y/o visuales.
  • Reforzar las conductas o los refuerzos.
  • Enseñar habilidades de enfrentamiento y solución de problemas para mejorar cualquier situación de conflicto.
  • Dar apoyo emocional y propiciar espacio para compartir sus propias frustraciones.
  • Proporcionar conocimiento sobre los recursos disponibles para que la familia pueda recibir ayudas.
  • Generar e informar sobre redes sociales y grupos de apoyo.

El papel de la familia en el proceso de recuperación, no sólo brinda información relevante sobre el paciente sino también, generan un espacio seguro que fomenta que el individuo sienta pertenencia, a la par, es necesario que la familia reciba atención profesional para recibir apoyo y terapia, pues se trata de una situación traumática bilateral que debe ser tratada.