¿Cuántas veces has escuchado “pero ve cómo estaba vestida” o “estaba borracha, por eso le pasó” cuando se habla de una mujer que ha sufrido algún abuso? Estas frases, aparte de estar llenas de machismo, también son una manera de revictimización en donde la responsabilidad del crimen recae en la víctima simplemente por no “cumplir” con las normas morales de la sociedad.

Las mujeres que han experimentado un acto de violencia social o violación a sus derechos humanos, y han quedado en situación de víctimas, generalmente experimentan una “suma de violencias”, provocándose una “multivictimización”, la primera por el acto vulnerante en sí mismo (como lo es la violencia sexual), la segunda derivada de la violencia institucional y la tercera por las condiciones de vulnerabilidad, exclusión, estigmatización y olvido social, afirma el artículo "Violaciones graves a derechos humanos: violencia institucional y revictimización".

Generalmente, la revictimización se encuentra presente cuando la víctima denuncia el abuso que ha vivido y son las autoridades quienes ejercen violencia contra ella, esta violencia puede darse de manera activa (actitudes y comportamientos agresivos), o pasiva (omisión de funciones, pérdida de documentos, etc.). De acuerdo con el autor y psicoanalista Rene Käes, las instituciones pueden ejercer violencia y revictimización en contra de las víctimas de las siguientes maneras:

  • La inversión del objetivo institucional: cuando la institución se desvía de su meta y termina promoviendo exactamente su opuesto. Por ejemplo, una institución que se dedique a la atención y apoyo a víctimas que termine provocando revictimización y generando más víctimas.

  • El incremento patológico de la institución: la institución refuerza o crea violencias hacia sus trabajadores. Por ejemplo, el trato durante la entrevista a víctimas, la falta de sensibilidad y especialización teórico-práctica puede provocar el incremento de angustia y malestar de la víctima.

  • El mimetismo patológico: cuando la institución mantiene la misma problemática que pretende tratar. Es decir, todas las instituciones afectadas por un “Estado” violento, cuyas únicas soluciones giran en torno al maltrato al que son sujetos sus miembros en el día a día, actúan conforme a lo que su cotidianidad les ofrece; esto provoca que permanezca el ciclo revictimizante y de violencia.

 

Por otra parte, la revictimización también pone en duda la narrativa de la víctima y deja de lado evidencias físicas que muestran la agresión vivida. Esta revictimización también se puede ver en la exposición de la vida privada de la víctima, ya que se ve como una situación penosa, haciéndola sentir como culpable del acto violento que cometieron contra ella, así como un trato que minimiza su experiencia traumática.

Esta manifestación profunda y, casi siempre, normalizada e invisibilizada de violencia tiene las siguientes consecuencias para la víctima:

  • Impide a las personas el ejercicio pleno de sus derechos humanos y la satisfacción de sus necesidades básicas.

  • Es la que, por su forma y propiedades, genera las condiciones para que se ejerza la violencia directa e institucional.

  • Permite introducir los mecanismos de ejercicio del poder como causantes de exclusión y de privación de necesidades básicas, derivado de sus prácticas y políticas.

Revictimización en medios de comunicación

México enfrenta altos índices de violencia contra las mujeres y las niñas, derivado de un grave problema de violencia machista que ha desembocado en diversas expresiones de agresividad donde las más trágicas terminan en desapariciones, homicidios violentos y feminicidios

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A pesar del avance en materia de género, los medios de comunicación aún continúan reproduciendo prácticas revictimizantes y machistas cuando se trata de abordar casos de feminicidio y, ante el panorama de México, es vital comenzar a crear nuevas narrativas sobre la perspectiva de género dentro de los medios encargados de difundir información precisa.

El fenómeno de revictimización se da en todas las esferas de la sociedad, por lo que es importante comenzar a nombrar las diferentes formas de violencia y evitar que el machismo continúe culpando a las mujeres por cómo iban vestidas, hacia donde se dirigían o cuánto alcohol habían ingerido.