Pachuca.— La reciente reforma constitucional en materia de bienestar, cuidado y protección animal no faculta a los estados para prohibir las corridas de toros, sino únicamente para regularlas, afirmó el conferencista Raúl Pérez Johnston, abogado defensor de la Tauromaquia.
Pérez Johnston destacó que la esencia de la tauromaquia radica en la "atemperación" del toro de lidia, un proceso que, aunque controvertido, es fundamental para transformar la fuerza y violencia natural del animal en arte. "La regulación en modalidad de corridas sin violencia no es una corrida de toros y ese espectáculo no se puede dar", tal como ocurre en la Plaza México, que mantiene suspendidas las corridas de toros, explicó.
El experto señaló que la prohibición de elementos esenciales como la pica del toro, que permite atemperar su carácter, impediría la realización de la lidia y, por ende, del espectáculo taurino tal como se conoce. "Sin esos elementos esenciales la lidia no se puede dar", enfatizó.
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Pérez Johnston hizo hincapié en que la obligación del Congreso de expedir una Ley General en Materia de Bienestar Animal, considerando la naturaleza y características de los animales, ya ha vencido. Sin embargo, precisó que esta ley no puede desconocer la tradición cultural y artística de la tauromaquia, que ha prevalecido por 500 años.
El conferencista advirtió que las "corridas sin violencia" constituyen una prohibición velada, ya que imponen condiciones de imposible cumplimiento para la realización de la lidia.
Los estados, según Pérez Johnston, solo están facultados para regular la actividad, con posibilidad de modificar aspectos como las puyas, banderillas o el número de intentos para matarlo, o bien reducir la sangre, tal como ocurrió con la introducción de los petos para los caballos, pero sin alterar los elementos esenciales de la lidia.
La tauromaquia
la tauromaquia -dijo - es una tradición que ha generado arte, literatura y economía, y que forma parte del patrimonio cultural. Tan sólo en Hidalgo existen 13 mil hectáreas para pastar, 8 mil toros de lidia, 60 espacios para la tauromaquia y 40 ganaderías taurinas.
El conferencista negó que se trate de una tradición española, toda vez que fue asumida por los pueblos originarios de México, incluyendo el estado de Hidalgo, como parte de sus tradiciones y costumbres.
El toro de lidia
Argumentó que el toro bravo es un animal de aprovechamiento sui generis que vive en semilibertad y que su sacrificio, en el contexto de la tauromaquia, contribuye a la sustentabilidad de la raza, a diferencia de la caza deportiva.
Aseguró que no se trata de un animal doméstico, mucho menos silvestre, pues es de aprovechamiento sui generis, semi-independiente y que participa en el ecosistema alrededor de una fiesta de toros. Destacó que de cada 100 toros sólo siete son sacrificados, y esos siete permiten dar sustentabilidad a los otros 93 que no van a pisar una plaza.
Finalmente, Pérez Johnston criticó que el debate esté centrado en la fiesta brava, cuando también existe la caza deportiva y la cacería tradicional, ambas fuera del debate.
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