Pachuca.— Al menos una veintena de trabajadores del programa federal Salud Casa por Casa fueron obligados a renunciar tras ser señalados de “no cumplir con las metas” de atención, pese a que aseguran que las condiciones geográficas y la falta de material médico hacían imposible cubrir los objetivos impuestos.
Enfermeras, enfermeros, médicos y personal de apoyo acudieron a este medio de comunicación para denunciar una serie de irregularidades y excesos dentro del programa operado por la Secretaría del Bienestar federal, ellos afirman que fueron despedidos sin justificación y sin contar con derechos laborales básicos.
De acuerdo con los testimonios, el personal debía visitar al menos a 10 pacientes por día; sin embargo, la dispersión de las comunidades y la falta de insumos impedían cumplir la meta. “Hay casas que están a más de 30 minutos de distancia caminando, y con cada paciente se requiere entre 40 minutos y una hora de atención. Es imposible llegar a las diez visitas diarias”, señalaron.
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Los insumos se terminaron
Los trabajadores relataron que, con el paso de los meses, el material médico que se les entregó al inicio, cuando incluso vino la presidenta Claudia Sheinbaum a dar el banderazo de inicio del programa, tales como guantes, abatelenguas, cubrebocas y gel antibacterial, se agotó sin que hubiera reposición del mismo. Ante ello, muchos tuvieron que costear con su propio dinero parte del equipo necesario para brindar atención básica.
“Nosotros terminamos comprando el material con nuestros recursos, porque nunca nos dieron respuesta. Así no se puede trabajar, y aun así nos exigen cumplir metas como si todo estuviera en orden”, expresó una de las denunciantes.
Además, denunciaron que la aplicación con la que registraban las visitas presentaba constantes fallas técnicas. “Con las actualizaciones se perdían los datos o no aparecían los beneficiarios, y eso también nos atrasaba. Lo reportamos, pero el problema duró casi 10 días”, agregaron.
Otro de los señalamientos es que el personal no cuenta con contrato formal desde el inicio del programa, ni con seguridad social. “Si nos enfermamos, nos mandan al centro de salud y de ahí nos derivan a otras instituciones. No tenemos prestaciones ni certeza laboral”, denunciaron.
El programa perdió su espíritu
La falta de insumos, afirmaron, redujo la atención médica a simples censos o medición de signos vitales, ya que incluso se quedaron sin tiras reactivas para medir glucosa.
Pese a las reiteradas quejas, los denunciantes aseguran que los directores regionales ignoraron los reportes y, por el contrario, comenzaron a exigir renuncias bajo el argumento de “falta de ética y compromiso” para cumplir las metas; de ahí que piden que se les voltee a ver y se evite la injusticia de ser despedidos cuando ellos no son responsables de las condiciones laborales en las que realizan sus visitas.
“Nos acusan de no tener compromiso, pero no dan condiciones para trabajar. Hay compañeros que tienen que atender entre 500 y 800 pacientes al mes. Es inhumano”, lamentaron.
sjl