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De limpiaparabrisas, Héctor busca sacar adelante a su familia

“Todo esto lo hago por mi familia, tengo dos hijos y pues hay que echarle ganas para llevar el pan a la casa”

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- Apenas el semáforo se puso en verde y los carros retomaron su andar, Héctor Bautista se fue a sentar en unas tablas de madera que estaban sostenidas por unos tabiques. Ahí se improvisó un banco de descanso.

Pasaban las dos de la tarde. Con un jalador para ventanas, una esponja y una botella de refresco llena de jabón, llegó desde temprano a trabajar al crucero que está entre el bulevar Colosio y la carretera Pachuca-Tulancingo. Él es limpiaparabrisas.

Todo esto lo hago por mi familia, tengo dos hijos y pues hay que echarle ganas para llevar el pan a la casa… aunque a veces sí es muy cansado, pero más que nada estar soportando el mal humor o mala vibra de las personas (automovilistas) quienes muchas veces te hacen el feo, te ven mal o hasta te avientan el carro”.

Mientras conversaba con el reportero, Héctor, quien vestía de suéter, pantalón de mezclilla verde, gorra negra y unos lentes tipo aviador, abrió una lata de cerveza para refrescarse del calor invernal “que pega más fuerte que otros” y, también, para “darse valor”, dice, pues muchas veces “la gente es dura”.

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Comenzó a trabajar desde que tenía 11 años: desde bolear zapatos, cargador en la Central de Abastos de Pachuca, chalán de plomero, carpintero y albañil hasta vendedor de quesos… hoy tiene 34 años y lo que le importa es sacar adelante a su familia.

Yo estudié solo hasta el tercer año de primaria, pues como era burro, ya no le seguí, para qué desperdiciar el dinero (decía), por eso me puse a trabajar para ayudar a mi jefecita y pues la vida me ha puesto ahora aquí en el crucero”.

Tiene esposa y dos hijos, uno de seis años y otro de un año y medio, vive en un cuarto que construyó en un terrenito que le dejó su mamá en la colonia Felipe Ángeles, cerca de la 11 de Julio, Mineral de la Reforma. Por esa familia, todos días sale de su casa a buscar el sustento.

Aquí yo llego entre nueve y diez de la mañana. Dependiendo cómo esté la movida, me voy como a las ocho o hasta las 10 de la noche. Aunque a veces se está mucho tiempo tratando de limpiar los carros, no todos te dan propina. Lo máximo que he logrado juntar en un día fueron 400 pesos, ese día sí que me fue bien, pero hay otros donde de plano nos vamos con menos de 100 pesos”.

Así como él, jóvenes y adultos mayores, tratan de ganarse la vida al realizar actividades en la vía pública de la zona metropolitana de Pachuca, “pues de algo tenemos que vivir”, comenta y a continuación le da un sorbo a su cerveza.

Por ello, a través de este medio, pidió a los automovilistas no los juzguen ni los vean mal, “ya que muchos estamos aquí por necesidad, no hacemos nada malo, solo queremos ganarnos la vida para llevar el taco a la casa… quizá sí hay chavos que de aquí sacan para el vicio, pero realmente son pocos”.

Sin perder el entusiasmo, finalmente, Héctor comenta que en la vida lo más importante es estar activo, haciendo cualquier trabajo de forma honrada, pues eso hace que no se piensen en cosas malas.

Tras unos minutos compartiendo su historia, se incorpora para retomar el trabajo. El semáforo ya se puso otra vez en rojo y esperará terminar temprano para ir a ver su familia.

 

sjl